Sábado. Creo que mi día favorito, supongo que porque puedo estar toda la tarde con Drake, sin colegio ni nada. Me levanté de la cama, me vestí y bajé a desayunar. Como siempre, estaba sola, pero no me importa. Siempre he atesorado la soledad. Mientras desayunaba, el móvil sonó.
-¿Si?
-Claire, soy yo, Drake.
-¡Drake! ¿Pasó algo?
-No, no, tranquila. Sólo era para avisarte de que sobre las... cinco voy a tu casa. Y... me preguntaba si... bueno, ya hablaremos después.
-¿Seguro? Está bien...
-Vale. Hasta la tarde.
-¡Chao!
Colgé. Me pregunto que querría preguntarme...
Al llegar el mediodía, mis padres ya habían llegado, y en la comida hablamos:
-Bueno, Claire. ¿Qué váis a hacer Drake y tú hoy?
-¿Cómo sabes...?
-Cielo, todos los sábados estáis juntos. Bueno, ¿entonces...?
-Pues no lo sé. Me dijo que me iba a preguntar algo...
Me levanté, recogí la mesa y me fui al salón. Encendí la televisión, pero no había nada interesante. Así que la apagué y subí a mi habitación. Me acosté en la cama y me puse a escuchar música hasta que Drake viniera. Al final me quedé dormida.
Me despertaron con un beso. Al abrir los ojos me encontré con mi ángel. Extendí los brazos para rodearle el cuello, y él sonriendo se arrodilló al lado de la cama y me abrazó.
-Amor, ¿estás bien? Perdona si te desperté mal o... -me susurró.
-No, no. Nunca me podrían despertar de mejor manera, te lo aseguro.
Me dió un beso, y luego se levantó cogiéndome en brazos como un bebé. Al final me dejó de pie.
-Y... ¿de qué querías hablarme?
-Oh, es verdad. Quiero llevarte a un sitio.
-¿Un sitio? ¿Adónde?
-Ya verás. -me cogió de la mano y nos fuimos hacia la entrada.
Cogí las llaves y nos fuimos. Al parecer íbamos a ir caminando.
-¿Pero por qué no me lo dices ahora?
-Porque quiero que sea una sorpresa -me dijo sonriendo.
Suspiré y le devolví la sonrisa. Después de creo que media hora andando, llegamos a un camino a través del bosque.
-¿Por... por ahí? Verás, cielo, no... soy un imán para las caídas... y las raíces de los árboles y las hojas no es que ayuden mucho... -intenté excusarme, y retrocedí un paso. Él se acercó a mí.
-Cariño, ¿seguro que no quieres? -dijo con voz seductora- Porque si te caes o algo parecido estaré yo ahí, ¿no es así? -puso las manos al cada lado de mi cabeza.
¿Estaba usando sus métodos de seducción conmigo?
-Es-es-esto... s-s-s-si... proba... probablemente...
-¿Y entonces de que tienes miedo? -cada vez acerca más su cara a la mía.
Me quedé paralizada. Él ya veía una victoria asegurada, y yo la derrota.
-Ehhhhh... emm... de... de caerme... quizás... -no podía pensar con claridad.
-¿Y crees que voy a dejar que mi niña se caiga y se haga daño?
-Mmm... no...
-¿Entonces vamos?
-Claro... -porras, perdí.
Bueno, creo que siempre pierdo. Suspiré y nos fuimos hacia el bosque. Cuando estábamos casi al final del camino, Drake me paró.
-Claire, cierra los ojos.
-¿Por...? Oh, vale. -los cerré con fuerza y él me guió.
Después de unas cuantas caídas y árboles, sentí como el suelo se alisaba. Creo que ya estábamos.
-Vale, puedes abrirlos.
Los abrí despacio, y lo que vi fue algo precioso. Era un gran campo verde, con muchas flores de todos los colores por todas partes, al final había un acantilado, y debajo estaba toda la ciudad. No vi cosa más bonita en la vida. Debajo del sol, todas las plantas y flores brillaban como perlas. No pude evitar sonreír. Miré hacia Drake con los ojos llorosos. Éste también sonreía.
-Todo esto... es precioso, Drake -se encogió de hombros tímidamente, y puso las manos detrás de la espalda.
-Me alegro que te guste. Que yo sepa nadie conoce este pequeño jardín, así que... es tuyo.
-Pero lo encontraste tú...
-Si, pero te lo regalo.
-¿Pero por qué?
-Porque te quiero. ¿No te parece suficiente razón para regalarle algo a alguien?
Me sonrió y se adelantó unos pasos. Estaba tan emocionada que corrí hacia él y le tiré al suelo. Él cayó hacia atrás y yo encima de él. Nos echamos a reír.
-Buf, Claire, eres una bruta. -dijo entre risas.
-¿Yo? Que yo sepa eres tú el que se pelea con cualquiera...
Le di un beso y me acosté a su lado de costado.
-De verdad que nunca creí que querría tanto a nadie... incluso... incluso veía a los enamorados y no entendía por qué tanto... cariño entre ellos. Creo que ahora ya lo sé -dijo mientras me acariciaba la mejilla con la mano- Te quiero
-Yo también a ti.
-Ya lo sé -me sonrió.
Ambos nos incorporamos, sentados en el brillante césped abrazados, mirando a la ciudad. Nunca creí que fuera tan grande. Empezó a anochecer.
-Bueno, ya es tarde. Será mejor que volvamos. A ver si van a creer que nos escapamos o algo parecido... -dijo. Me reí.
Eso sería lo más probable. Drake me tendió la mano y me levanté. Volvimos a casa. Después de despedirnos, cené y me fui ya a la cama. Más adorable no puede ser...
jueves, 22 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
Hermanos nuevos (Drake)
Como todos los días por la mañana, cuando salía, fui a casa de Claire, ya que ahora íbamos juntos a clase. Sofí ya no quiere venir conmigo, ya que dice que ya es madura, y desde que cumplió los trece años está insoportable, pero aún así sigue siendo una buena hermana. Al llegar peté a la puerta. Me abrió Claire con su radiante sonrisa. Dios, cómo la quería. Cogió sus llaves, cerró la puerta, me dió un beso y caminamos al instituto. Al llegar, saludamos al grupo y entramos en clase. Todos habíamos cambiado mucho durante este año. Yo, por ejemplo, había crecido bastante, Claire cada día está más guapa, Alex, aunque parezca increíble, es más madura y piensa antes de hablar; Carla no descuida para nada sus estudios, y Mike, John, Brian y Jake... pues sólo piensan en mujeres. Ahora tocaba Física y Química, así que Claire y yo estaríamos en la misma mesa. Menos mal. Cuando entró el profesor, en vez de decirnos lo que debíamos hacer, se plantó delante de su escritorio, sonriendo.
-Chicos, tenemos dos compañeros nuevos. Saludadles.
Un chico y una chica entraron por la puerta. Eran iguales, aunque el chico tenía cara de chulo total, que se pilla a todas. Se pusieron detrás del profesor, algo asustados. Pero la chica al mirarme se quedó con la boca abierta, ruborizándose, y el chico miraba a Claire interesado. Pues que ni lo sueñe. Miré hacia ella, que miraba con los ojos entrecerrados a la nueva. Me hizo sonreír.
-¿Estás celosa? -le susurré.
-¿Yo? No... Bueno, un poco.
-¿Pero por qué? Si sabes que te quiero sólo a ti...
-Ya, pero no me gusta que te mire de esa forma. Además, tú también parecías querer asesinar al chico.
-Pues que no te mirara. -desvié la mirada. Sonrió.
-Bueno -dijo el profesor. Los chicos ya se habían presentado, pero no escuchamos- Entonces... ¿quién quiere instruirles?
-¡Drake y Claire seguro que quieren! -gritó si no me equivoco John. A su lado estaba Jake, que le dió un codazo para que se callara.
-¿Entonces...?
-Eh... -murmuramos a la vez.
-¡Muy bien! Pues chicos, ya sabéis. Al salir de clase les explicáis. Claire, tú ayuda a Nike. Drake, tú a Emma. Bien, volvamos a la clase...
Asentimos no muy convencidos. No creo que pasara nada. En el recreo, por supuesto iba a ser frío con ella, prácticamente como era con todas menos con Claire. La tal Emma ya me esperaba en la puerta. Cogí mis cosas para prepararlas para la siguiente clase. Salí del aula, y la otra me siguió.
-Bueno, dame tu horario. -dije sin mirarla. Tardaba demasiado en dármelo- A ver, ¿quieres que te ayude o no? Porque no tengo todo el día. -me volví hacia ella.
Estaba en el suelo, de rodillas buscando en su mochila la maldita hoja. Puse los ojos en blanco. Al final la sacó toda arrugada, y me la dió temblando. Nuestras manos se rozaron, y pude oír como su corazón se volvía frenético, mientras se ruborizaba. Bueno...
-Bien, pues las últimas clases ya las has visto. Educación Física es en aquélla -dije señalando la puerta del fondo- y la de Biología allí. Ven, te voy a enseñar los demás sitios. -le tendí la mano para que se levantara, y me la tomó cogiendo su mochila.
Respiraba entrecortadamente. Estaba... ¿hiperventilando? Se la solté enseguida, no quería darle esperanzas. Cuando le enseñaba la cafetería, oí voces. Escuché a hurtadillas.
-Pues... esta es la cafetería. Bonita, ¿verdad? -era la dulce voz de mi Claire.
-Si... en verdad bonita, como la chica que tengo delante. -dijo el tal Nike. Espera ¡¿qué?!
-Emm... gra-gracias, pero... no... -me acerqué hasta poder verles.
Nike se inclinaba para poder besarla, pero Claire se apartó rápidamente. Muy bien, así que el chaval quiere guerra, ¿eh? Me giré hacia Emma.
-Bueno, esto es todo. Chao.
-Pero...
-He dicho chao.
-Va-vale... -y se fue.
Me acerqué más y me apoyé en la pared. Me crucé de brazos y me aclaré la garganta sonoramente. Los dos se volvieron hacia mí. Nike se veía notablemente molesto, y Claire con un grandísimo alivio.
-¡¡Drake!! Te juro que yo... -intentó explicarse Claire.
-No, tranquila. No hace falta. -me incorporé y me puse al lado de Nike.
-Bueno, chaval. Como te habrás dado cuenta ella no quiere nada de ti, así que... ¿por qué sigues manteniendo falsas esperanzas? Me das pena, en serio... Total, sólo eres un chico desesperado y fracasado que busca chicas para consolarte... y cuándo no son chicas, también chicos incluso, pero claro, tus padres no aceptarían la homosexualidad de un hijo... -chasqueé la lengua.
-¿Pero qué dices, imbécil? ¿Tengo pinta de gay? -carraspeé- ¿Te quieres hacer el gracioso? Además, ¿qué te importa ella? Acaso es...
