Sentí un beso en los labios mientras dormía. Era por la mañana porque sentía la luz a través de los párpados cerrados. Sonreí. Ya sabía quién era, la única persona a la que me apetecía ver en estos momentos. Abrí los ojos y me lo encontré sentado en mi cama, a mi lado. Me sonrió, y me fijé que ya estaba vestido. Me incorporé con dificultad por el sueño, y la cabeza me da vueltas, aunque quizá eso fue el beso. Alargó un brazo hacia mí y me acarició con suavidad la mejilla con el dorso de la mano. Por el sol que entraba por la ventana, su pelo se volvió dorado, y su piel brilló con una intensa blancura, mientras la luz se reflejaba en sus ojos azules. En una palabra: perfecto.
-Buenos días, mi Bella Durmiente. -dijo todavía acariciando mi mejilla- ¿Qué tal has dormido?
-La verdad es que muy bien, pero sólo porque sabía que estabas. -me miró con ternura, se acercó a mí y me susurró.
-Igual que yo -y me dio otro beso.
Me ruboricé, y cómo no, mi traidor corazón se volvió frenético, y Drake sonrió todavía más.
-Bueno, vine para avisarte de que hay que ir a desayunar y luego nos vamos. Así que cuándo termines ve preparando tus maletas.
-¡¡¡Es verdad!!! -grité alegre- ¡¡¡Volvemos a casa!!! -y sin darme cuenta salí de las sábanas que me cubrían y di un salto hacia Drake, que cayó hacia atrás en la cama, y yo con él.
-Vaya, pues sí que te alegraste, ¿eh?
Rodeé mis brazos en su cuello y le abracé muy fuerte.
-Cielo... que me ahogas... -dijo susurrando.
-Uy... -me levanté y me puse de pie en el suelo- Perdona...
Él también se levantó sin dejar de sonreír y me dio un beso en la mejilla a la vez que me decía:
-Ve vistiéndote. Te espero fuera. -yo asentí un poco nerviosa, él metió las dos manos en sus bolsillos y se fue silbando de la habitación.
Cerró la puerta. Me vestí con la mayor prisa que pude, hice la cama y me fui al pasillo. Allí estaba él mirando hacia un cuadro que estaba colgado, apoyado en la pared con los brazos cruzados. Cuando salí miró hacia mí, se incorporó y vino. Me cogió de la mano y me condujo escaleras abajo hasta la cocina. Allí estaban nuestros padres sentados en la mesa desayunando, hablando animadamente. Al entrar todos se giraron hacia nosotros. Sonriendo.
-¡Hola! ¡Vaya, Claire, qué buen aspecto tienes! -dijo Grace.
-Ay, cariño, ¡ya estás bien! -dijo mi madre- Drake, gracias por despertarla. Venga, sentaros a desayunar.
Ambos nos sentamos en dos sillas juntas, y empezamos a desayunar. Cuando terminamos, nos levantamos mientras los demás seguían allí parloteando. Al llegar a mi habitación, me giré hacia Drake.
-Drake, ¿me puedes ayudar? -dije educadamente.
Él hizo como una reverencia.
-Para eso estoy aquí, para serviros, mi dama. -dijo mientras sonreía.
Me derretí.
-Eh... si... esto... ay, me perdí... -estaba traspuesta.
-¿Quieres que te coja las maletas? -preguntó mientras se acercaba a mí.
Otra vez mi corazón traicionero latió muy rápido.
-Emm... si... están allí arriba. -dije señalando encima del armario- Yo... yo iré cogiendo la ropa.
Asintió y se dirigió hacia el armario para intentar cogerlas. Yo mientras fui hasta los cajones y saqué todo. Drake las dejó en el suelo ya abiertas, y yo puse todo lo de la habitación que fuera mío. Al terminar bajamos con todo, las dejamos al lado de la entrada y fuimos a avisarles. Todos cogieron sus cosas y nos fuimos. Llegamos al aeropuerto, cogimos los billetes, facturamos todo, y nos subimos al avión. Por mucha, mucha suerte, a Drake y a mí nos tocó juntos y solos, sin embargo, nuestros padres tuvieron que irse hacia la otra parte, muy lejos de nosotros. Nos sentamos y nos acomodamos en los sillones. Me había tocado, de los dos sillones de la fila, al lado del pasillo, pero Drake me dejó al lado de la ventana. Ya pronto íbamos a despegar cuando oí una voz:
-Vaya, tú eres el chico que tenía prisa, ¿no? -le preguntó una azafata a Drake. ¿Lo conocía?
-Si, ése mismo. Pero ya encontré lo que buscaba. -miró hacia mí sonriendo.
-Me alegro mucho. ¡Hasta luego! -y se fue.
-¿Quién era? -le pregunté inocentemente.
-Es que... cuando aterrizó el avión me quedé dormido, y una señora y esa azafata me despertaron, gracias a ellas no llegué tarde.
Me guiñó un ojo, puso las manos detrás de la cabeza apoyándose en el respaldo y cerró los ojos. Se veía tan guapo así que no pude resistirme a apoyar la cabeza en su hombro. Él al sentirme, abrió los ojos, sonrió y quitó las manos de la cabeza para rodearme con ellas, poniendo su mejilla encima de mi pelo. Vale, ahora si que estaba en el cielo, literalmente. Pronto llegaríamos.
*El nuevo blog ya está hecho, si queréis pasaros por allí id a http://vampiresblackheart.blogspot.com/
Al lado derecho de este blog está un resumen de cómo va a ser. Espero que os guste, y si no, pues nada, se borra.