-A-a-a-a-a ¡¡¿¿Francia??!! ¡¡¿¿Tú sólo??!! -dijeron ambas al unísono.
Yo sólo pude asentir.
-¡¿Pe-pero estás loco?! ¡No puedes...! -empezó Carla.
-Si, si que puedo -dije firmemente- ya no lo soporto más, y aún por encima Claire sufre por mi culpa. Es lo menos que puedo hacer. Además, la necesito. Y ya no se hable más.
-¿Y... cuándo te vas?
-Hoy por la noche.
-¿Y el billete? ¿Y para ir al aeropuerto? ¿Tienes suficiente... y además, qué les vas decir a tus padres?
-El billete lo pido por internet, les digo que sea para esta noche, y por supuesto cogeré uno de los coches de mis padres, ya irán con el otro a por él, y si, tengo suficientes ahorros para ir... aunque no para volver. Tampoco es que importe. Ya me las arreglaré. Y en cuánto a mis padres... Bueno, supongo que con una nota...
-¡¿Una nota?! -gritó Carla.
-¿Y qué quieres? Yo creo...
-Bueno, pero entonces... Vale, yo no te lo discuto. Pero por lo menos haznos un favor a las dos, mándanos una llamada perdida al móvil cuando llegues al aeropuerto y si dios quiere, a Francia, para saber que estás bien, ¿quieres? -asentí.
Era una petición bastante fácil de cumplir así que...
-Por supuesto. Emm... No... no le digáis nada a Mike... ya que él si que me lo prohibiría...
-Tranquilo, se lo diremos cuándo estés ya allí. -volví a asentir.
Me despedí de las dos, que empezaron a llorar, me dieron un abrazo. Llamé a Sofí y nos fuimos. Durante el camino me miraba seguido, y después de no aguantarlo más, le repliqué.
-¿Por qué me miras así?
-¿Por qué lloraban tus amigas y te abrazaron? -fruncí los labios.
Ella era una buena hermana, y seguro que no se lo diría a nuestros padres, así que...
-Bien, Sofí, puede que después de lo que te voy a decir me grites, llores o no me dejes, pero tengo que hacerlo. -frunció el ceño extrañada- Bien, verás... Me voy esta noche.
-¿A dónde?
-A Francia. Voy a ir a ver a Claire...
-¡¡¡¿¿¿Cómo???!!! ¡¡¿¿Q-q-q-q-que te vas??!! ¡¡¿Pero por qué?!!
-Porque... a parte de que ya no aguanto más estar sin Claire, ésta sufre depresión por mi culpa, y no puedo permitir eso. Así que me voy.
-¿Lo dices en serio?
-Completamente. -como me imaginaba, se echó a llorar, y me abrazó muy fuerte, tanto que gemí por el dolor del todavía pulmón dañado. Me soltó.
-Ups, lo siento. ¿Y cuándo vuelves?
-No lo sé... pero te agradecería que no se lo dijeses a nadie. A nadie, repito. -ella se limitó a asentir.
-Pero cuando llegues... ¿me llamas?
-Si, tranquila.
-Espero que tengas suerte. -me sonrió. No pude evitarlo y también sonreí.
Al llegar a casa hicimos toda la rutina como si no pasara nada. Después de cenar me puse en el ordenador, entré en la página y pedí el billete necesario. Me lo dieron sin problemas. Preparé una maleta-mochila con sólo lo necesario, con por supuesto lo más importante el papel dónde está apuntado la dirección, lo dejé debajo de la cama, me puse el pijama para despistar y bajé. Fui hacia mis padres para despedirme y subí acompañado de Sofí. Me despedí de ella también, y me acosté en cama. Hasta que mis padres se durmieron, no me levanté. Luego me vestí, cogí la mochila y bajé las escaleras silenciosamente. Cogí un papelito y un boli para escribir la nota. Busqué las llaves del coche de mi padre, cogí la chaqueta, salí de casa y me fui. Subí al coche rojo, arranqué y me encaminé al aeropuerto. Al llegar, antes de entrar, llamé por el móvil primero a Alex y luego a Carla. Entré, pedí el billete, facturé todo y me dirigí hacia el avión por aquel extraño tubo acompañado de también varios desconocidos, como una familia, alguna que otra pareja o personas que iban solas. Me senté en mi sitio y esperé. Esta sería una noche muy larga. Cuando escuché la voz femenina que salía del monitor para indicar que nos abrochásemos los cinturones en varios idiomas, me dormí.