-Familia... -empezamos bien...- como hoy es domingo me gustaría que hiciéramos algo. Dar un paseo o... ¡ir al zoo!
-Por mi perfecto. -dijo mi madre.
-¡Siiii! -gritó mi hermana entusiasmada.
-Nop. -dije.
-¿Qué?
-No me apetece ir... no dormí bien y... bueno ya sabes... -inventando excusas soy penoso, creo que es en lo único.- Yo me quedo en casa.
-¿Estás seguro? -preguntó mi madre.
-Sip, totalmente seguro.
-Oh, está bien. Pues después de comer nos vamos. -y después de una mañana aburrida, llegó la hora de comer, terminamos y se fueron.
-¡Chao! -se despidió mi hermana.
-Cariño, ¿pero seguro que no quieres venir con nosotros? -preguntó mi madre.
-Totalmente seguro.
-Ay... está bien. Hasta luego. Seguramente volveremos tarde. Chao -me dio un beso en la cabeza y se fueron. Miré hacia el reloj, eran todavía las cinco de la tarde. Mmm... quizá tocaría un poco el piano... Me dirigí al salón y me puse a tocar varias canciones. Entre una, alguien toca el timbre.
-No podían ser más oportunos... -murmuré. Me levanté del asiento y me fui a abrir la puerta. Me impresionó mucho quién había llamado.- ¿Claire?
-Esto... hola... -dijo ruborizada y con los brazos detrás de la espalda.
-¿Qué haces aquí?
-P... pues... me... me apetecía venir a verte... ¿Puedo pasar?
-Oh, si claro. -por lo menos no estaría solo. Pasó por la puerta y la cerré. La conduje hasta el salón y se le iluminó la cara.
-Es... precioso... -la miré extrañado. Si ella lo dice...
-Mmm... gracias. -paseó la mirada por la sala y se paró en el piano.
-¿Eras tú... el que tocaba el piano? -yo asentí. Ella sonrió mucho y se dirigió hasta él.- Siempre quise tocarlo, pero mi madre siempre dice que no sirve para nada...
-Oh, que madre más encantadora... -me fulminó con la mirada- No, no me malinterpretes, pero es que... decir eso... -me senté en el mismo lugar de antes, y le indiqué con la mano que se sentara a mi lado, y ella lo hizo así. Se notaba que estaba nerviosa. Empecé a tocar una canción bastante fácil, ya que me la sabía de memoria, y Claire no paraba de mirar las teclas. Luego, su notable latido cardíaco subia por momentos, y me hizo reír.
-¿De qué te ríes? -me preguntó algo enfadada, por si era por ella.
-Oh, de nada. ¿Quieres probar?
-Emm... pero como ya te he dicho, no sé... -no la dejé acabar. Le cogí las dos manos y se las coloqué encima de las teclas. Me junté más a ella, sino no podía tocar el piano bien. Puse mis dedos encima de los suyos y empezamos a tocar una canción lenta. Ahora si que se podía oír sus latidos notablemente, y se había puesto totalmente roja, al igual que yo. Terminamos de tocar la canción.
-B... bueno... esta... es la canción -tatamudeé. Nunca me había pasado esto, nunca. Me separé rápidamente de ella. Los dos nos levantamos a la vez con prisa. Vi el reloj y ya eran ¡¿las siete y media?!
-Vaya, que rápido se pasa el tiempo... -murmuré.
-Y que... lo digas. -dijo todavía ruborizada.- Mmm... será mejor que me vaya ya, sino me regañarán.
-¿Te regañarán? Pero no es tan tarde...
-Lo sé, ser hija única tiene sus consecuencias... -me sonrió- Bueno, pues eso, ya me voy.- Fue hacia la entrada, pero antes de que la abriera le cogí la mano y le frené. No podía perder la oportunidad, sino ese Jake... Se volvió a ruborizar, me encantaba... -¿Q... qué ocurre?
-Mmm... voy a andar sin rodeos, ¿quieres ir al próximo baile del instituto conmigo? Ya sabes, como dos buenos amigos...-le solté.
-¡¿Eh?! Oh, esto... si... ¡claro! ¡Por supuesto! -se le veía emocionada, pero intentaba ocultarlo, se le notaba... Eso me hizo reír.
-Muy bien, pues hasta mañana.
-Si... ¡chao! -primero me sonrió y luego se fue. Suspiré de alivio. De repente aparecieron mis padres y mi hermana en la puerta, que la tenía abierta.
-¿Qué haces así? -me preguntó mi hermana.
-Nada...
-Venga, entremos ya. -dijo mi padre. Entraron, llegó la hora de cenar, cenamos y me fui para cama. Se me ocurrió una duda... ¿le gustaba yo a ella? Bueno, estaba claro que si... pero seguro que como amigo, ya que ella no era como las demás... Y como no, me dormí pensando en ella...