-Si, es mi novia. Por eso me molesta un poquitín de nada que intentes ligártela. -dije sarcásticamente.
-Oh, bueno, perdona. Intentaré no molestarla, pero no te prometo nada... -sonrió.
-Como vuelvas a molestarla, te voy a dejar bizco, ¿me oyes? Así de claro te lo dejo. Claire, ¿vienes o te quedas?
-¡Voy! Digo... voy contigo. -dijo. Asentí sonriendo, le tendí la mano y nos fuimos de allí, no sin antes sonreírle a Nike satisfactoriamente.
Íbamos por el pasillo cuando Claire me paró.
-Perdóname... -dijo.
-¿Perdonarte por qué? -se encogió de hombros.
-Por... por lo de ahora.
-Cariño, si la que lo pasaste mal fuiste tú...
-Ni te lo imaginas, pero aún así... -se acercó a mí y me abrazó.
La rodeé con los brazos y enterré mi rostro en su pelo.
-Venga, tranquila...
-Por cierto, la chica ésa... ¿no te haría nada, verdad? -me reí- ¿Qué te hace tanta gracia?
Me separé de ella, pero sin soltarla, y la miré a los ojos.
-Tus celos, amor, me hacen mucha, mucha gracia, porque no tienes por qué tenerlos.
-Chicos, tenemos dos compañeros nuevos. Saludadles.
Un chico y una chica entraron por la puerta. Eran iguales, aunque el chico tenía cara de chulo total, que se pilla a todas. Se pusieron detrás del profesor, algo asustados. Pero la chica al mirarme se quedó con la boca abierta, ruborizándose, y el chico miraba a Claire interesado. Pues que ni lo sueñe. Miré hacia ella, que miraba con los ojos entrecerrados a la nueva. Me hizo sonreír.
-¿Estás celosa? -le susurré.
-¿Yo? No... Bueno, un poco.
-¿Pero por qué? Si sabes que te quiero sólo a ti...
-Ya, pero no me gusta que te mire de esa forma. Además, tú también parecías querer asesinar al chico.
-Pues que no te mirara. -desvié la mirada. Sonrió.
-Bueno -dijo el profesor. Los chicos ya se habían presentado, pero no escuchamos- Entonces... ¿quién quiere instruirles?
-¡Drake y Claire seguro que quieren! -gritó si no me equivoco John. A su lado estaba Jake, que le dió un codazo para que se callara.
-¿Entonces...?
-Eh... -murmuramos a la vez.
-¡Muy bien! Pues chicos, ya sabéis. Al salir de clase les explicáis. Claire, tú ayuda a Nike. Drake, tú a Emma. Bien, volvamos a la clase...
Asentimos no muy convencidos. No creo que pasara nada. En el recreo, por supuesto iba a ser frío con ella, prácticamente como era con todas menos con Claire. La tal Emma ya me esperaba en la puerta. Cogí mis cosas para prepararlas para la siguiente clase. Salí del aula, y la otra me siguió.
-Bueno, dame tu horario. -dije sin mirarla. Tardaba demasiado en dármelo- A ver, ¿quieres que te ayude o no? Porque no tengo todo el día. -me volví hacia ella.
Estaba en el suelo, de rodillas buscando en su mochila la maldita hoja. Puse los ojos en blanco. Al final la sacó toda arrugada, y me la dió temblando. Nuestras manos se rozaron, y pude oír como su corazón se volvía frenético, mientras se ruborizaba. Bueno...
-Bien, pues las últimas clases ya las has visto. Educación Física es en aquélla -dije señalando la puerta del fondo- y la de Biología allí. Ven, te voy a enseñar los demás sitios. -le tendí la mano para que se levantara, y me la tomó cogiendo su mochila.
Respiraba entrecortadamente. Estaba... ¿hiperventilando? Se la solté enseguida, no quería darle esperanzas. Cuando le enseñaba la cafetería, oí voces. Escuché a hurtadillas.
-Pues... esta es la cafetería. Bonita, ¿verdad? -era la dulce voz de mi Claire.
-Si... en verdad bonita, como la chica que tengo delante. -dijo el tal Nike. Espera ¡¿qué?!
-Emm... gra-gracias, pero... no... -me acerqué hasta poder verles.
Nike se inclinaba para poder besarla, pero Claire se apartó rápidamente. Muy bien, así que el chaval quiere guerra, ¿eh? Me giré hacia Emma.
-Bueno, esto es todo. Chao.
-Pero...
-He dicho chao.
-Va-vale... -y se fue.
Me acerqué más y me apoyé en la pared. Me crucé de brazos y me aclaré la garganta sonoramente. Los dos se volvieron hacia mí. Nike se veía notablemente molesto, y Claire con un grandísimo alivio.
-¡¡Drake!! Te juro que yo... -intentó explicarse Claire.
-No, tranquila. No hace falta. -me incorporé y me puse al lado de Nike.
-Bueno, chaval. Como te habrás dado cuenta ella no quiere nada de ti, así que... ¿por qué sigues manteniendo falsas esperanzas? Me das pena, en serio... Total, sólo eres un chico desesperado y fracasado que busca chicas para consolarte... y cuándo no son chicas, también chicos incluso, pero claro, tus padres no aceptarían la homosexualidad de un hijo... -chasqueé la lengua.
-¿Pero qué dices, imbécil? ¿Tengo pinta de gay? -carraspeé- ¿Te quieres hacer el gracioso? Además, ¿qué te importa ella? Acaso es...
-Si, es mi novia. Por eso me molesta un poquitín de nada que intentes ligártela. -dije sarcásticamente.
-Oh, bueno, perdona. Intentaré no molestarla, pero no te prometo nada... -sonrió.
-Como vuelvas a molestarla, te voy a dejar bizco, ¿me oyes? Así de claro te lo dejo. Claire, ¿vienes o te quedas?
-¡Voy! Digo... voy contigo. -dijo. Asentí sonriendo, le tendí la mano y nos fuimos de allí, no sin antes sonreírle a Nike satisfactoriamente.
Íbamos por el pasillo cuando Claire me paró.
-Perdóname... -dijo.
-¿Perdonarte por qué? -se encogió de hombros.
-Por... por lo de ahora.
-Cariño, si la que lo pasaste mal fuiste tú...
-Ni te lo imaginas, pero aún así... -se acercó a mí y me abrazó.
La rodeé con los brazos y enterré mi rostro en su pelo.
-Venga, tranquila...
-Por cierto, la chica ésa... ¿no te haría nada, verdad? -me reí- ¿Qué te hace tanta gracia?
Me separé de ella, pero sin soltarla, y la miré a los ojos.
-Tus celos, amor, me hacen mucha, mucha gracia, porque no tienes por qué tenerlos.
martes, 13 de octubre de 2009
Cómo le quiero... (Claire)
Me desperté por la mañana. Ya ha pasado un año desde que mi vida cambió mágicamente al conocer a Drake. Y ambos seguimos tan enamorados como el primer día.
De repente alguien timbró en la puerta de la entrada. Era sábado, y mis padres se fueron a dar una vuelta, así que tengo que abrir yo. Siempre lo hacían por las mañanas. Me saqué las sábanas enredadas, me puse las zapatillas y bajé corriendo a la puerta. La abrí. Y ahí estaba él, tan guapo como siempre, vestido con unos sencillos vaqueros, una camiseta y por encima una camisa, y sonreía.
-Hola, ciel... -no le dejé acabar.
Di un salto y me lancé hacia él, dándole un beso en los labios. Éste me subió en sus brazos tambaleándose por la fuerza con la que había saltado, pero no se separaba de mi. Al final tuve que separarme yo, y me bajé, aunque él me soltó a regañadientes. Le cogí de la mano y entramos en la casa. Yo me iba a dirigir a mi habitación, pero él se paró. Le miré confundida y me arrastró hasta la cocina. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
-¿Desayunaste? -me preguntó.
-Emm... es que... no tengo hambre...
Desde que tuve la depresión, aunque ya me curara, perdí el apetito. El médico no sabe que me pasa, pero aún así, me obligan a comer. Especialmente Drake.
-¡¿Cómo que no tienes hambre?! -me señaló con el dedo la silla- A comer.
Suspiré y me senté. Él me preparó leche con cereales, y me lo puso encima de la mesa, pero yo me crucé de brazos.
-¿Y tú? ¿Desayunaste? -miró hacia otro lado.
-No.
Me levanté y le preparé otro tazón de leche. Luego me volví a sentar.
-Come tú. Yo no tengo hambre...
-¡Ja! Mira, voy a hacer algo muy, muy eficaz, o eso espero. Si tú no comes -me dijo despacio- yo no como. ¿Queda claro? -sonrió.
-Vale, muy bien.
Me volví a cruzar de brazos, y él también, sin parar de mirarnos a los ojos. De repente escuché algo. Venía del estómago de Drake. Le sonaban las tripas, pero él intentó ocultar el ruido poniendo los brazos cruzados encima, aunque seguían sonando. No podía verle sufrir así. Volví a suspirar, cogí la cuchara y comí. Él sonrió triunfal, cogió su cuchara y comió también.
-¿Ves? Suelo salirme con la mía.
-Me alegro por ti -le miré con los ojos entrecerrados.
-Venga, cariño, no te enfades... No soporto verte así...
Se levantó con cuidado, sin parar de sonreír, y poniéndose a mi lado, se acuclilló y me cogió de la mano, poniéndola entre las suyas.
-¿Me... perdonas, vida mía? -me besó en el dorso de la mano, y me miró con sus ojos del color del zafiro.
Me quedé con la boca abierta.
-Ehhhh... esto... emmm... s-s-si... si, eso, eh... te perdono... -yo sólo podía verle sus preciosos ojos.
-Bien. -se levantó, inclinándose hacia mí y me besó- Tan encantadora como siempre. Venga, ve a vestirte, que vamos a dar una vuelta.
-¡Pero es sábado por la mañana! ¿Quién sale...? -me alzó la barbilla y me volvió a besar- Vale, voy.
Él se rió por lo bajo, y se fue hacia el salón.
-Te espero aquí, y por favor, no tardes. No me gusta estar separado de ti.
Asentí. La cabeza me daba vueltas, pero aún así me levanté y me fui a mi habitación. Me vestí, hice la cama, me peiné lo mejor posible y bajé al salón. Drake tenía una mano guardada en el bolsillo del pantalón y la otra agarrando un libro bastante gordo. Sonreía muy divertido. Al sentirme se volvió hacia mí, algo sorprendido, y ocultó el libro en su espalda. Dejó de sonreír.
-Esto... ¿ya acabaste?
-¿Qué tienes ahí? -pregunté con los brazos cruzados- ¿Qué es eso?
