martes, 13 de octubre de 2009

Cómo le quiero... (Claire)

Me desperté por la mañana. Ya ha pasado un año desde que mi vida cambió mágicamente al conocer a Drake. Y ambos seguimos tan enamorados como el primer día.
De repente alguien timbró en la puerta de la entrada. Era sábado, y mis padres se fueron a dar una vuelta, así que tengo que abrir yo. Siempre lo hacían por las mañanas. Me saqué las sábanas enredadas, me puse las zapatillas y bajé corriendo a la puerta. La abrí. Y ahí estaba él, tan guapo como siempre, vestido con unos sencillos vaqueros, una camiseta y por encima una camisa, y sonreía.
-Hola, ciel... -no le dejé acabar.
Di un salto y me lancé hacia él, dándole un beso en los labios. Éste me subió en sus brazos tambaleándose por la fuerza con la que había saltado, pero no se separaba de mi. Al final tuve que separarme yo, y me bajé, aunque él me soltó a regañadientes. Le cogí de la mano y entramos en la casa. Yo me iba a dirigir a mi habitación, pero él se paró. Le miré confundida y me arrastró hasta la cocina. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
-¿Desayunaste? -me preguntó.
-Emm... es que... no tengo hambre...
Desde que tuve la depresión, aunque ya me curara, perdí el apetito. El médico no sabe que me pasa, pero aún así, me obligan a comer. Especialmente Drake.
-¡¿Cómo que no tienes hambre?! -me señaló con el dedo la silla- A comer.
Suspiré y me senté. Él me preparó leche con cereales, y me lo puso encima de la mesa, pero yo me crucé de brazos.
-¿Y tú? ¿Desayunaste? -miró hacia otro lado.
-No.
Me levanté y le preparé otro tazón de leche. Luego me volví a sentar.
-Come tú. Yo no tengo hambre...
-¡Ja! Mira, voy a hacer algo muy, muy eficaz, o eso espero. Si tú no comes -me dijo despacio- yo no como. ¿Queda claro? -sonrió.
-Vale, muy bien.
Me volví a cruzar de brazos, y él también, sin parar de mirarnos a los ojos. De repente escuché algo. Venía del estómago de Drake. Le sonaban las tripas, pero él intentó ocultar el ruido poniendo los brazos cruzados encima, aunque seguían sonando. No podía verle sufrir así. Volví a suspirar, cogí la cuchara y comí. Él sonrió triunfal, cogió su cuchara y comió también.
-¿Ves? Suelo salirme con la mía.
-Me alegro por ti -le miré con los ojos entrecerrados.
-Venga, cariño, no te enfades... No soporto verte así...
Se levantó con cuidado, sin parar de sonreír, y poniéndose a mi lado, se acuclilló y me cogió de la mano, poniéndola entre las suyas.
-¿Me... perdonas, vida mía? -me besó en el dorso de la mano, y me miró con sus ojos del color del zafiro.
Me quedé con la boca abierta.
-Ehhhh... esto... emmm... s-s-si... si, eso, eh... te perdono... -yo sólo podía verle sus preciosos ojos.
-Bien. -se levantó, inclinándose hacia mí y me besó- Tan encantadora como siempre. Venga, ve a vestirte, que vamos a dar una vuelta.
-¡Pero es sábado por la mañana! ¿Quién sale...? -me alzó la barbilla y me volvió a besar- Vale, voy.
Él se rió por lo bajo, y se fue hacia el salón.
-Te espero aquí, y por favor, no tardes. No me gusta estar separado de ti.
Asentí. La cabeza me daba vueltas, pero aún así me levanté y me fui a mi habitación. Me vestí, hice la cama, me peiné lo mejor posible y bajé al salón. Drake tenía una mano guardada en el bolsillo del pantalón y la otra agarrando un libro bastante gordo. Sonreía muy divertido. Al sentirme se volvió hacia mí, algo sorprendido, y ocultó el libro en su espalda. Dejó de sonreír.
-Esto... ¿ya acabaste?
-¿Qué tienes ahí? -pregunté con los brazos cruzados- ¿Qué es eso?
-¿Eh? ¿Lo qué?
Le miré burlonamente. Me acerqué a él y le intenté coger el libro, pero se apartó de mí, retrocediendo. Me volví a acercar, rodeé su cuello con los brazos y le besé. Él me rodeó con los suyos la cintura, todavía con el libro en una mano, atrayéndome más a él. Yo aproveché, bajé un brazo de su cuello y agarré el libro. Me separé y lo miré. Me horroricé.
-Es... es mi... ¿mi albúm de fotos?
-Bueno... más concretamente uno de los millones álbumes de fotos que tienes.
-Si, es lo que tiene cuando eres hija única -dije bromeando- ¿Y que estabas mirando?
-Esto... perdona por mirar sin pedirte permiso, pero... cuando miré tu nombre ahí, y miré la primera foto de cuando eras pequeña... la verdad, eras y eres preciosa, así que no me resistí. Perdóname.
-No pasa nada, Drake, pero no me vuelvas a asustar así, por favor...
-Está bien... -me volvió a rodear la cintura- Por cierto, lo de antes fue trampa.
-¿Y tú antes? Espero que no vayas en serio en lo de... que si yo no como tú no comes...
-Si -dejó de sonreír, volviéndose serio- voy totalmente en serio. Perdona si te molesta, pero es la única forma de que comas. -suspiré- Bueno, ¿ya estás lista?
-Sip -dije sonriendo. Él también lo hizo.
-Bien, pues vamos.
Me cogió de la mano y fuimos a dar la vuelta.