miércoles, 5 de agosto de 2009

La visita y la invitación... (Drake)

Al despertarme por la mañana, lo primero que se me pasó por la cabeza fue el próximo baile que tendremos en el instituto. Ahí es cuando empezaban las peleas, los arañazos, los insultos y demás entre las chicas por ir conmigo. Pero esta vez, eligiría yo a la chica. Me levanté, me vestí y bajé a desayunar. Estaban todos sentados ya, mi padre leyendo el periódico de los domingos, mi madre preparando unas tostadas y mi hermanita sin querer comer. Me senté y empecé a desayunar cuando mi padre empieza a hablar:
-Familia... -empezamos bien...- como hoy es domingo me gustaría que hiciéramos algo. Dar un paseo o... ¡ir al zoo!
-Por mi perfecto. -dijo mi madre.
-¡Siiii! -gritó mi hermana entusiasmada.
-Nop. -dije.
-¿Qué?
-No me apetece ir... no dormí bien y... bueno ya sabes... -inventando excusas soy penoso, creo que es en lo único.- Yo me quedo en casa.
-¿Estás seguro? -preguntó mi madre.
-Sip, totalmente seguro.
-Oh, está bien. Pues después de comer nos vamos. -y después de una mañana aburrida, llegó la hora de comer, terminamos y se fueron.
-¡Chao! -se despidió mi hermana.
-Cariño, ¿pero seguro que no quieres venir con nosotros? -preguntó mi madre.
-Totalmente seguro.
-Ay... está bien. Hasta luego. Seguramente volveremos tarde. Chao -me dio un beso en la cabeza y se fueron. Miré hacia el reloj, eran todavía las cinco de la tarde. Mmm... quizá tocaría un poco el piano... Me dirigí al salón y me puse a tocar varias canciones. Entre una, alguien toca el timbre.
-No podían ser más oportunos... -murmuré. Me levanté del asiento y me fui a abrir la puerta. Me impresionó mucho quién había llamado.- ¿Claire?
-Esto... hola... -dijo ruborizada y con los brazos detrás de la espalda.
-¿Qué haces aquí?
-P... pues... me... me apetecía venir a verte... ¿Puedo pasar?
-Oh, si claro. -por lo menos no estaría solo. Pasó por la puerta y la cerré. La conduje hasta el salón y se le iluminó la cara.
-Es... precioso... -la miré extrañado. Si ella lo dice...
-Mmm... gracias. -paseó la mirada por la sala y se paró en el piano.
-¿Eras tú... el que tocaba el piano? -yo asentí. Ella sonrió mucho y se dirigió hasta él.- Siempre quise tocarlo, pero mi madre siempre dice que no sirve para nada...
-Oh, que madre más encantadora... -me fulminó con la mirada- No, no me malinterpretes, pero es que... decir eso... -me senté en el mismo lugar de antes, y le indiqué con la mano que se sentara a mi lado, y ella lo hizo así. Se notaba que estaba nerviosa. Empecé a tocar una canción bastante fácil, ya que me la sabía de memoria, y Claire no paraba de mirar las teclas. Luego, su notable latido cardíaco subia por momentos, y me hizo reír.
-¿De qué te ríes? -me preguntó algo enfadada, por si era por ella.
-Oh, de nada. ¿Quieres probar?
-Emm... pero como ya te he dicho, no sé... -no la dejé acabar. Le cogí las dos manos y se las coloqué encima de las teclas. Me junté más a ella, sino no podía tocar el piano bien. Puse mis dedos encima de los suyos y empezamos a tocar una canción lenta. Ahora si que se podía oír sus latidos notablemente, y se había puesto totalmente roja, al igual que yo. Terminamos de tocar la canción.
-B... bueno... esta... es la canción -tatamudeé. Nunca me había pasado esto, nunca. Me separé rápidamente de ella. Los dos nos levantamos a la vez con prisa. Vi el reloj y ya eran ¡¿las siete y media?!
-Vaya, que rápido se pasa el tiempo... -murmuré.
-Y que... lo digas. -dijo todavía ruborizada.- Mmm... será mejor que me vaya ya, sino me regañarán.
-¿Te regañarán? Pero no es tan tarde...
-Lo sé, ser hija única tiene sus consecuencias... -me sonrió- Bueno, pues eso, ya me voy.- Fue hacia la entrada, pero antes de que la abriera le cogí la mano y le frené. No podía perder la oportunidad, sino ese Jake... Se volvió a ruborizar, me encantaba... -¿Q... qué ocurre?
-Mmm... voy a andar sin rodeos, ¿quieres ir al próximo baile del instituto conmigo? Ya sabes, como dos buenos amigos...-le solté.
-¡¿Eh?! Oh, esto... si... ¡claro! ¡Por supuesto! -se le veía emocionada, pero intentaba ocultarlo, se le notaba... Eso me hizo reír.
-Muy bien, pues hasta mañana.
-Si... ¡chao! -primero me sonrió y luego se fue. Suspiré de alivio. De repente aparecieron mis padres y mi hermana en la puerta, que la tenía abierta.
-¿Qué haces así? -me preguntó mi hermana.
-Nada...
-Venga, entremos ya. -dijo mi padre. Entraron, llegó la hora de cenar, cenamos y me fui para cama. Se me ocurrió una duda... ¿le gustaba yo a ella? Bueno, estaba claro que si... pero seguro que como amigo, ya que ella no era como las demás... Y como no, me dormí pensando en ella...
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