-¿Eh? ¿Lo qué?
Le miré burlonamente. Me acerqué a él y le intenté coger el libro, pero se apartó de mí, retrocediendo. Me volví a acercar, rodeé su cuello con los brazos y le besé. Él me rodeó con los suyos la cintura, todavía con el libro en una mano, atrayéndome más a él. Yo aproveché, bajé un brazo de su cuello y agarré el libro. Me separé y lo miré. Me horroricé.
-Es... es mi... ¿mi albúm de fotos?
-Bueno... más concretamente uno de los millones álbumes de fotos que tienes.
-Si, es lo que tiene cuando eres hija única -dije bromeando- ¿Y que estabas mirando?
-Esto... perdona por mirar sin pedirte permiso, pero... cuando miré tu nombre ahí, y miré la primera foto de cuando eras pequeña... la verdad, eras y eres preciosa, así que no me resistí. Perdóname.
-No pasa nada, Drake, pero no me vuelvas a asustar así, por favor...
-Está bien... -me volvió a rodear la cintura- Por cierto, lo de antes fue trampa.
-¿Y tú antes? Espero que no vayas en serio en lo de... que si yo no como tú no comes...
-Si -dejó de sonreír, volviéndose serio- voy totalmente en serio. Perdona si te molesta, pero es la única forma de que comas. -suspiré- Bueno, ¿ya estás lista?
-Sip -dije sonriendo. Él también lo hizo.
-Bien, pues vamos.
Me cogió de la mano y fuimos a dar la vuelta.
De repente alguien timbró en la puerta de la entrada. Era sábado, y mis padres se fueron a dar una vuelta, así que tengo que abrir yo. Siempre lo hacían por las mañanas. Me saqué las sábanas enredadas, me puse las zapatillas y bajé corriendo a la puerta. La abrí. Y ahí estaba él, tan guapo como siempre, vestido con unos sencillos vaqueros, una camiseta y por encima una camisa, y sonreía.
-Hola, ciel... -no le dejé acabar.
Di un salto y me lancé hacia él, dándole un beso en los labios. Éste me subió en sus brazos tambaleándose por la fuerza con la que había saltado, pero no se separaba de mi. Al final tuve que separarme yo, y me bajé, aunque él me soltó a regañadientes. Le cogí de la mano y entramos en la casa. Yo me iba a dirigir a mi habitación, pero él se paró. Le miré confundida y me arrastró hasta la cocina. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
-¿Desayunaste? -me preguntó.
-Emm... es que... no tengo hambre...
Desde que tuve la depresión, aunque ya me curara, perdí el apetito. El médico no sabe que me pasa, pero aún así, me obligan a comer. Especialmente Drake.
-¡¿Cómo que no tienes hambre?! -me señaló con el dedo la silla- A comer.
Suspiré y me senté. Él me preparó leche con cereales, y me lo puso encima de la mesa, pero yo me crucé de brazos.
-¿Y tú? ¿Desayunaste? -miró hacia otro lado.
-No.
Me levanté y le preparé otro tazón de leche. Luego me volví a sentar.
-Come tú. Yo no tengo hambre...
-¡Ja! Mira, voy a hacer algo muy, muy eficaz, o eso espero. Si tú no comes -me dijo despacio- yo no como. ¿Queda claro? -sonrió.
-Vale, muy bien.
Me volví a cruzar de brazos, y él también, sin parar de mirarnos a los ojos. De repente escuché algo. Venía del estómago de Drake. Le sonaban las tripas, pero él intentó ocultar el ruido poniendo los brazos cruzados encima, aunque seguían sonando. No podía verle sufrir así. Volví a suspirar, cogí la cuchara y comí. Él sonrió triunfal, cogió su cuchara y comió también.
-¿Ves? Suelo salirme con la mía.
-Me alegro por ti -le miré con los ojos entrecerrados.
-Venga, cariño, no te enfades... No soporto verte así...
Se levantó con cuidado, sin parar de sonreír, y poniéndose a mi lado, se acuclilló y me cogió de la mano, poniéndola entre las suyas.
-¿Me... perdonas, vida mía? -me besó en el dorso de la mano, y me miró con sus ojos del color del zafiro.
Me quedé con la boca abierta.
-Ehhhh... esto... emmm... s-s-si... si, eso, eh... te perdono... -yo sólo podía verle sus preciosos ojos.
-Bien. -se levantó, inclinándose hacia mí y me besó- Tan encantadora como siempre. Venga, ve a vestirte, que vamos a dar una vuelta.
-¡Pero es sábado por la mañana! ¿Quién sale...? -me alzó la barbilla y me volvió a besar- Vale, voy.
Él se rió por lo bajo, y se fue hacia el salón.
-Te espero aquí, y por favor, no tardes. No me gusta estar separado de ti.
Asentí. La cabeza me daba vueltas, pero aún así me levanté y me fui a mi habitación. Me vestí, hice la cama, me peiné lo mejor posible y bajé al salón. Drake tenía una mano guardada en el bolsillo del pantalón y la otra agarrando un libro bastante gordo. Sonreía muy divertido. Al sentirme se volvió hacia mí, algo sorprendido, y ocultó el libro en su espalda. Dejó de sonreír.
-Esto... ¿ya acabaste?
-¿Qué tienes ahí? -pregunté con los brazos cruzados- ¿Qué es eso?
-¿Eh? ¿Lo qué?
Le miré burlonamente. Me acerqué a él y le intenté coger el libro, pero se apartó de mí, retrocediendo. Me volví a acercar, rodeé su cuello con los brazos y le besé. Él me rodeó con los suyos la cintura, todavía con el libro en una mano, atrayéndome más a él. Yo aproveché, bajé un brazo de su cuello y agarré el libro. Me separé y lo miré. Me horroricé.
-Es... es mi... ¿mi albúm de fotos?
-Bueno... más concretamente uno de los millones álbumes de fotos que tienes.
-Si, es lo que tiene cuando eres hija única -dije bromeando- ¿Y que estabas mirando?
-Esto... perdona por mirar sin pedirte permiso, pero... cuando miré tu nombre ahí, y miré la primera foto de cuando eras pequeña... la verdad, eras y eres preciosa, así que no me resistí. Perdóname.
-No pasa nada, Drake, pero no me vuelvas a asustar así, por favor...
-Está bien... -me volvió a rodear la cintura- Por cierto, lo de antes fue trampa.
-¿Y tú antes? Espero que no vayas en serio en lo de... que si yo no como tú no comes...
-Si -dejó de sonreír, volviéndose serio- voy totalmente en serio. Perdona si te molesta, pero es la única forma de que comas. -suspiré- Bueno, ¿ya estás lista?
-Sip -dije sonriendo. Él también lo hizo.
-Bien, pues vamos.
Me cogió de la mano y fuimos a dar la vuelta.
domingo, 11 de octubre de 2009
Cuestión...
Veréis, es que me habéis hecho pensar mucho... Ya sé que está mal que yo lo diga, pero también me gusta el blog, así que... me gustaría saber si queréis que siga con la historia. Si os gusta el final y que lo deje así, entonces dejaré de escribir el blog; si queréis que siga escribiendo... bueno, pues me lo confirmáis y listo. Muchas gracias. Vuestra opinión es muy importante para mí.
sábado, 10 de octubre de 2009
Final. (Claire)
Me volvieron a despertar unos suaves labios. Abrí los ojos, y esta vez estábamos en el avión, y yo apoyada en Drake. Éste me acarició la mejilla, y yo sonreí.
-Venga, hora de levantarse. Ya llegamos, amor. -me dijo dulcemente.
Me incorporé del sillón, me levanté a la vez que él y nos fuimos seguidos de nuestros padres. Cogimos todas las maletas y salimos del aeropuerto. Nos dirigimos a dos coches, el de los padres de Drake. Éste se llevó una mano al bolsillo del pantalón y cogió unas llaves.
-¿Os importa que yo lleve a Claire y vosotros váis todos juntos? -preguntó.
-No, no hay problema. Venga, vamos. -dijo Grace.
Drake y yo pusimos nuestras maletas en el espacioso maletero del coche y nos subimos. Empezó a conducir. No podía parar de mirarle. Todavía no me creía que hubiera mentido a sus padres, viajado hasta Francia con su propio dinero y que haya recorrido todas las calles posibles sólo para encontrarme. Me estiré y le dí un beso en la mejilla. Me miró extrañado, pero sonriendo.
-¿Y eso? -preguntó mirando a la carretera.
-Gracias, Drake. De verdad, muchas gracias.
-Vaya, si no me equivoco, ya me has dado las gracias unas cinco veces entre ayer y hoy.
-Y aún siguen siendo insuficientes para todo el agradecimiento que te debo. -dije sin para de mirarle.
-Con tal de estar juntos para siempre, no me debes nada. -me volvió a acariciar la mejilla.- Por cierto...
-¿Qué pasa?
-Si... si Mike, John o Brian se me lanzan encima...
-Tranquilo, yo te protejo. Me pondré entre vosotros si hace falta.
-¡No! ¡Ni se te ocurra! Si te hacen daño, seré yo el que los despedace personalmente.
Le sonreí. Después de una hora de viaje en coche, llegamos a casa. Primero a la mía, dejé mis maletas en casa, y Drake intentó convencerme para que durmiera un poco, pero yo quise acompañarle. Ahora íbamos a recoger a su hermana. Le debía mucho a ella también. Llegamos a la casa de su abuela, y Sofí se lanzó a los brazos de Drake, y al verme, sonrió todavía más, dejando a su hermano para venir a los míos.
-Sofí, gracias por tu ayuda -le susurré en el oído mientras la abrazaba.
Ella me correspondió con un beso. Fuimos a su casa, dejaron las maletas, y al salir por la puerta otra vez... nos encontramos con todos. Y con todos me refiero a nuestros padres, Alex, Mike, John, Carla y Brian, incluso estaba Jake, para nuestra sorpresa. Éste se adelantó un paso.
-Chicos... lo siento, de veras. Creo que... que estaba celoso... perdonadme. -dijo cabizbajo.
Parecía realmente arrepentido. Me acerqué a él y le di un abrazo. Me lo devolvió. Me separé y Drake alzó una mano para apretar la de Jake. Éste hizo lo mismo e hicieron las paces. Luego Mike se puso al lado de Jake y miró furioso a Drake.
-¡¡¿¿Pero tú no sabes avisar??!! -gritó mientras se acercaba lentamente a él.
-Ya, pero... es que... las chicas sabían dónde vivía y... -intentó excusarse Drake.
-Bueno... nosotros vamos a dentro, ¿si? -dijeron nuestros padres y Sofí al unísono.
