Me desperté por la mañana todavía disgustada. Menuda la que se montó el sábado... Miré el despertador, todavía era muy temprano. Bajé y como no, estaba mi madre desayunando con su maldita y rutinaria tostada en la mano. Al verme sonrió lo más cálidamente posible, pero yo le rehuí la mirada.
-Cariño... -empezó.
-No, no quiero saber nada. -me cruzé de brazos.
-Bueno, está bien, pero... ¿te puedo pedir un favor?
-Depende de que favor.
-Verás... he... he visto que ese chico y tú sois muy amigos y... no quiero que vuelvas a verle.
-¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Por qué?! ¡Además, va a mi instituto! ¡Tendré que verle aunque no quiera!
-¡¿Como?! ¿Va a tu mismo colegio? Bueno, eso ya no será un problema.
-¿Qué?
-Te cambié de colegio. Es otro por aquí cerca. Mañana irás al otro. -me quedé con la boca abierta. ¿Me cambió de instituto solo por una estúpida riña con otra madre de hace mucho tiempo?
-¡No! ¡Me da igual lo que digas! -y subí corriendo a mi habitación llorando. Era increíble que me prohibiera verle y quisiera cambiarme de instituto.
Después de desayunar y todo lo demás, fui hacia el instituto. Me dirigí a mi grupo. Todos me saludaron menos Drake, que ni siquiera me miró como hacía siempre. ¿Qué le pasaba? Mientras los demás hablaban, yo no paraba de mirarle. Se le notaba que estaba serio. Levantó un momento su mirada, pero hacia su hermana, que estaba un poco lejos con su grupito. Ésta le miraba triste y soltó un profundo suspiro, y miró hacia otra parte, como él. Algo pasaba...
Durante las clases, cuando nos tocaba en la misma tampoco me miraba, y en física y química, cuando estábamos los dos en la misma mesa, ni me hablaba. Después de clase hablaría con él. Pasó todo el día, y él seguía igual. Al final de las clases, todos se iban, pero yo fui un momento al baño del instituto. No podía contener las lágrimas... De repente, petaron a la puerta. Y le escuché, su voz atercipelada.
-Claire... ¿podemos hablar? -me sequé las lágrimas con el papel de secarse las manos, me lavé la cara con agua y salí. Estaba esperando apoyado en la pared de enfrente con los brazos cruzados y mirando hacia abajo. Cuando fui hacia él alzó la mirada. Se veía que estaba bastante mal, como si en cualquier momento se cayera al suelo desmayado.
-Drake... ¿qué te pasa? ¿Estás bien? -le pregunté preocupada.
-Tenemos que dejarlo. -dijo sin mirarme. En ese momento se me cayó el mundo encima. ¿Dejarlo? ¿De qué estaba hablando? Pensé que bromeaba, pero en sus ojos no había ni una pizca de humor. Estaban como vacíos...
-¿De qué...?
-No podemos estar juntos, ni siquiera hablarnos. Seguro que tu madre te dijo algo al respecto.
-Si, pero...
-Hazle caso. Por favor. -tenía un gran nudo en el estómago y en la garganta. No me salían las palabras. Empecé a sollozar.- Por favor, no llores. No... no soporto verte sufrir, y aún por encima por mi culpa. -se acercó a mi y me abrazó con todas sus fuerzas.
-Me cambiaron a otro instituto. -le solté sin pensarlo. No pude verle la cara, pero se puso rígido unos momentos, suspiró profundamente y luego se relajó.
-Será lo mejor. -me besó el pelo y luego se separó- Adiós. -cogió su mochila del suelo, se la puso en el hombro y se fue. Empecé a sollozar otra vez, pero llorar no me iba a servir de nada, así que cogí la mía y me fui a casa. Durante el camino me quedé sumida en mis pensamientos. Cuando me quise dar cuenta ya había llegado. Entré, fui corriendo a mi habitación, me tiré encima de la cama y volví a llorar. De repente escuché petar en la puerta.
-Claire... ¿puedo pasar? -era mi madre.
-¡No! ¡Ni se te ocurra entrar! -estaba furiosa con ella.
-Vale... ¿pero estás bien?
-¡¿Te parece que estoy bien?! ¡Déjame en paz! -luego escuché pasos que bajaban las escaleras. Había sido demasiado dura con mi madre, pero en estos momentos no podía hablarle de otra forma. Después de llorar diez minutos, me puse el pijama y me acosté en cama. Otra vez petaron a la puerta.
-Esto... Claire, soy yo. -era mi padre.
-Entra... -éste entró preocupado. Se sentó en la esquina de la cama.
-Cariño, sé que no estás bien... pero date cuenta que tu madre hace lo que puede...
-¡¿Lo que puede?! ¡¿Que hace lo que puede?! Mira, papá, no estoy para bromas.
-Yo tampoco. Bueno, vine aquí para ver como estabas. ¿No quieres cenar?
-No tengo hambre.
-Recuerda que mañana tienes que ir a otro...
-Ya lo sé. -suspiró, y yo también.
-Claire, no me gusta verte así. Intentaré hablar con tu madre... -miré hacia él con la cara iluminada.
-¿Te vas a tomar la molestia...?
-¿Molestia? Claire, eres mi hija. ¿Qué te crees? -ilusionada le abracé con todas mis fuerzas.
-Gracias, papá.
-De nada cariño. Pero no te prometo nada. Venga, buenas noches. -me dio un beso en la cabeza y se fue. Ahora tenía mejor humor, aunque seguía bastante deprimida... Pensé en Drake. ¿Estaría sufriendo como yo? Ay... no estoy totalmente segura, siendo como es... Pero en el instituto se le veía disgustado... Al final me dormí, llorando.