viernes, 14 de agosto de 2009

La declaración. (Claire)

Entramos en el lugar donde se celebraba, estaba todo decorado, muy bien decorado, con muchos adornos y luces. Sencillamente parecía un cuento de hadas. Buscamos a nuestros amigos por la fiesta, y los encontramos más o menos en el centro de la estancia. Iban por parejas, menos algunos, claro. Alex pilló a Mike y se fue junto a él, Carla miró a Brian y también se fue hacia él, solo faltaba Drake. ¿Dónde estaba? De repente, alguien me dio unos golpecitos en el hombro desde atrás. Me volví y ahí estaba él, vestido con un traje totalmente parecido a un ángel. Nunca vi algo tan... tan... tan hermoso, por así decirlo. Me quedé con la boca abierta mirándolo, aunque él tampoco me quitaba ojo.
-Hola -dijo en una sonrisa- Perdona que te haya hecho esperar, pero... ¿quieres bailar? -me dijo alzando la mano mientras se curvaba como una reverencia.
-Esto... si, claro. -se me disparó el ritmo cardíaco, y más ruborizada no podía estar, sabiendo lo que le diría más tarde. Le cogí la mano y empezamos a bailar como todas las parejas. Me atrajo hacia él con una mano y yo apoyé la cabeza en su hombro. Esto me recordó al sueño que tuve hace algún tiempo, pero había una ligera diferencia: no estaba soñando, era real. De repente, me separó un poco de él para que le mirara a la cara.
-Claire, quiero que vengas conmigo un momento fuera. -no se le entendía muy bien debido a todas las voces y la música, pero le entendí. Les hizo un gesto a sus amigos de que nos íbamos fuera y ellos asintieron con una sonrisa. A parte de lo obvio, ¿por qué estaban tan contentos? Salimos fuera, no hacía nada de frío a pesar de que casi era de noche. Por esta parte el instituto tenía un gran jardín muy bien decorado y cuidado al que no se nos permitía pasar en horario del colegio, pero como era una fiesta, supongo que dejarían, ya que también había algunas parejas fuera, ya estaban sentados o daban paseos. Nos paramos hasta que estuvimos un poco lejos. Miré al cielo y estaba ya la luna, aunque todavía no oscureciera del todo, y alguna estrella. Se volvió y se me quedó mirando a los ojos.
-Verás... te he traído aquí porque quería algo... -se ruborizó un poco.- Quería decirte algo.
-Anda, que casualidad. Yo también quería decirte algo. Pero empieza tu primero. -le dije. Para mi sorpresa, me rodeó la cara con las dos manos y puso su frente en la mía. Vale, ahora si que mi corazón no podía ir más rápido, se debía de oír hasta en Francia... bueno, eso es pasarse, pero latía muy fuerte.
-Es que... no sé como... nunca en la vida me había pasado esto... Siento que solo quiero estar contigo... para siempre... -me dijo algo confuso. Después de todo esto, no podía aguantármelo más. Tenía que decírselo. Tenía un nudo en el estómago, y solté sin querer:
-Te amo... -le susurré. Cuando me di cuenta de lo que había dicho, me aparté rápidamente y me tapé la boca con una mano.
-¿Qué... qué has dicho? -me dijo todavía sosteniendo mi cara en sus manos.
-Esto... te-¡teatro!, he dicho teatro... -solté lo primero que se ocurrió, fue muy estúpido, pero aún así no se rió.
-No, dime que acabas de decir, de verdad. -suspiré profundamente.
-Te... te amo... -me miraba de hito en hito, se le ilumnó la cara y sonrió. Yo ya no tenía tanto miedo y le dije todo- Me... he estado enamorada de ti desde... desde que te vi. Todas las noches, siempre, pienso en ti, eso es lo que me ayuda a dormir, aunque tampoco lo puedo evitar...
-Pues... ya somos dos. -después de esa frase que me dejó sin palabras se acercó más a mi y finalmente me besó. Ese era el beso con el que siempre había soñado... desde que le vi... Después nos separamos, aunque yo seguía entre sus brazos, parecía que no era capaz de soltarme, aunque yo tampoco era capaz... Estuvimos abrazados un montón de tiempo, pero ya había anochecido totalmente y empezaba a hacer frío.
-¿Quieres que entremos, amor? -me dijo mientras me acariciaba una mejilla con la mano. Yo asentí, todavía no me lo creía. Era el más deseado de casi todas y solo me quería a mi... Le volví a abrazar más fuerte y entramos. Mike y Alex dejaron de bailar cuando nos vieron y se acercaron corriendo.
-¿Qué tal Romeo? -le dijo Mike a Drake- ¿Ya sois oficialmente novietes? -Drake se rió y me apretó todavía más.
-Si, supongo que si. -dijo con una sonrisa. Pasamos todos al centro a bailar, cuando estábamos bailando, él me volvió a besar, pero yo empecé a llorar un poco, y me miró preocupado.
-¿Qué... qué ocurre? ¿Estás bien? -me dijo confuso.
-Si, es solo que... -y lloré un poco más. Él alzó una mano, me secó las lágrimas y volvió a poner su frente sobre la mía.
-¿Que...?
-Que no me puedo creer que sea tan afortunada de tenerte... -le dije un poco conmocionada ya que lo tenía demasiado cerca y no pensaba con claridad.
-Yo tampoco lo creo... Te quiero -me susurró, y yo le besé.