Entraron. Mike se acercaba cada vez más a él. Drake bajó rápidamente el escalón. No sé por qué, pero tenía miedo, así que cuando Mike iba a bajar el escalón, yo me puse delante de él, me resbalé y caí hacia atrás. Pero no me hice daño. ¿Por qué? Miré hacia atrás y unos brazos me alzaron y me pegaron a su cuerpo. Drake me cogía como un bebé, y tenía su rostro sólo a unos centrímetros del mío.
-Cariño... ya te he dicho que no te entrometieras, porque sabía que te iba a pasar algo malo... -susurró.
-Bueno, si a esto le llamas malo... -dije mientras le abrazaba.
Él sonrió todo lo que pudo y puso sus labios sobre los míos. Los separó un momento.
-De verdad, cielo mío, que a veces no te entiendo... -y volvió a besarme.
Desde ese momento, sabía que mi felicidad de verdad empezaba ahora.
-Venga, hora de levantarse. Ya llegamos, amor. -me dijo dulcemente.
Me incorporé del sillón, me levanté a la vez que él y nos fuimos seguidos de nuestros padres. Cogimos todas las maletas y salimos del aeropuerto. Nos dirigimos a dos coches, el de los padres de Drake. Éste se llevó una mano al bolsillo del pantalón y cogió unas llaves.
-¿Os importa que yo lleve a Claire y vosotros váis todos juntos? -preguntó.
-No, no hay problema. Venga, vamos. -dijo Grace.
Drake y yo pusimos nuestras maletas en el espacioso maletero del coche y nos subimos. Empezó a conducir. No podía parar de mirarle. Todavía no me creía que hubiera mentido a sus padres, viajado hasta Francia con su propio dinero y que haya recorrido todas las calles posibles sólo para encontrarme. Me estiré y le dí un beso en la mejilla. Me miró extrañado, pero sonriendo.
-¿Y eso? -preguntó mirando a la carretera.
-Gracias, Drake. De verdad, muchas gracias.
-Vaya, si no me equivoco, ya me has dado las gracias unas cinco veces entre ayer y hoy.
-Y aún siguen siendo insuficientes para todo el agradecimiento que te debo. -dije sin para de mirarle.
-Con tal de estar juntos para siempre, no me debes nada. -me volvió a acariciar la mejilla.- Por cierto...
-¿Qué pasa?
-Si... si Mike, John o Brian se me lanzan encima...
-Tranquilo, yo te protejo. Me pondré entre vosotros si hace falta.
-¡No! ¡Ni se te ocurra! Si te hacen daño, seré yo el que los despedace personalmente.
Le sonreí. Después de una hora de viaje en coche, llegamos a casa. Primero a la mía, dejé mis maletas en casa, y Drake intentó convencerme para que durmiera un poco, pero yo quise acompañarle. Ahora íbamos a recoger a su hermana. Le debía mucho a ella también. Llegamos a la casa de su abuela, y Sofí se lanzó a los brazos de Drake, y al verme, sonrió todavía más, dejando a su hermano para venir a los míos.
-Sofí, gracias por tu ayuda -le susurré en el oído mientras la abrazaba.
Ella me correspondió con un beso. Fuimos a su casa, dejaron las maletas, y al salir por la puerta otra vez... nos encontramos con todos. Y con todos me refiero a nuestros padres, Alex, Mike, John, Carla y Brian, incluso estaba Jake, para nuestra sorpresa. Éste se adelantó un paso.
-Chicos... lo siento, de veras. Creo que... que estaba celoso... perdonadme. -dijo cabizbajo.
Parecía realmente arrepentido. Me acerqué a él y le di un abrazo. Me lo devolvió. Me separé y Drake alzó una mano para apretar la de Jake. Éste hizo lo mismo e hicieron las paces. Luego Mike se puso al lado de Jake y miró furioso a Drake.
-¡¡¿¿Pero tú no sabes avisar??!! -gritó mientras se acercaba lentamente a él.
-Ya, pero... es que... las chicas sabían dónde vivía y... -intentó excusarse Drake.
-Bueno... nosotros vamos a dentro, ¿si? -dijeron nuestros padres y Sofí al unísono.
Entraron. Mike se acercaba cada vez más a él. Drake bajó rápidamente el escalón. No sé por qué, pero tenía miedo, así que cuando Mike iba a bajar el escalón, yo me puse delante de él, me resbalé y caí hacia atrás. Pero no me hice daño. ¿Por qué? Miré hacia atrás y unos brazos me alzaron y me pegaron a su cuerpo. Drake me cogía como un bebé, y tenía su rostro sólo a unos centrímetros del mío.
-Cariño... ya te he dicho que no te entrometieras, porque sabía que te iba a pasar algo malo... -susurró.
-Bueno, si a esto le llamas malo... -dije mientras le abrazaba.
Él sonrió todo lo que pudo y puso sus labios sobre los míos. Los separó un momento.
-De verdad, cielo mío, que a veces no te entiendo... -y volvió a besarme.
Desde ese momento, sabía que mi felicidad de verdad empezaba ahora.
viernes, 9 de octubre de 2009
Vuelta a casa. (Claire)
Sentí un beso en los labios mientras dormía. Era por la mañana porque sentía la luz a través de los párpados cerrados. Sonreí. Ya sabía quién era, la única persona a la que me apetecía ver en estos momentos. Abrí los ojos y me lo encontré sentado en mi cama, a mi lado. Me sonrió, y me fijé que ya estaba vestido. Me incorporé con dificultad por el sueño, y la cabeza me da vueltas, aunque quizá eso fue el beso. Alargó un brazo hacia mí y me acarició con suavidad la mejilla con el dorso de la mano. Por el sol que entraba por la ventana, su pelo se volvió dorado, y su piel brilló con una intensa blancura, mientras la luz se reflejaba en sus ojos azules. En una palabra: perfecto.
-Buenos días, mi Bella Durmiente. -dijo todavía acariciando mi mejilla- ¿Qué tal has dormido?
-La verdad es que muy bien, pero sólo porque sabía que estabas. -me miró con ternura, se acercó a mí y me susurró.
-Igual que yo -y me dio otro beso.
Me ruboricé, y cómo no, mi traidor corazón se volvió frenético, y Drake sonrió todavía más.
-Bueno, vine para avisarte de que hay que ir a desayunar y luego nos vamos. Así que cuándo termines ve preparando tus maletas.
-¡¡¡Es verdad!!! -grité alegre- ¡¡¡Volvemos a casa!!! -y sin darme cuenta salí de las sábanas que me cubrían y di un salto hacia Drake, que cayó hacia atrás en la cama, y yo con él.
-Vaya, pues sí que te alegraste, ¿eh?
Rodeé mis brazos en su cuello y le abracé muy fuerte.
-Cielo... que me ahogas... -dijo susurrando.
-Uy... -me levanté y me puse de pie en el suelo- Perdona...
Él también se levantó sin dejar de sonreír y me dio un beso en la mejilla a la vez que me decía:
-Ve vistiéndote. Te espero fuera. -yo asentí un poco nerviosa, él metió las dos manos en sus bolsillos y se fue silbando de la habitación.
Cerró la puerta. Me vestí con la mayor prisa que pude, hice la cama y me fui al pasillo. Allí estaba él mirando hacia un cuadro que estaba colgado, apoyado en la pared con los brazos cruzados. Cuando salí miró hacia mí, se incorporó y vino. Me cogió de la mano y me condujo escaleras abajo hasta la cocina. Allí estaban nuestros padres sentados en la mesa desayunando, hablando animadamente. Al entrar todos se giraron hacia nosotros. Sonriendo.
-¡Hola! ¡Vaya, Claire, qué buen aspecto tienes! -dijo Grace.
-Ay, cariño, ¡ya estás bien! -dijo mi madre- Drake, gracias por despertarla. Venga, sentaros a desayunar.
Ambos nos sentamos en dos sillas juntas, y empezamos a desayunar. Cuando terminamos, nos levantamos mientras los demás seguían allí parloteando. Al llegar a mi habitación, me giré hacia Drake.
-Drake, ¿me puedes ayudar? -dije educadamente.
Él hizo como una reverencia.
-Para eso estoy aquí, para serviros, mi dama. -dijo mientras sonreía.
Me derretí.
-Eh... si... esto... ay, me perdí... -estaba traspuesta.
-¿Quieres que te coja las maletas? -preguntó mientras se acercaba a mí.
Otra vez mi corazón traicionero latió muy rápido.
-Emm... si... están allí arriba. -dije señalando encima del armario- Yo... yo iré cogiendo la ropa.
Asintió y se dirigió hacia el armario para intentar cogerlas. Yo mientras fui hasta los cajones y saqué todo. Drake las dejó en el suelo ya abiertas, y yo puse todo lo de la habitación que fuera mío. Al terminar bajamos con todo, las dejamos al lado de la entrada y fuimos a avisarles. Todos cogieron sus cosas y nos fuimos. Llegamos al aeropuerto, cogimos los billetes, facturamos todo, y nos subimos al avión. Por mucha, mucha suerte, a Drake y a mí nos tocó juntos y solos, sin embargo, nuestros padres tuvieron que irse hacia la otra parte, muy lejos de nosotros. Nos sentamos y nos acomodamos en los sillones. Me había tocado, de los dos sillones de la fila, al lado del pasillo, pero Drake me dejó al lado de la ventana. Ya pronto íbamos a despegar cuando oí una voz:
-Vaya, tú eres el chico que tenía prisa, ¿no? -le preguntó una azafata a Drake. ¿Lo conocía?
-Si, ése mismo. Pero ya encontré lo que buscaba. -miró hacia mí sonriendo.
-Me alegro mucho. ¡Hasta luego! -y se fue.
-¿Quién era? -le pregunté inocentemente.
-Es que... cuando aterrizó el avión me quedé dormido, y una señora y esa azafata me despertaron, gracias a ellas no llegué tarde.
Me guiñó un ojo, puso las manos detrás de la cabeza apoyándose en el respaldo y cerró los ojos. Se veía tan guapo así que no pude resistirme a apoyar la cabeza en su hombro. Él al sentirme, abrió los ojos, sonrió y quitó las manos de la cabeza para rodearme con ellas, poniendo su mejilla encima de mi pelo. Vale, ahora si que estaba en el cielo, literalmente. Pronto llegaríamos.
*El nuevo blog ya está hecho, si queréis pasaros por allí id a http://vampiresblackheart.blogspot.com/
Al lado derecho de este blog está un resumen de cómo va a ser. Espero que os guste, y si no, pues nada, se borra.
-Buenos días, mi Bella Durmiente. -dijo todavía acariciando mi mejilla- ¿Qué tal has dormido?
-La verdad es que muy bien, pero sólo porque sabía que estabas. -me miró con ternura, se acercó a mí y me susurró.
-Igual que yo -y me dio otro beso.
Me ruboricé, y cómo no, mi traidor corazón se volvió frenético, y Drake sonrió todavía más.
