martes, 1 de marzo de 2011

Capítulo 17

Axel la sentó en la cama después de que llamara a Dina, la anciana, para que recogiera los cristales, y cogió un botiquín. Luego una silla delante de ella, y se sentó, con su pie sobre el regazo. Tenía el cristal clavado en el pie.
-Me duele mucho –susurró ella.
-Lo sé, no se preocupe. Intentaré que sufra lo menos posible.
Danielle, mientras Axel la ayudaba, se dio cuenta de que le estaba dejando curarla a un ladrón. ¿Y si también asesinaba a las personas?
Empezó a temblar ligeramente, y el joven alzó la cabeza.
-¿Pasa algo?
-Hum… usted… nunca creí que precisamente usted…
-¿Robara?
-Sí, bueno… Usted… es tan considerado y amable…
Bajó la mirada, y siguió curando su herida.
-Ya.
-¿Puedo saber… qué motivos le impulsa a hacer todo eso?
-Son buenos motivos, créame. Y sé que ahora mismo puede estar odiándome y temiendo que de un momento a otro la ataque, pero no lo haré. No soy esa clase de persona.
-Pero usted… ¿no ha matado nunca entonces?
Axel se molestó por la pregunta. Frunció el ceño.
-¡Claro que no! Sería incapaz de arrebatarle la vida a ningún ser vivo. No sé ni cómo se le ocurre semejante patraña.
-Lo siento –se disculpó ella sobrecogida.
Notaba que no era bienvenida en esa casa, pues por ahora, con todos los que se había encontrado se habían enfadado con ella.
Axel suspiró cansado, se levantó apartando la silla hacia un lado y, cogiendo el botiquín, la miró.
-No se mueva, podría hacerse daño otra vez.
Danielle asintió asustada, y Axel salió de la habitación, y volvió al cabo del rato. La cogió en brazos otra vez, y ella se ruborizó violentamente, temiendo tocarlo con las manos. Axel sonrió divertido mientras avanzaba hacia la puerta.
-Es usted muy inocente, señorita Gilbert. ¿Le da vergüenza que un hombre la coja en brazos?
-Un poco, como comprenderá.
-Entonces lo lamento, no quería incomodarla, pero tampoco dañarla. Tenía que elegir entre las dos opciones, y elegí no dañarla, como comprenderá –dijo estas dos últimas palabras con un ligero tono irónico.
Danielle puso los ojos en blanco, y Axel la dejó en el seguro suelo, al lado de dos zapatillas.
-Póngaselas, señorita Gilbert,
-Esto… ¿podría tutearme? Me resulta un poco…
-Claro que sí. Pero a cambio tú también me tutearás a mí.
-Bien, de acuerdo, señor Alexander.
-Y, por supuesto, me llamarás por mi nombre de pila.
-Oh, de acuerdo, Axel. Pero que quede claro que por esto no confío en ti. Todavía eres un ladrón, y…
Axel le puso los dedos, índice y corazón, en los labios, para que se callara. Danielle dio un ligero respingo, pero no se apartó.
-Ya te he dicho que todo tiene una razón, incluido un servidor. Pero de todos modos, no importa. Y siento ser tan escrupuloso contigo, Danielle, pero una vida y una libertad dependen de ti.
Axel empezó a salir por la puerta, dejándola atrás.
-¿Por qué debería importarme tu vida?
El joven se paró, se guardó las manos en los bolsillos del pantalón y sin mirarla, le respondió:
-No he dicho que fuera mi vida, Danielle, la que está en tus manos en estos momentos.
Y sin decir nada más, se fue, dejándola sorprendida con la boca medio abierta.

En el cap. 18...

"-Axel, ¿dónde está el dinero que le robaste al señor Jackson?
-Con todos mis respetos, no es de tu incumbencia, Danielle.
-Pero tienes que devolvérselo.
Axel frenó de repente. Seguía sin levantar la vista. Aún así, sus ojos seguían estando un palmo más por encima de ella.
-No."