-Hey, guapo, despierta, que ya hemos aterrizado. -oí la voz de una chica joven.
Abrí los ojos despacio y me encontré con la mirada de una señora mayor, que se sentaba a mi lado y de una azafata, que también me miraba, ambas preocupadas.
-Esto... ¿ya... ya hemos llegado? ¡¿Ya hemos llegado?! -me levanté de un salto.
Las dos mujeres se echaron hacia atrás asustadas, o simplemente sorprendidas por mi reacción.
-Perdonad... ¡pero no puedo perder tiempo!
Salí del avión apresuradamente, recogí mi mochila en el aeropuerto y me fui. Saqué el pequeño papel con las indicaciones para llegar hasta la casa de Claire. Para ello debía ir a una parada de autobús. Busqué algo que me indicara dónde había alguno que me llevara adónde quería. Por suerte, había un mapa entre dos postes pegado a la pared del aeropuerto. Bien, memoricé el recorrido y empecé a caminar a esa dirección. Mientras caminaba me acordé de la promesa que les hice a Sofí, Alex y Carla. Encendí el móvil, y me asusté. Tenía como veinticinco llamadas por parte de mi madre. Normal. Por si acaso, primero llamé a Alex y Carla, diciéndoles a ambas que ya estaba de camino a la parada. Después de hablar con ellas vino lo malo. Llamé al móvil de Sofí. Después de tres toques contestó:
-¿Si?
-Sofí, soy yo.
-¡¿Drake?! ¿Llegaste bien? ¿Y...? -paró de hablar de repente, escuchaba gritos a través- Oh, esto... no debí de hablar tan alto... Mamá quiere hablar contigo... o papá, uno de los dos.
-Me lo imaginaba, así que... bah, ponme con mamá.
-¿Estás seguro?
-Si.
Esperé, y de repente oí los gritos provenientes de la voz de mi madre:
-¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿Drake????!!!!!!! -gritó.
-Esto... yo también me alegro de hablar contigo, mamá.
-¡¡¡¡¿¿¿Pero qué estás haciendo en Francia???!!!! ¡¡¡Vuelve a casa ahora mismo!!! ¡¡¡O iré yo personalmente!!! -dijo con gritos entrecortados. La oí sollozar. Pero...
-No. Antes tengo que hacer algo muy, muy importante. Lo siento. Tengo que colgar. Dale saludos a papá y a Sofí de mi parte.
-¡¡¡¡¡¡Drake, ni te atrevas a colgarme!!!!!! -no le hice caso y colgé.
Genial, ahora iba a arrastrarse hasta aquí. Tengo que darme la mayor prisa posible. Ella es capaz de venir ahora. Entre las conversaciones llegué hasta la deseada parada. Por fin. Miré el horario y adónde se dirigía. Justo a dónde quería. Después de esperar a que llegara el autobús, me subí acompañado de varias personas, pagué mi viaje y me senté en el primer asiento que encontré. Casualmente, una chica unos dos o tres años mayor que yo, se sentó a mi lado y me miraba con curiosidad. Cuando el autobús arrancó me relajé y ella me imitó, y no pudo evitar preguntarme:
-¿Vas solo? -dijo sonriente. Qué casualidad, hablaba mi idioma, o quizás no. Tenía acento francés.
-Si. ¿Y tú?
-Igual. -suspiró- Tengo... tengo que haceg algunas cosas. ¿Y tú? -si, era francesa.
Mi primer defecto es ser siempre honesto, si eso se considera defecto.
-Pues... me escapé de casa, que está en otro continente para visitar a mi novia -o todavía eso espero- que tiene una depresión horrible y todo por mi culpa, y para alegrarla pues vine aquí, además porque ya no aguanto más sin estar con ella, ni verla, ni volver a escuchar su dulce y musical voz... -suspiré.
-Oh, vaya histogia la tuya, ¿no? -dijo todavía sonriendo. Le devolví la sonrisa.- Lo mío es más o menos pagecido...
Me acordé de las indicaciones.
-Emm... ¿sabes cómo llegar hasta aquí? -le tendí el papel. Lo reconoció al momento.
-¡Oh, clago que sí! He pasado muchas veces pog allí... -me dijo por dónde tenía que ir para llegar hasta allí- Vaya... también he oído... vegás, mi padrge es médico, y me dijo que había entrgado allí...
-¡¡¿¿Qué??!! ¿¿Y... y qué tal está la chica?? ¿¿Se encuentra bien??
-No... me dijo que puede que muega por... por lo mismo que tu novi... -se dio cuenta, supongo porque miré hacia otro lado- Oh... es... esa es tu novia, ¿no? Emm...
-Por favor, dime.
-Bueno... me dijo que dentrgo de poco podrgía mogig por deprgesión... aunque no saben el motivo de ello... -pero yo sí lo sabía. Me quedé paralizado. ¡¡¿¿Mo... morir... Claire??!! Un agujero se hizo de repente en mi pecho. Eso es lo último que permitiría en mi vida. Lo último.
A continuación el autobús se paró. Ya habíamos llegado. O por lo menos yo.
-Bueno, aquí me despido. A sido un placer conocerte. y muchas gracias. ¡Hasta pronto! -ella asintió sonriendo y me despidió con la mano. Yo hice lo mismo. Bajé del autobús y me dirigí lo más rápido que pude por dónde la chica me dijo. Le debo la vida por esto. Corrí hasta llegar a la casa. Era bastante grande y bonita. Pero ahora no me iba a parar a admirar la casa. Estaba cansado, sudando y con la cara muy roja, ya que notaba la sangre en la cara. Parecía que me iba a dar un ataque, pero primero era Claire. Vacilé antes de petar, pero ahora que lo pienso ya estaban desesperados, con tanto médico que no hacían nada, y se les olvidó lo más obvio. Peté. Me abrió su padre. Al verme primero me miró con tristeza, pero luego al reconocerme se sorprendió muchísimo. Seguro que Claire le había hablado mucho de mí, después de lo que dijo:
-¡¡¿¿Dr... Drake??!! Eh... ¡¡¿Eres tú?!!
-Es obvio que sí... dónde... dónde está Claire... -le pregunté medio ahogado. No podía conmigo mismo.
-Pasa, pasa. -me dejó pasar, y yo así lo hice.
Cerró la puerta tras de mí. Me dirigí al salón y allí estaba la madre de Claire llorando. Dijo entrecortadamente y con un hilo de voz:
-Cariño... ¿quién era?
-Pues... mira y te sorprenderás. -se giró sobre sí misma y me miró. Se quedó petrificada.
-¡¿Drake?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Y... por qué estás tan rojo?!
-Bueno, podría decir lo mismo de ti... -no era momento de decir estupideces- ¡¿Dónde está Claire?!
-No... no creo...
-Mira, sólo te voy a decir una cosa, ¿vale? Has probado con médicos, supongo que con psicólogos, pero nunca probaste a escucharla. Ahora si me dejas verla, te aseguro que la curaré. Y aunque no lo parezca, sufro tanto como ella, así que lo necesito tanto como...
-Está bien... ve, pero prométeme que la curarás, ¿me lo prometes? -nos mirarmos a los ojos durante un buen rato, y asentí.
-Por supuesto. -me sonrió.
-Está arriba, en la puerta del fondo. Gracias.
Subí las escaleras rápidamente y encontré la puerta. Respiré hondo y peté.