-Bueno, vine para avisarte de que hay que ir a desayunar y luego nos vamos. Así que cuándo termines ve preparando tus maletas.
-¡¡¡Es verdad!!! -grité alegre- ¡¡¡Volvemos a casa!!! -y sin darme cuenta salí de las sábanas que me cubrían y di un salto hacia Drake, que cayó hacia atrás en la cama, y yo con él.
-Vaya, pues sí que te alegraste, ¿eh?
Rodeé mis brazos en su cuello y le abracé muy fuerte.
-Cielo... que me ahogas... -dijo susurrando.
-Uy... -me levanté y me puse de pie en el suelo- Perdona...
Él también se levantó sin dejar de sonreír y me dio un beso en la mejilla a la vez que me decía:
-Ve vistiéndote. Te espero fuera. -yo asentí un poco nerviosa, él metió las dos manos en sus bolsillos y se fue silbando de la habitación.
Cerró la puerta. Me vestí con la mayor prisa que pude, hice la cama y me fui al pasillo. Allí estaba él mirando hacia un cuadro que estaba colgado, apoyado en la pared con los brazos cruzados. Cuando salí miró hacia mí, se incorporó y vino. Me cogió de la mano y me condujo escaleras abajo hasta la cocina. Allí estaban nuestros padres sentados en la mesa desayunando, hablando animadamente. Al entrar todos se giraron hacia nosotros. Sonriendo.
-¡Hola! ¡Vaya, Claire, qué buen aspecto tienes! -dijo Grace.
-Ay, cariño, ¡ya estás bien! -dijo mi madre- Drake, gracias por despertarla. Venga, sentaros a desayunar.
Ambos nos sentamos en dos sillas juntas, y empezamos a desayunar. Cuando terminamos, nos levantamos mientras los demás seguían allí parloteando. Al llegar a mi habitación, me giré hacia Drake.
-Drake, ¿me puedes ayudar? -dije educadamente.
Él hizo como una reverencia.
-Para eso estoy aquí, para serviros, mi dama. -dijo mientras sonreía.
Me derretí.
-Eh... si... esto... ay, me perdí... -estaba traspuesta.
-¿Quieres que te coja las maletas? -preguntó mientras se acercaba a mí.
Otra vez mi corazón traicionero latió muy rápido.
-Emm... si... están allí arriba. -dije señalando encima del armario- Yo... yo iré cogiendo la ropa.
Asintió y se dirigió hacia el armario para intentar cogerlas. Yo mientras fui hasta los cajones y saqué todo. Drake las dejó en el suelo ya abiertas, y yo puse todo lo de la habitación que fuera mío. Al terminar bajamos con todo, las dejamos al lado de la entrada y fuimos a avisarles. Todos cogieron sus cosas y nos fuimos. Llegamos al aeropuerto, cogimos los billetes, facturamos todo, y nos subimos al avión. Por mucha, mucha suerte, a Drake y a mí nos tocó juntos y solos, sin embargo, nuestros padres tuvieron que irse hacia la otra parte, muy lejos de nosotros. Nos sentamos y nos acomodamos en los sillones. Me había tocado, de los dos sillones de la fila, al lado del pasillo, pero Drake me dejó al lado de la ventana. Ya pronto íbamos a despegar cuando oí una voz:
-Vaya, tú eres el chico que tenía prisa, ¿no? -le preguntó una azafata a Drake. ¿Lo conocía?
-Si, ése mismo. Pero ya encontré lo que buscaba. -miró hacia mí sonriendo.
-Me alegro mucho. ¡Hasta luego! -y se fue.
-¿Quién era? -le pregunté inocentemente.
-Es que... cuando aterrizó el avión me quedé dormido, y una señora y esa azafata me despertaron, gracias a ellas no llegué tarde.
Me guiñó un ojo, puso las manos detrás de la cabeza apoyándose en el respaldo y cerró los ojos. Se veía tan guapo así que no pude resistirme a apoyar la cabeza en su hombro. Él al sentirme, abrió los ojos, sonrió y quitó las manos de la cabeza para rodearme con ellas, poniendo su mejilla encima de mi pelo. Vale, ahora si que estaba en el cielo, literalmente. Pronto llegaríamos.
*El nuevo blog ya está hecho, si queréis pasaros por allí id a http://vampiresblackheart.blogspot.com/
Al lado derecho de este blog está un resumen de cómo va a ser. Espero que os guste, y si no, pues nada, se borra.
martes, 6 de octubre de 2009
Ellos... (Drake)
Mientras ella y yo esperábamos, su marido abrió la puerta, escuchamos murmullos y cerró la puerta. Entró en la cocina aliviado.
-No eran ellos, eran unos vendedores... -pero lo interrumpió otra vez el timbre.
Puso los ojos en blanco, seguro que creía que eran ellos otra vez, peor yo no estaba tan seguro... Fue otra vez hacia la puerta, la abrió y se escucharon gritos. Lo sabía. Dos personas vinieron corriendo hacia aquí.
-¡¡¡¡Drake!!!! ¡¡Tú, aparta las manos de mi hijo!! -dijo mamá.
-¡No hasta que te tranquilices! -le dijo "mi protectora".
-¡No voy a tranquilizarme, dámelo! -cada vez se ponía más nerviosa.
Suspiré, le puse una mano en el hombro a la madre de Claire y me puse a su lado. Miré hacia la mía.
-Mamá... si gritas... -mejor no decírselo hasta que se apacigüara- Por favor, no levantes la voz...
-¿Qué no grite? ¡¿Qué no grite?! ¡¿Cómo pretendes que no grite?! ¡¡Te escapaste de casa!! ¡¿Y para qué?! ¡¡Sólo para preocuparnos a tu padre y a mí!! Eres muy egoísta, Drake.
Ahora la madre de Claire intervino, muy enfadada.
-Grace, Drake NO es egoísta, ni por asomo. Ni siquiera sabes el motivo de por qué está aquí. ¡Además viajó con sus propios ahorros! ¡¿Cómo te atreves a llamarle egoísta a tu hijo?!
-¿Ah, sí? ¿Y por qué estás aquí, Drake? -me preguntó.
Yo vacilé, miré hacia la madre de Claire dudoso, por si acaso, pero ella me asintió, y su padre también. Tragué saliva sonoramente.
-Bien... estoy aquí porque... por Claire... Mamá, estoy... estoy enamorado de Claire y...
-¡¿Que tú qué?!
-Si... somos novios desde hace bastante...
-Ah, no. No, no, no. ¡¿Viniste sólo aquí para estar con ella?!
-¿Perdona? ¿"Sólo"? Pues sí, y para curarla, pero... ya me da igual lo que pienses. Mamá, papá, que os quede claro, yo no me muevo de aquí sin Claire. -dije despacio cada sílaba mientras me cruzaba de brazos.
Mis padres se quedaron anonados, aunque los padres de Claire sonrieron. Menos mal.
-Vaya Drake, no sabía que...
-Pues ahora ya lo sabes. Lo siento, pero...
Mi padre sonrió y vino hacia mí, poniéndome una mano en el hombro.
-Tiene razón, cariño. Si la quiere pues... -mi madre suspiró.
Ya tenía victoria asegurada.
-¡¡No!! Lo siento, Drake, pero no...
-¡Grace! ¡Lo que pasó entre nosotras no puede prohibirles!
-Esto no tiene que ver con lo que pasó, sino que lo que me preocupa es que le hagan daño...
De repente escuchamos pasos en las escaleras que bajaban. Claire apareció en la cocina soñolienta, miró hacia mí mientras se frotaba un ojo y luego miró hacia mis padres, asustada.
Fui rápidamente hacia ella para tranquilizarla, abrazándola.
-Tranquila, está más o menos todo controlado... -le susurré al oído.
Ella asintió.
-¿Lo ves? Se nota que se quieren mucho... -dijo su madre.
-Pero... -replicó la mía.
-Drake, ¿qué pasa? ¿Ocurre algo malo? -me preguntó Claire.
-Esto... Nada, que mi madre no acepta nuestra relación, -dije fulminando a ésta con la mirada- pero tranquila, te prometo que no me iré de aquí sin ti.
-Gracias... -dijo mientras me abrazaba más fuerte.
Mi madre se le quedó mirando, pero no con rabia, sino confusa.
-Amy... ¿esa... esa es tu hija? -le preguntó.
La madre de Claire asintió.
-¿Qué le pasa?
-¡Lo que intentamos decirte! ¡Drake vino por ella, para curarla! Si no fuera por tu hijo... no sé lo que hubiera pasado, la verdad.
Mamá se quedó pensativa. Respiró hondo, suspiró y vino hacia mí.
-Cariño... perdóname... no sabía que... -miró hacia Claire, y volvió otra vez a mí- Lo siento...
-No pasa nada, pero la próxima vez confía un poco más en mí. -asintió, y yo le sonreí.
-Entonces... -empezó Claire- ¿Pod... podemos volver a casa? -le dijo a sus padres, todavía abrazada a mí.
-Si, cariño. -dijo su padre- Además... el jefe casi lloró cuando le dije que me iba... Seguramente mañana nos iremos.
Todos nos reímos.
-¡¿Así que nos vamos?! -volvió a decir Claire.
Los dos asintieron sonrientes, y Claire por un impulso me besó en los labios. Nuestros padres se quedaron congelados, aunque a mí no me importaba, y parecía que a ella tampoco. Cuando nos separamos -yo a regañadientes- me vino una pregunta a la cabeza. Me giré hacia mi madre, todavía abrazando a Claire.
-¿Por qué os peleastéis?
Las dos me miraron, y luego se miraron entre ellas.
-Emm... bueno... la verdad es que es una estupidez ahora que lo pienso... éramos jóvenes... -dijo mamá.
-Si, tienes razón, fue una verdadera estupidez. Perdona, Grace. Lo siento de veras. -dijo Amy.
-No, yo lo siento más. De aquella era una cría estúpida y...
Las dos se abrazaron. Me parece que no nos iban a decir su "estupidez", pero me parece que iba algo sobre chicos...
-Bueno, quiero que os quedéis a dormir aquí, por favor. -dijo el padre de Claire.
-Es que... no creo que... además Sofí... aunque esté con la abuela... no sé...
-Venga, por favor...
Mis padres se quedaron pensativos.
-Bueno... está bien...
-¡Gracias! -dijeron los dos a la vez.
Claire sonrió y me abrazó más. No me pude resistir a darle otro beso. Miré hacia nuestros padres, y me encogí de hombros.
-¿Qué? Vosotros dos lo hacéis siempre en casa, mientras Sofí y yo estamos presentes y nos aguantamos, pues ahora me toca a mí. -les sonreí.
-¿Dónde está el Drake simpático y dulce que estaba antes?
