sábado, 3 de octubre de 2009

Sin palabras (Claire)

Alguien había llamado a la puerta, ya que había escuchado petar desde aquí. El que llamara debía de estar nervioso. Seguramente era otro médico, o uno de los veinte anteriores que habían venido y que tenía un remedio que total no iba a servir para nada... Después de unos minutos, escuché que alguien estaba subiendo las escaleras, se acercaba a mi habitación y sin embargo, no oí nada. De repente petaron cuidadosamente, pero yo, como siempre, no hice nada. Abrió igual, y al pasar cerró la puerta. No podía ver quién era, ya que estaba de espaldas a él, mirando a la pared. Se acercó poco a poco a mí, sentí como se ponía de rodillas al lado de la cama y también pude sentir su respiración irregular, frenético. ¿Por qué estaba nervioso? ¿Sería un novato en esto de la medicina o psicología? Tampoco es que me importara...
A continuación acarició con cariño mi pálida mejilla con el dorso de la mano. ¿Con cariño? ¿Era acaso mi madre la que estaba a mi lado o... o quizás mi padre? No, imposible. Si fuera mi madre, oiría sus sollozos, si fuera mi padre, sus pasos serían fuertes contra el suelo y su mano no tendría un tacto tan suave como la que me acariciaba y, dudo mucho que fuera un médico o un loquero ya que usualmente hablan en el pasillo con mi madre. Me giré un poquito de nada para ver la mano, era pálida y hermosa, la había visto antes. El rayo de esperanza que había sentido el otro día me volvió a recorrer el cuerpo, aunque no mucho, ya que no había sido él, pero quizá... no, que estupidez. Pero sentía curiosidad por la persona. Me giré despacio, con los ojos cerrados, y éste retiró su mano. Cuando estaba sobre mi costado mirando hacia él, no me atrevía a abrir los ojos, pero dijo algo que me decidió a abrirlos desesperadamente.
-Amor mío... ¿estás bien? -me preguntó la voz masculina y aterciopelada que tanto echaba de menos.
Abrí los ojos rápidamente. Era él. ¡¡¡Era él!!! Me erguí y, con vacilación, le toqué una mejilla con la mano para ver si era él, y no una alucinación engañosa del subconsciente, ¡¡pero era él!! Tenía la cara hirviendo, y sudando. También parecía muy, muy cansado, pero sin embargo, se veía una gran alegría en sus ojos y sonreía. Unas lágrimas me resbalaron por la cara. ¡¡Había venido... por mí!!
-Dr...Drake... ¡¡¡Drake!!! -era la primera vez que hablaba desde hacía... buff, desde hacía mucho.
-¡Has hablado! Claire, por favor, por favor te lo pido, quiero que te pongas bien, ¿vale? Por favor, hazlo... hazlo por tus padres y por mí... Por favor...
Se sentó a mi lado de la cama, me rodeó con sus brazos y me empujó la cabeza con una mano para que la apoyara en su hombro, y enterró su rostro en mi pelo. Después de unos minutos maravillosos, me cogió la cara con las dos manos. ¿Estaba... estaba llorando? ¿Él... llorando? No podía verle así. Alcé una mano y le enjuagué las lágrimas. Después me sonrió y me besó, moviendo los labios insistentemente. Yo enredé mis manos en su pelo. Dios, como le echaba de menos. Drake, mi Drake... De repente se separó de mí y apoyó su frente en la mía, cerrando los ojos, pero seguía agarrándome la cara con las manos.
-Me prometes... ¿me prometes que te pondrás bien? -me preguntó todavía con los ojos cerrados.
-Vale, pero... si tú me prometes que estarás siempre conmigo -los abrió de repente.
Se separó de mí, aunque ahora me abrazó, y frunció los labios.
-Emmm... no sé... no sé si podré... prometer eso... -vaciló- Aunque... si, te lo prometo. No volveré a permitir que nos separen... ya no.
-Gracias... -yo también le abracé, con todas mis fuerzas.
Luego, me apartó un poco de él, alzó una mano y me tocó la mejilla.
-Primero, quiero que comas algo. Y luego que duermas. Lo necesitas. ¿De acuerdo? -asentí.
Se levantó de la cama, me tomó de la mano para ayudarme a levantarme y salimos de la habitación. Bajamos las escaleras y fuimos hacia el salón. Mis padres estaban sentados en el gran sofá. Mamá seguía llorando, y papá la abrazaba. Éste, al vernos pasar, se levantó rápidamente. Mamá se sorprendió, miró hacia mí, y sonriendo, también se levantó.
-¡¡¡Claire!!! -dijeron al unísono.
Se acercaron a nosotros, pero yo me puse detrás de Drake. Éste, aparte de ellos, también se sorprendió, pero puso las manos hacia atrás de modo protector.
-¿Claire? ¿Qué te pasa? Drake, ¿te pudo hablar? -preguntó papá.
-Si... pero... será mejor... será mejor que le déis tiempo. Por favor. -dijo con los brazos cruzados. Mamá volvió a sollozar otra vez, sin parar de mirarme.- ¿La cocina, por favor? Necesita comer algo.
-Por allí... -dijeron señalándola.
-Gracias.
Se dio la vuelta y me indicó con la cabeza que fuéramos allí. Hacía una semana que no comía ni dormía, y cada vez me sentía más mareada...