No podía ser. Esto no me estaba pasando. Estaba tumbada bocabajo sobre mi cama llorando. No me podían hacer esto. Cada vez que recuerdo la discusión que tuve con mis padres al llegar a casa...
Entré por la puerta totalmente feliz de volver a estar con Drake. Mis padres estaban en la cocina, escena que recordaba cuando quise volver al instituto. Eso era malo. Entré y mi padre me señaló para que me sentara. Como la otra vez, pero esta vez no me dijo que dejara la mochila en mi habitación, así que la dejé caer al suelo y me senté.
-Cariño... a ver... como decírtelo... nos vamos. -empezó mi madre.
-Ah, pues vale. Que os divirtáis.
-No, no me has entendido. Nos vamos... todos.
-¿A dar un paseo?
-No. Nos vamos de aquí. Nos vamos a mudar. -cuando dijo esas palabras, una gran punzada de dolor me cubrió todo el pecho.
-No. No puede ser. ¡¿Por qué nos vamos?! ¡¿Por qué?! ¡¡No me podéis hacer esto!!
-Cielo -dijo mi padre- tienes todo el derecho a enfadarte, pero...
-¡¿Pero por qué?!
-A tu padre le han destinado a Francia.
Me quedé con la boca abierta.
-¡¿Fr...Francia?! ¡¡Pero... Pero eso está en Europa!! ¡No! ¡No quiero!
-Pero tenemos...
-¡¿Y por qué no va papá solo?!
-Gracias mujer... -dijo haciéndose el ofendido.
-¡Además me acabáis de meter en el instituto! ¡Y nos mudamos hace solo un mes! ¡¿Por qué me hacéis esto?!
Y subí a mi habitación.
Recordar eso me dolía muchísimo. Es como si Drake y yo no pudiéramos estar juntos... ¿Amor prohibido? Desde luego, siempre me pasa todo a mi... Me pregunto cómo reaccionaría Drake con la noticia... Después de verle aquel sábado cuando fue la discusión... ¿Y si cuando nos vayamos ya no le vuelvo a ver? Seguramente yo no le olvidaría, pero quizás él si a mi.
Me levanté y me miré en el espejo de mi tocador. Tenía toda la cara roja, con lágrimas y estaba algo despeinada, pero me daba exactamente igual. me metí en la cama e intenté dormir, pero no podía. Lloré hasta más no poder, pensando solo en él. Al final me dormí.