-Desapareció, y sólo volverá a aparecer cuando Claire me lo pida, sino no. -y le di otro beso más.
-No eran ellos, eran unos vendedores... -pero lo interrumpió otra vez el timbre.
Puso los ojos en blanco, seguro que creía que eran ellos otra vez, peor yo no estaba tan seguro... Fue otra vez hacia la puerta, la abrió y se escucharon gritos. Lo sabía. Dos personas vinieron corriendo hacia aquí.
-¡¡¡¡Drake!!!! ¡¡Tú, aparta las manos de mi hijo!! -dijo mamá.
-¡No hasta que te tranquilices! -le dijo "mi protectora".
-¡No voy a tranquilizarme, dámelo! -cada vez se ponía más nerviosa.
Suspiré, le puse una mano en el hombro a la madre de Claire y me puse a su lado. Miré hacia la mía.
-Mamá... si gritas... -mejor no decírselo hasta que se apacigüara- Por favor, no levantes la voz...
-¿Qué no grite? ¡¿Qué no grite?! ¡¿Cómo pretendes que no grite?! ¡¡Te escapaste de casa!! ¡¿Y para qué?! ¡¡Sólo para preocuparnos a tu padre y a mí!! Eres muy egoísta, Drake.
Ahora la madre de Claire intervino, muy enfadada.
-Grace, Drake NO es egoísta, ni por asomo. Ni siquiera sabes el motivo de por qué está aquí. ¡Además viajó con sus propios ahorros! ¡¿Cómo te atreves a llamarle egoísta a tu hijo?!
-¿Ah, sí? ¿Y por qué estás aquí, Drake? -me preguntó.
Yo vacilé, miré hacia la madre de Claire dudoso, por si acaso, pero ella me asintió, y su padre también. Tragué saliva sonoramente.
-Bien... estoy aquí porque... por Claire... Mamá, estoy... estoy enamorado de Claire y...
-¡¿Que tú qué?!
-Si... somos novios desde hace bastante...
-Ah, no. No, no, no. ¡¿Viniste sólo aquí para estar con ella?!
-¿Perdona? ¿"Sólo"? Pues sí, y para curarla, pero... ya me da igual lo que pienses. Mamá, papá, que os quede claro, yo no me muevo de aquí sin Claire. -dije despacio cada sílaba mientras me cruzaba de brazos.
Mis padres se quedaron anonados, aunque los padres de Claire sonrieron. Menos mal.
-Vaya Drake, no sabía que...
-Pues ahora ya lo sabes. Lo siento, pero...
Mi padre sonrió y vino hacia mí, poniéndome una mano en el hombro.
-Tiene razón, cariño. Si la quiere pues... -mi madre suspiró.
Ya tenía victoria asegurada.
-¡¡No!! Lo siento, Drake, pero no...
-¡Grace! ¡Lo que pasó entre nosotras no puede prohibirles!
-Esto no tiene que ver con lo que pasó, sino que lo que me preocupa es que le hagan daño...
De repente escuchamos pasos en las escaleras que bajaban. Claire apareció en la cocina soñolienta, miró hacia mí mientras se frotaba un ojo y luego miró hacia mis padres, asustada.
Fui rápidamente hacia ella para tranquilizarla, abrazándola.
-Tranquila, está más o menos todo controlado... -le susurré al oído.
Ella asintió.
-¿Lo ves? Se nota que se quieren mucho... -dijo su madre.
-Pero... -replicó la mía.
-Drake, ¿qué pasa? ¿Ocurre algo malo? -me preguntó Claire.
-Esto... Nada, que mi madre no acepta nuestra relación, -dije fulminando a ésta con la mirada- pero tranquila, te prometo que no me iré de aquí sin ti.
-Gracias... -dijo mientras me abrazaba más fuerte.
Mi madre se le quedó mirando, pero no con rabia, sino confusa.
-Amy... ¿esa... esa es tu hija? -le preguntó.
La madre de Claire asintió.
-¿Qué le pasa?
-¡Lo que intentamos decirte! ¡Drake vino por ella, para curarla! Si no fuera por tu hijo... no sé lo que hubiera pasado, la verdad.
Mamá se quedó pensativa. Respiró hondo, suspiró y vino hacia mí.
-Cariño... perdóname... no sabía que... -miró hacia Claire, y volvió otra vez a mí- Lo siento...
-No pasa nada, pero la próxima vez confía un poco más en mí. -asintió, y yo le sonreí.
-Entonces... -empezó Claire- ¿Pod... podemos volver a casa? -le dijo a sus padres, todavía abrazada a mí.
-Si, cariño. -dijo su padre- Además... el jefe casi lloró cuando le dije que me iba... Seguramente mañana nos iremos.
Todos nos reímos.
-¡¿Así que nos vamos?! -volvió a decir Claire.
Los dos asintieron sonrientes, y Claire por un impulso me besó en los labios. Nuestros padres se quedaron congelados, aunque a mí no me importaba, y parecía que a ella tampoco. Cuando nos separamos -yo a regañadientes- me vino una pregunta a la cabeza. Me giré hacia mi madre, todavía abrazando a Claire.
-¿Por qué os peleastéis?
Las dos me miraron, y luego se miraron entre ellas.
-Emm... bueno... la verdad es que es una estupidez ahora que lo pienso... éramos jóvenes... -dijo mamá.
-Si, tienes razón, fue una verdadera estupidez. Perdona, Grace. Lo siento de veras. -dijo Amy.
-No, yo lo siento más. De aquella era una cría estúpida y...
Las dos se abrazaron. Me parece que no nos iban a decir su "estupidez", pero me parece que iba algo sobre chicos...
-Bueno, quiero que os quedéis a dormir aquí, por favor. -dijo el padre de Claire.
-Es que... no creo que... además Sofí... aunque esté con la abuela... no sé...
-Venga, por favor...
Mis padres se quedaron pensativos.
-Bueno... está bien...
-¡Gracias! -dijeron los dos a la vez.
Claire sonrió y me abrazó más. No me pude resistir a darle otro beso. Miré hacia nuestros padres, y me encogí de hombros.
-¿Qué? Vosotros dos lo hacéis siempre en casa, mientras Sofí y yo estamos presentes y nos aguantamos, pues ahora me toca a mí. -les sonreí.
-¿Dónde está el Drake simpático y dulce que estaba antes?
-Desapareció, y sólo volverá a aparecer cuando Claire me lo pida, sino no. -y le di otro beso más.
lunes, 5 de octubre de 2009
Cuento (Drake)
Entramos en la cocina, y le aparté una silla de la mesa para que se sentara.
-Bien, dime, ¿qué quieres? -le pregunté.
-Es que... no... -vaciló unos momentos- no tengo hambre. -dijo con miedo de mi reacción.
-¡¿Cómo que no quieres comer?! -negó con la cabeza- De eso nada. Quiero que comas algo. Por favor... -le miré tiernamente para que cediera, y funcionó.
Suspiró.
-Está bien... por ahora sólo me conformaré con... ¿un tazón de cereales?
-Y una fruta.
-No...
-Fruta.
-No.
Me crucé de brazos.
-Si. -dije decidido.
Volvió a suspirar, pero no me dijo que no, así que busqué dónde estaba cada cosa y se lo serví. Me senté a su lado, por si quería escapar, aunque creo que no era el caso. Cuando terminó de comer todo, la conduje hasta su habitación. Se acostó en la cama mirando hacia mí, y la tapé con las mantas. Luego me puse a su lado, pero sin taparme, y la abracé para que pudiera dormir.
-Venga, ahora duerme. -le susurré mientras le daba un beso en la frente.
-Pero... ¿te irás? Si te vas, entonces no me duermo. -dijo abrazándome más fuerte.
-A ver... ¿qué quieres para dormirte? -le dije mientras le daba otro beso.
Oí como el corazón se le disparó.
-Mmm... vale, quiero... quiero que me cuentes un cuento.
-¿Un cuento? Bueno... Había... había una vez un príncipe que no era nada feliz en su castillo. Tenía muchas pretendientas, pero él no se interesaba por ellas, ya que todas eran tontas, imbéciles, estúpidas... -me miró extrañada, me aclaré la garganta y seguí- ejem... quiero decir... intentaban conseguir al príncipe por los medios más... ridículos posibles. Bueno, por dónde iba, ah, éste no era feliz. Pero un día en el castillo apareció una hermosa y dulce joven, del que el príncipe se enamoró perdidamente, pero su madre no lo aceptaba, y a su padre le daba exactamente lo mismo, para mi al... para su alivio. Emm... En... en un baile del castillo, el príncipe invitó a la joven para que fuera con él, y así decirle cuánto la amaba, pero claro... también había dificultades, pero pudo decírselo, y desde entonces, están juntos, pero...
-¿Pero? -dijo interesada.
-Pero la joven tuvo que marcharse a un reino muy, muy lejano, dejando al príncipe solo y desamparado, incluso perdido de sí mismo. Y tuvo una pelea...
-Ya hablaremos tú y yo de esa pel... -le tapé la boca con dos dedos.
-Exacto, ya hablaremos en otro momento. Entonces... la pobre también cogió depresión, aunque diferente y muchísimo peor que la de él, así que el príncipe, sin poder aguantar más la presión de estar sin ella, viajó hasta ese lugar tan lejano, y la encontró muy, muy enferma. Y la joven, al ver al príncipe en el lugar, se alegró tanto que se puso bien. Fin.
-Me encantó la historia, pero...
-¿Pero...? -suspiró.
-¿Por qué te peleaste por mí? Me han dicho que ahora no respiras muy bien y que perdiste mucha sangre. ¿Sabes lo mal que me sentó eso? ¿Saber que te habías hecho muchísimo daño por mi culpa?
-No, no fue por tu culpa. Fue por ese...
-Ssshh... si, si que fue por mi culpa. Por favor, no vuelvas a hacer una cosa así... Si no vuelves a preocuparme me dormiré.
-Mmm... bueno... está bien. No me pelearé más. Te lo prometo.
-Gracias...
Cerró los ojos y se durmió enseguida. Me levanté de la cama con mucho cuidado y bajé hasta el piso de abajo. Sus padres estaban en la cocina, sentados. Al verme, sonrieron.
-Bueno, veréis... está bien. Acaba de comer y ahora está durmiendo. -les dije para tranquilizarles.
Ambos suspiraron a la vez.
-Muchas gracias, Drake. En serio, muchísimas gracias. Pero... ¿le pediste permiso a tus padres para venir? -dijo su madre.
-Ejem... no. Es más, mis padres seguramente estarán viniendo hacia aquí... para matarme.
-¡¿Cómo?! ¡¿No les dijiste nada?! ¡¿Te escapaste?! ¡¿Por qué?!
-Emm... porque sabía que no me iban a dejar y... sobre todo, la razón de que haya venido hasta aquí... es por vuestra hija.
