Esta noche a penas volví a dormir. Desde la última vez que había venido el loquero había espeorado. Ahora estaba más delgada, tenía ojeras y no dormía, ni quería comer. Tampoco salía de la cama. El médico les dijo a mis padres que si seguía así podría morir, pero a mi me daba igual si no estoy con Drake. Mi madre estaba desesperada buscando soluciones para mi problema, y mi padre estaba igual o incluso peor. Les escuchaba llorar a ambos desde mi habitación. Me dolía mucho, pero...
Nunca había entendido los libros de amor como Romeo y Julieta dónde uno se suicida si el otro se muere... o morir por amor, o morir por el que se ama... Me parece que ya lo entiendo, ya que es lo que me iba a pasar a mí. Me pregunto como estará él... si está cómo yo, o si está todavía intentando superarlo, o si ya me había olvidado por completo, que es lo más seguro... De repente escucho petar en la puerta:
-Esto... Claire... cariño, ¿puedo entrar? -era la voz de mi madre.
Yo no dije nada. Entró acompañada -otra vez- de otro médico. Ya me estaba hartando, pero no me extraña. Si yo tuviera una hija y se estuviera muriendo me volvería loca, y aún por encima hija única. El médico se acercó a mí y me tocó la frente. Frunció el ceño y miró hacia mi madre.
-La frente está muy caliente, demasiado, y su aspecto no es que mejore... -se dirigió a mí- Claire, di algo.
Yo no hice nada, otra vez.
-Está bien... esto... ¿no tienes hambre? Venga, necesitas comer algo... -parecía realmente preocupado, pero tampoco hice nada.
El aludido se levantó resignado y salió con mi madre al pasillo. Escuché lo que decían:
-Señora, ¿sabe si la chica tiene algún problema?
-¿Problema? Creo que no... a no se que no me lo dijera...
-Pues yo que usted lo averiguaba o buscaba la causa de su enorme depresión. Se le nota en los ojos que le preocupa algo. ¿Le contaba sus problemas a usted?
-Esto... es que no... no he tenido tiempo para ella y...
-Mmm... debería haberla escuchado. Bueno, su curación sólo lo puede decir el tiempo, lo siento mucho...
-No, gracias doctor. -escuché pasos que bajaban las escaleras.
Mi madre entró en mi habitación. Miré hacia ella. Tenía los ojos llorosos y la cara roja. Me giré sobre la cama mirando hacia la pared, ya que yo empezaba a llorar otra vez, pero no por el mismo motivo.
-Claire... por favor... por favor. Dime qué te pasa y encontraré la manera de solucionarlo... por favor cielo... De verdad que si te pasa algo yo... por favor...
No contesté. Seguía llorando. Al final se fue, podía escuchar sus sollozos. Sé que no me queda mucho, aún así... Si... si sólo pudiera verlo... sólo verlo una vez más...