jueves, 22 de octubre de 2009

Lugar maravilloso (Claire)

Sábado. Creo que mi día favorito, supongo que porque puedo estar toda la tarde con Drake, sin colegio ni nada. Me levanté de la cama, me vestí y bajé a desayunar. Como siempre, estaba sola, pero no me importa. Siempre he atesorado la soledad. Mientras desayunaba, el móvil sonó.
-¿Si?
-Claire, soy yo, Drake.
-¡Drake! ¿Pasó algo?
-No, no, tranquila. Sólo era para avisarte de que sobre las... cinco voy a tu casa. Y... me preguntaba si... bueno, ya hablaremos después.
-¿Seguro? Está bien...
-Vale. Hasta la tarde.
-¡Chao!
Colgé. Me pregunto que querría preguntarme...
Al llegar el mediodía, mis padres ya habían llegado, y en la comida hablamos:
-Bueno, Claire. ¿Qué váis a hacer Drake y tú hoy?
-¿Cómo sabes...?
-Cielo, todos los sábados estáis juntos. Bueno, ¿entonces...?
-Pues no lo sé. Me dijo que me iba a preguntar algo...
Me levanté, recogí la mesa y me fui al salón. Encendí la televisión, pero no había nada interesante. Así que la apagué y subí a mi habitación. Me acosté en la cama y me puse a escuchar música hasta que Drake viniera. Al final me quedé dormida.
Me despertaron con un beso. Al abrir los ojos me encontré con mi ángel. Extendí los brazos para rodearle el cuello, y él sonriendo se arrodilló al lado de la cama y me abrazó.
-Amor, ¿estás bien? Perdona si te desperté mal o... -me susurró.
-No, no. Nunca me podrían despertar de mejor manera, te lo aseguro.
Me dió un beso, y luego se levantó cogiéndome en brazos como un bebé. Al final me dejó de pie.
-Y... ¿de qué querías hablarme?
-Oh, es verdad. Quiero llevarte a un sitio.
-¿Un sitio? ¿Adónde?
-Ya verás. -me cogió de la mano y nos fuimos hacia la entrada.
Cogí las llaves y nos fuimos. Al parecer íbamos a ir caminando.
-¿Pero por qué no me lo dices ahora?
-Porque quiero que sea una sorpresa -me dijo sonriendo.
Suspiré y le devolví la sonrisa. Después de creo que media hora andando, llegamos a un camino a través del bosque.
-¿Por... por ahí? Verás, cielo, no... soy un imán para las caídas... y las raíces de los árboles y las hojas no es que ayuden mucho... -intenté excusarme, y retrocedí un paso. Él se acercó a mí.
-Cariño, ¿seguro que no quieres? -dijo con voz seductora- Porque si te caes o algo parecido estaré yo ahí, ¿no es así? -puso las manos al cada lado de mi cabeza.
¿Estaba usando sus métodos de seducción conmigo?
-Es-es-esto... s-s-s-si... proba... probablemente...
-¿Y entonces de que tienes miedo? -cada vez acerca más su cara a la mía.
Me quedé paralizada. Él ya veía una victoria asegurada, y yo la derrota.
-Ehhhhh... emm... de... de caerme... quizás... -no podía pensar con claridad.
-¿Y crees que voy a dejar que mi niña se caiga y se haga daño?
-Mmm... no...
-¿Entonces vamos?
-Claro... -porras, perdí.
Bueno, creo que siempre pierdo. Suspiré y nos fuimos hacia el bosque. Cuando estábamos casi al final del camino, Drake me paró.
-Claire, cierra los ojos.
-¿Por...? Oh, vale. -los cerré con fuerza y él me guió.
Después de unas cuantas caídas y árboles, sentí como el suelo se alisaba. Creo que ya estábamos.
-Vale, puedes abrirlos.
Los abrí despacio, y lo que vi fue algo precioso. Era un gran campo verde, con muchas flores de todos los colores por todas partes, al final había un acantilado, y debajo estaba toda la ciudad. No vi cosa más bonita en la vida. Debajo del sol, todas las plantas y flores brillaban como perlas. No pude evitar sonreír. Miré hacia Drake con los ojos llorosos. Éste también sonreía.
-Todo esto... es precioso, Drake -se encogió de hombros tímidamente, y puso las manos detrás de la espalda.
-Me alegro que te guste. Que yo sepa nadie conoce este pequeño jardín, así que... es tuyo.
-Pero lo encontraste tú...
-Si, pero te lo regalo.
-¿Pero por qué?
-Porque te quiero. ¿No te parece suficiente razón para regalarle algo a alguien?
Me sonrió y se adelantó unos pasos. Estaba tan emocionada que corrí hacia él y le tiré al suelo. Él cayó hacia atrás y yo encima de él. Nos echamos a reír.
-Buf, Claire, eres una bruta. -dijo entre risas.
-¿Yo? Que yo sepa eres tú el que se pelea con cualquiera...
Le di un beso y me acosté a su lado de costado.
-De verdad que nunca creí que querría tanto a nadie... incluso... incluso veía a los enamorados y no entendía por qué tanto... cariño entre ellos. Creo que ahora ya lo sé -dijo mientras me acariciaba la mejilla con la mano- Te quiero
-Yo también a ti.
-Ya lo sé -me sonrió.
Ambos nos incorporamos, sentados en el brillante césped abrazados, mirando a la ciudad. Nunca creí que fuera tan grande. Empezó a anochecer.
-Bueno, ya es tarde. Será mejor que volvamos. A ver si van a creer que nos escapamos o algo parecido... -dijo. Me reí.
Eso sería lo más probable. Drake me tendió la mano y me levanté. Volvimos a casa. Después de despedirnos, cené y me fui ya a la cama. Más adorable no puede ser...