-¿Qué? -preguntó el padre.
Suspiré y me aclaré la garganta. Total se iban a enterar de un momento a otro, ¿y qué mejor momento que el que ahora?
-Estoy... estoy completamente enamorado de Claire... y ella lo mismo de mí -según me dijo claro- Y... somos novios desde hace bastante tiempo... y el motivo de la depresión de Claire... era yo... era que nos separamos. Siento que...
-No, no. Lo entendemos. -dijo su madre- Eres... eres un gran chico Drake, de verdad. Y lo que tuvimos tu madre y yo no implica que os separemos a vosotros. -se levantó y se acercó a mí- Muchísimas gracias, Drake, de verdad. -y me dio un fuerte abrazo.
De repente timbraron en la puerta. Su madre se separó de mí y tragó saliva, igual que su marido y yo, sonoramente.
-Tranquilos, ya voy yo. -dijo él.
-Está bien... -ella me echó hacia atrás, como protegiéndome.
Buena falta que me iba a hacer ahora.
-Bien, dime, ¿qué quieres? -le pregunté.
-Es que... no... -vaciló unos momentos- no tengo hambre. -dijo con miedo de mi reacción.
-¡¿Cómo que no quieres comer?! -negó con la cabeza- De eso nada. Quiero que comas algo. Por favor... -le miré tiernamente para que cediera, y funcionó.
Suspiró.
-Está bien... por ahora sólo me conformaré con... ¿un tazón de cereales?
-Y una fruta.
-No...
-Fruta.
-No.
Me crucé de brazos.
-Si. -dije decidido.
Volvió a suspirar, pero no me dijo que no, así que busqué dónde estaba cada cosa y se lo serví. Me senté a su lado, por si quería escapar, aunque creo que no era el caso. Cuando terminó de comer todo, la conduje hasta su habitación. Se acostó en la cama mirando hacia mí, y la tapé con las mantas. Luego me puse a su lado, pero sin taparme, y la abracé para que pudiera dormir.
-Venga, ahora duerme. -le susurré mientras le daba un beso en la frente.
-Pero... ¿te irás? Si te vas, entonces no me duermo. -dijo abrazándome más fuerte.
-A ver... ¿qué quieres para dormirte? -le dije mientras le daba otro beso.
Oí como el corazón se le disparó.
-Mmm... vale, quiero... quiero que me cuentes un cuento.
-¿Un cuento? Bueno... Había... había una vez un príncipe que no era nada feliz en su castillo. Tenía muchas pretendientas, pero él no se interesaba por ellas, ya que todas eran tontas, imbéciles, estúpidas... -me miró extrañada, me aclaré la garganta y seguí- ejem... quiero decir... intentaban conseguir al príncipe por los medios más... ridículos posibles. Bueno, por dónde iba, ah, éste no era feliz. Pero un día en el castillo apareció una hermosa y dulce joven, del que el príncipe se enamoró perdidamente, pero su madre no lo aceptaba, y a su padre le daba exactamente lo mismo, para mi al... para su alivio. Emm... En... en un baile del castillo, el príncipe invitó a la joven para que fuera con él, y así decirle cuánto la amaba, pero claro... también había dificultades, pero pudo decírselo, y desde entonces, están juntos, pero...
-¿Pero? -dijo interesada.
-Pero la joven tuvo que marcharse a un reino muy, muy lejano, dejando al príncipe solo y desamparado, incluso perdido de sí mismo. Y tuvo una pelea...
-Ya hablaremos tú y yo de esa pel... -le tapé la boca con dos dedos.
-Exacto, ya hablaremos en otro momento. Entonces... la pobre también cogió depresión, aunque diferente y muchísimo peor que la de él, así que el príncipe, sin poder aguantar más la presión de estar sin ella, viajó hasta ese lugar tan lejano, y la encontró muy, muy enferma. Y la joven, al ver al príncipe en el lugar, se alegró tanto que se puso bien. Fin.
-Me encantó la historia, pero...
-¿Pero...? -suspiró.
-¿Por qué te peleaste por mí? Me han dicho que ahora no respiras muy bien y que perdiste mucha sangre. ¿Sabes lo mal que me sentó eso? ¿Saber que te habías hecho muchísimo daño por mi culpa?
-No, no fue por tu culpa. Fue por ese...
-Ssshh... si, si que fue por mi culpa. Por favor, no vuelvas a hacer una cosa así... Si no vuelves a preocuparme me dormiré.
-Mmm... bueno... está bien. No me pelearé más. Te lo prometo.
-Gracias...
Cerró los ojos y se durmió enseguida. Me levanté de la cama con mucho cuidado y bajé hasta el piso de abajo. Sus padres estaban en la cocina, sentados. Al verme, sonrieron.
-Bueno, veréis... está bien. Acaba de comer y ahora está durmiendo. -les dije para tranquilizarles.
Ambos suspiraron a la vez.
-Muchas gracias, Drake. En serio, muchísimas gracias. Pero... ¿le pediste permiso a tus padres para venir? -dijo su madre.
-Ejem... no. Es más, mis padres seguramente estarán viniendo hacia aquí... para matarme.
-¡¿Cómo?! ¡¿No les dijiste nada?! ¡¿Te escapaste?! ¡¿Por qué?!
-Emm... porque sabía que no me iban a dejar y... sobre todo, la razón de que haya venido hasta aquí... es por vuestra hija.
-¿Qué? -preguntó el padre.
Suspiré y me aclaré la garganta. Total se iban a enterar de un momento a otro, ¿y qué mejor momento que el que ahora?
-Estoy... estoy completamente enamorado de Claire... y ella lo mismo de mí -según me dijo claro- Y... somos novios desde hace bastante tiempo... y el motivo de la depresión de Claire... era yo... era que nos separamos. Siento que...
-No, no. Lo entendemos. -dijo su madre- Eres... eres un gran chico Drake, de verdad. Y lo que tuvimos tu madre y yo no implica que os separemos a vosotros. -se levantó y se acercó a mí- Muchísimas gracias, Drake, de verdad. -y me dio un fuerte abrazo.
De repente timbraron en la puerta. Su madre se separó de mí y tragó saliva, igual que su marido y yo, sonoramente.
-Tranquilos, ya voy yo. -dijo él.
-Está bien... -ella me echó hacia atrás, como protegiéndome.
Buena falta que me iba a hacer ahora.
sábado, 3 de octubre de 2009
Sin palabras (Claire)
Alguien había llamado a la puerta, ya que había escuchado petar desde aquí. El que llamara debía de estar nervioso. Seguramente era otro médico, o uno de los veinte anteriores que habían venido y que tenía un remedio que total no iba a servir para nada... Después de unos minutos, escuché que alguien estaba subiendo las escaleras, se acercaba a mi habitación y sin embargo, no oí nada. De repente petaron cuidadosamente, pero yo, como siempre, no hice nada. Abrió igual, y al pasar cerró la puerta. No podía ver quién era, ya que estaba de espaldas a él, mirando a la pared. Se acercó poco a poco a mí, sentí como se ponía de rodillas al lado de la cama y también pude sentir su respiración irregular, frenético. ¿Por qué estaba nervioso? ¿Sería un novato en esto de la medicina o psicología? Tampoco es que me importara...
A continuación acarició con cariño mi pálida mejilla con el dorso de la mano. ¿Con cariño? ¿Era acaso mi madre la que estaba a mi lado o... o quizás mi padre? No, imposible. Si fuera mi madre, oiría sus sollozos, si fuera mi padre, sus pasos serían fuertes contra el suelo y su mano no tendría un tacto tan suave como la que me acariciaba y, dudo mucho que fuera un médico o un loquero ya que usualmente hablan en el pasillo con mi madre. Me giré un poquito de nada para ver la mano, era pálida y hermosa, la había visto antes. El rayo de esperanza que había sentido el otro día me volvió a recorrer el cuerpo, aunque no mucho, ya que no había sido él, pero quizá... no, que estupidez. Pero sentía curiosidad por la persona. Me giré despacio, con los ojos cerrados, y éste retiró su mano. Cuando estaba sobre mi costado mirando hacia él, no me atrevía a abrir los ojos, pero dijo algo que me decidió a abrirlos desesperadamente.
-Amor mío... ¿estás bien? -me preguntó la voz masculina y aterciopelada que tanto echaba de menos.
Abrí los ojos rápidamente. Era él. ¡¡¡Era él!!! Me erguí y, con vacilación, le toqué una mejilla con la mano para ver si era él, y no una alucinación engañosa del subconsciente, ¡¡pero era él!! Tenía la cara hirviendo, y sudando. También parecía muy, muy cansado, pero sin embargo, se veía una gran alegría en sus ojos y sonreía. Unas lágrimas me resbalaron por la cara. ¡¡Había venido... por mí!!
-Dr...Drake... ¡¡¡Drake!!! -era la primera vez que hablaba desde hacía... buff, desde hacía mucho.
-¡Has hablado! Claire, por favor, por favor te lo pido, quiero que te pongas bien, ¿vale? Por favor, hazlo... hazlo por tus padres y por mí... Por favor...
Se sentó a mi lado de la cama, me rodeó con sus brazos y me empujó la cabeza con una mano para que la apoyara en su hombro, y enterró su rostro en mi pelo. Después de unos minutos maravillosos, me cogió la cara con las dos manos. ¿Estaba... estaba llorando? ¿Él... llorando? No podía verle así. Alcé una mano y le enjuagué las lágrimas. Después me sonrió y me besó, moviendo los labios insistentemente. Yo enredé mis manos en su pelo. Dios, como le echaba de menos. Drake, mi Drake... De repente se separó de mí y apoyó su frente en la mía, cerrando los ojos, pero seguía agarrándome la cara con las manos.
-Me prometes... ¿me prometes que te pondrás bien? -me preguntó todavía con los ojos cerrados.
-Vale, pero... si tú me prometes que estarás siempre conmigo -los abrió de repente.
Se separó de mí, aunque ahora me abrazó, y frunció los labios.
-Emmm... no sé... no sé si podré... prometer eso... -vaciló- Aunque... si, te lo prometo. No volveré a permitir que nos separen... ya no.
-Gracias... -yo también le abracé, con todas mis fuerzas.
Luego, me apartó un poco de él, alzó una mano y me tocó la mejilla.
-Primero, quiero que comas algo. Y luego que duermas. Lo necesitas. ¿De acuerdo? -asentí.
Se levantó de la cama, me tomó de la mano para ayudarme a levantarme y salimos de la habitación. Bajamos las escaleras y fuimos hacia el salón. Mis padres estaban sentados en el gran sofá. Mamá seguía llorando, y papá la abrazaba. Éste, al vernos pasar, se levantó rápidamente. Mamá se sorprendió, miró hacia mí, y sonriendo, también se levantó.
