martes, 10 de noviembre de 2009

Nueva vecina (Drake)

Hoy es el segundo día que Claire y yo rompimos, y se me está haciendo insoportable. Ayer ni siquiera me miró, y estaba roja, se notó que había llorado toda la mañana. Me duele tantísimo verla así... apenas puedo...
Me levanté sin ganas, total, ¿para qué? Claire no se atreve ni a hablarme, y los demás... bueno, por lo menos me hablan, pero están algo enfadados. Me vestí, y miré hacia el despertador. ¡Era muy tarde! Bajé rápidamente, sin hacer la cama, cogí la mochila y me fui a la cocina. Mi madre estaba sentada, y al verme abrió mucho los ojos.
-¡Drake! ¿Qué haces todavía aquí? ¡Tu hermana ya se fue!
-¿Ya? Entonces me doy prisa.
Salí dando traspiés por el vestíbulo hasta llegar a la puerta. Al cerrarla detrás mía, vi que una chica con el pelo rizo salía de la casa de al lado -¿pero no estaba inhabitada?- y pasaba delante mía corriendo e intentando no caerse con el peso de la mochila. Nunca la había visto. Oh, seguramente la casa se había vendido y ella sería mi nueva vecina. Detrás de ella apareció un niño de unos nueve o diez años que también corría y que no paraba de gritar.
-¡Paula, espera! ¡No me dejes atrás!
-¡Corre, que llegamos tarde! ¡Eso te pasa por levantarte tarde, y yo aún por encima esperar por ti!
El niño debía de ir al colegio de primaria de al lado del instituto. ¿Esa tal Paula sería nueva? ¿Por qué últimamente no dejan de llegar alumnos nuevos? Cuando pasó de mí, se giró y se me ha quedado mirando, y sin darse cuenta, se estampó contra una farola. No me dio tiempo a avisarle. La chica se llevó una mano a la frente, que estaba roja del golpe, se sonrojó y miró hacia su hermano, que estaba detrás.
-¡Tonta! ¡Venga, vamos! -el niño le cogió la mano y se fueron corriendo.
Miré mi reloj. ¡Ay, dios, era muy, muy tarde! Dejando de lado mis pensamientos, yo también salí corriendo. Al llegar allí, fui hacia mi taquilla. Vaya, me dejé los libros ahí, y aún por encima no recuerdo la combinación. Maldito estúpido... A ver... ¿mi cumpleaños? No, eso no... Me di unos dos golpes en la frente con la taquilla para ver si recordaba, pero alguien me frenó. Miré hacia la derecha, y allí estaba la misma chica de antes. Miraba hacia el papel de los horarios, pero parecía perdida.
Una especie de dolor me cruzó el pecho. Esa chica... Paula, me recuerda tanto a Claire su primer día... Intenté tragar saliva, pero tenía un nudo en la garganta. Miré hacia otro lado, pero la chica me vio y vino hacia mí.
-Oye, perdona... -la miré con ternura, no podía evitarlo- Esto... ¿te pasa algo? ¡Ah! ¡Tú eres el tío que vi en la puerta de la casa de al lado! Y que sepas que por tú culpa me di contra la farola.
-Oh, vaya, lo siento.
-Ahora en serio, pareces... perdido, incluso mucho más que yo, que ya es decir. ¡Oh, me recuerdas a Joe, uno de los Jonas!
-¿A quién? -me quedé a cuadros. ¿De qué me estaba hablando ahora?
-¿No sabes quién es? Pues vaya.
-Sí, bueno... ¿Quieres que te ayude?
-¿Pero no tienes clase? -miré hacia mi reloj otra vez.
-Sí, pero... Total, ya empezaron hace media hora, no hace falta.
Además que me toca Física y Química, es decir, al lado de Claire, y ahora mismo no me apetece...
-Oh, muy bien. Vale, ¿me puedes explicar dónde están las malditas clases? Porque llevo dando vueltas como una loca y no encuentro la mía.
-Muy bien. Oh, por cierto, yo soy Drake, encantado. -le tendí la mano.
-Oh, pues yo Paula, pero creo que ya lo habías oído de mi hermano cuando íbamos corriendo. Encantada yo también. -me la tomó, y las soltamos.
Era una chica bastante peculiar, pero me caía bien. Me recordaba... a mí, aunque no sé por qué.