El mundo se me había caído encima. Drake no quiere volver a verme, aunque es inevitable ya que estamos en el mismo instituto pero... ¿y qué? Si no vuelve a decirme nada, si... ya ni me mirara... No lo soportaría.
Después del embrollo de antes, fui caminando por el pasillo cabizbaja, reprimiendo unas lágrimas. Cuando ya llevaba unos cinco minutos andando sin rumbo fijo, me topé con Nike, que no paraba de sonreírme. Alcé la cabeza para mirarle mejor.
-Nike, ¿qué pasa? -le pregunté sin muchas ganas.
-Oh, nada, nada. Pero ¿sabes qué? Quizá ya no te interese porque... bueno, ya no estás con Drake, pero he visto que se estaba besando con su amiga... ¿Cómo era? ¿Paula?
¿Qué?
-¡¿Qué?! -grité.
No me lo podía creer. Acaba de romper conmigo, ¡¿y ya está con otra?!
-Sip, y creo que ahora vienen para acá...
-Eso significa... ¿que lo nuestro no fue nada para él? -murmuré para mí.
-Oh, bueno, también oí que él le decía que ya te había olvidado por completo... -se encogió de hombros- Qué cosas, ¿verdad? Parecía que te amaba mucho, pero sólo fingía.
-¡¿Cómo sabes tú eso?!
-Porque se lo acaba de decir. Querida, sólo te estaba usando para que las demás estuvieran celosas y ligar más.
-No... no puede ser...
Simplemente... cómo he estado tan ciega... ¿Cómo alguien cómo él querría estar conmigo sin nada a cambio? Menuda ingenua...
-¡¡Claire!! -oí desde la esquina del pasillo entre ruido de pasos.
-Bueno, yo me voy ya. Qué tengas suerte. Oh, y... lo siento. -dijo mi acompañante.
-Gracias, Nike, por decírmelo. -me sonrió.
-Por ti cualquier cosa, guapa.
Y se marchó. Esperé a que llegara el que me llamó, y apareció al cabo de unos tres segundos. Yo me crucé de brazos con el ceño fruncido. Drake y la tal Paula se pararon a un metro de mí, cansados. ¡¿Cómo se atrevían a venir después de eso?!
-Claire, yo... -empezó él.
-No. No hace falta que me digas nada. Ya lo sé.
-¡¿Ya... ya lo sabes?! ¡Pues de verdad, lo siento, no sabía que...!
-¡¿Que no sabías qué?! Mira, me lo acaba de decir Nike. No hace falta que te molestes.
Ambos abrieron mucho los ojos.
-¡¿Qué te dijo esa maldita rata?!
-¡¿Que qué me dijo?! ¡Pues la verdad! ¡Que vosotros dos os estuvisteis besando y aún por encima que tú...! Bueno, da igual, porque...
-¡¿Quééé?! -gritó ahora Paula- ¡Yo no me lié con éste! ¡Ni harta de vino!
-Gracias, mujer... -murmuró Drake por lo bajo- ¡Pero es verdad! ¡Te mintió! ¡Nosotros no...!
-¡Dejadlo ya! Ya no me importa lo que digas. Mira, ahora soy yo la que no quiere que me vuelvas a dirigir la palabra. Y también me dijo lo que intentabas cuando salías conmigo. Pero... ¿sabes que te digo? Que me da igual. Que seáis muy felices juntos.
Los dos me miraron confusos, me volví y me marché por dónde se fue Nike. Supongo que ahora él sería mi apoyo... Aunque no creo que me recupere de que Drake no me quisiera nunca...