-¡¡¡Claire!!! -dijeron al unísono.
Se acercaron a nosotros, pero yo me puse detrás de Drake. Éste, aparte de ellos, también se sorprendió, pero puso las manos hacia atrás de modo protector.
-¿Claire? ¿Qué te pasa? Drake, ¿te pudo hablar? -preguntó papá.
-Si... pero... será mejor... será mejor que le déis tiempo. Por favor. -dijo con los brazos cruzados. Mamá volvió a sollozar otra vez, sin parar de mirarme.- ¿La cocina, por favor? Necesita comer algo.
-Por allí... -dijeron señalándola.
-Gracias.
Se dio la vuelta y me indicó con la cabeza que fuéramos allí. Hacía una semana que no comía ni dormía, y cada vez me sentía más mareada...
A continuación acarició con cariño mi pálida mejilla con el dorso de la mano. ¿Con cariño? ¿Era acaso mi madre la que estaba a mi lado o... o quizás mi padre? No, imposible. Si fuera mi madre, oiría sus sollozos, si fuera mi padre, sus pasos serían fuertes contra el suelo y su mano no tendría un tacto tan suave como la que me acariciaba y, dudo mucho que fuera un médico o un loquero ya que usualmente hablan en el pasillo con mi madre. Me giré un poquito de nada para ver la mano, era pálida y hermosa, la había visto antes. El rayo de esperanza que había sentido el otro día me volvió a recorrer el cuerpo, aunque no mucho, ya que no había sido él, pero quizá... no, que estupidez. Pero sentía curiosidad por la persona. Me giré despacio, con los ojos cerrados, y éste retiró su mano. Cuando estaba sobre mi costado mirando hacia él, no me atrevía a abrir los ojos, pero dijo algo que me decidió a abrirlos desesperadamente.
-Amor mío... ¿estás bien? -me preguntó la voz masculina y aterciopelada que tanto echaba de menos.
Abrí los ojos rápidamente. Era él. ¡¡¡Era él!!! Me erguí y, con vacilación, le toqué una mejilla con la mano para ver si era él, y no una alucinación engañosa del subconsciente, ¡¡pero era él!! Tenía la cara hirviendo, y sudando. También parecía muy, muy cansado, pero sin embargo, se veía una gran alegría en sus ojos y sonreía. Unas lágrimas me resbalaron por la cara. ¡¡Había venido... por mí!!
-Dr...Drake... ¡¡¡Drake!!! -era la primera vez que hablaba desde hacía... buff, desde hacía mucho.
-¡Has hablado! Claire, por favor, por favor te lo pido, quiero que te pongas bien, ¿vale? Por favor, hazlo... hazlo por tus padres y por mí... Por favor...
Se sentó a mi lado de la cama, me rodeó con sus brazos y me empujó la cabeza con una mano para que la apoyara en su hombro, y enterró su rostro en mi pelo. Después de unos minutos maravillosos, me cogió la cara con las dos manos. ¿Estaba... estaba llorando? ¿Él... llorando? No podía verle así. Alcé una mano y le enjuagué las lágrimas. Después me sonrió y me besó, moviendo los labios insistentemente. Yo enredé mis manos en su pelo. Dios, como le echaba de menos. Drake, mi Drake... De repente se separó de mí y apoyó su frente en la mía, cerrando los ojos, pero seguía agarrándome la cara con las manos.
-Me prometes... ¿me prometes que te pondrás bien? -me preguntó todavía con los ojos cerrados.
-Vale, pero... si tú me prometes que estarás siempre conmigo -los abrió de repente.
Se separó de mí, aunque ahora me abrazó, y frunció los labios.
-Emmm... no sé... no sé si podré... prometer eso... -vaciló- Aunque... si, te lo prometo. No volveré a permitir que nos separen... ya no.
-Gracias... -yo también le abracé, con todas mis fuerzas.
Luego, me apartó un poco de él, alzó una mano y me tocó la mejilla.
-Primero, quiero que comas algo. Y luego que duermas. Lo necesitas. ¿De acuerdo? -asentí.
Se levantó de la cama, me tomó de la mano para ayudarme a levantarme y salimos de la habitación. Bajamos las escaleras y fuimos hacia el salón. Mis padres estaban sentados en el gran sofá. Mamá seguía llorando, y papá la abrazaba. Éste, al vernos pasar, se levantó rápidamente. Mamá se sorprendió, miró hacia mí, y sonriendo, también se levantó.
-¡¡¡Claire!!! -dijeron al unísono.
Se acercaron a nosotros, pero yo me puse detrás de Drake. Éste, aparte de ellos, también se sorprendió, pero puso las manos hacia atrás de modo protector.
-¿Claire? ¿Qué te pasa? Drake, ¿te pudo hablar? -preguntó papá.
-Si... pero... será mejor... será mejor que le déis tiempo. Por favor. -dijo con los brazos cruzados. Mamá volvió a sollozar otra vez, sin parar de mirarme.- ¿La cocina, por favor? Necesita comer algo.
-Por allí... -dijeron señalándola.
-Gracias.
Se dio la vuelta y me indicó con la cabeza que fuéramos allí. Hacía una semana que no comía ni dormía, y cada vez me sentía más mareada...
jueves, 1 de octubre de 2009
¡Tengo que darme prisa! (Drake)
-Hey, guapo, despierta, que ya hemos aterrizado. -oí la voz de una chica joven.
Abrí los ojos despacio y me encontré con la mirada de una señora mayor, que se sentaba a mi lado y de una azafata, que también me miraba, ambas preocupadas.
-Esto... ¿ya... ya hemos llegado? ¡¿Ya hemos llegado?! -me levanté de un salto.
Las dos mujeres se echaron hacia atrás asustadas, o simplemente sorprendidas por mi reacción.
-Perdonad... ¡pero no puedo perder tiempo!
Salí del avión apresuradamente, recogí mi mochila en el aeropuerto y me fui. Saqué el pequeño papel con las indicaciones para llegar hasta la casa de Claire. Para ello debía ir a una parada de autobús. Busqué algo que me indicara dónde había alguno que me llevara adónde quería. Por suerte, había un mapa entre dos postes pegado a la pared del aeropuerto. Bien, memoricé el recorrido y empecé a caminar a esa dirección. Mientras caminaba me acordé de la promesa que les hice a Sofí, Alex y Carla. Encendí el móvil, y me asusté. Tenía como veinticinco llamadas por parte de mi madre. Normal. Por si acaso, primero llamé a Alex y Carla, diciéndoles a ambas que ya estaba de camino a la parada. Después de hablar con ellas vino lo malo. Llamé al móvil de Sofí. Después de tres toques contestó:
-¿Si?
-Sofí, soy yo.
-¡¿Drake?! ¿Llegaste bien? ¿Y...? -paró de hablar de repente, escuchaba gritos a través- Oh, esto... no debí de hablar tan alto... Mamá quiere hablar contigo... o papá, uno de los dos.
-Me lo imaginaba, así que... bah, ponme con mamá.
-¿Estás seguro?
-Si.
Esperé, y de repente oí los gritos provenientes de la voz de mi madre:
-¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿Drake????!!!!!!! -gritó.
-Esto... yo también me alegro de hablar contigo, mamá.
-¡¡¡¡¿¿¿Pero qué estás haciendo en Francia???!!!! ¡¡¡Vuelve a casa ahora mismo!!! ¡¡¡O iré yo personalmente!!! -dijo con gritos entrecortados. La oí sollozar. Pero...
-No. Antes tengo que hacer algo muy, muy importante. Lo siento. Tengo que colgar. Dale saludos a papá y a Sofí de mi parte.
-¡¡¡¡¡¡Drake, ni te atrevas a colgarme!!!!!! -no le hice caso y colgé.
Genial, ahora iba a arrastrarse hasta aquí. Tengo que darme la mayor prisa posible. Ella es capaz de venir ahora. Entre las conversaciones llegué hasta la deseada parada. Por fin. Miré el horario y adónde se dirigía. Justo a dónde quería. Después de esperar a que llegara el autobús, me subí acompañado de varias personas, pagué mi viaje y me senté en el primer asiento que encontré. Casualmente, una chica unos dos o tres años mayor que yo, se sentó a mi lado y me miraba con curiosidad. Cuando el autobús arrancó me relajé y ella me imitó, y no pudo evitar preguntarme:
-¿Vas solo? -dijo sonriente. Qué casualidad, hablaba mi idioma, o quizás no. Tenía acento francés.
-Si. ¿Y tú?
-Igual. -suspiró- Tengo... tengo que haceg algunas cosas. ¿Y tú? -si, era francesa.
Mi primer defecto es ser siempre honesto, si eso se considera defecto.
-Pues... me escapé de casa, que está en otro continente para visitar a mi novia -o todavía eso espero- que tiene una depresión horrible y todo por mi culpa, y para alegrarla pues vine aquí, además porque ya no aguanto más sin estar con ella, ni verla, ni volver a escuchar su dulce y musical voz... -suspiré.
-Oh, vaya histogia la tuya, ¿no? -dijo todavía sonriendo. Le devolví la sonrisa.- Lo mío es más o menos pagecido...
Me acordé de las indicaciones.
-Emm... ¿sabes cómo llegar hasta aquí? -le tendí el papel. Lo reconoció al momento.
-¡Oh, clago que sí! He pasado muchas veces pog allí... -me dijo por dónde tenía que ir para llegar hasta allí- Vaya... también he oído... vegás, mi padrge es médico, y me dijo que había entrgado allí...
-¡¡¿¿Qué??!! ¿¿Y... y qué tal está la chica?? ¿¿Se encuentra bien??
-No... me dijo que puede que muega por... por lo mismo que tu novi... -se dio cuenta, supongo porque miré hacia otro lado- Oh... es... esa es tu novia, ¿no? Emm...
-Por favor, dime.
-Bueno... me dijo que dentrgo de poco podrgía mogig por deprgesión... aunque no saben el motivo de ello... -pero yo sí lo sabía. Me quedé paralizado. ¡¡¿¿Mo... morir... Claire??!! Un agujero se hizo de repente en mi pecho. Eso es lo último que permitiría en mi vida. Lo último.
A continuación el autobús se paró. Ya habíamos llegado. O por lo menos yo.
-Bueno, aquí me despido. A sido un placer conocerte. y muchas gracias. ¡Hasta pronto! -ella asintió sonriendo y me despidió con la mano. Yo hice lo mismo. Bajé del autobús y me dirigí lo más rápido que pude por dónde la chica me dijo. Le debo la vida por esto. Corrí hasta llegar a la casa. Era bastante grande y bonita. Pero ahora no me iba a parar a admirar la casa. Estaba cansado, sudando y con la cara muy roja, ya que notaba la sangre en la cara. Parecía que me iba a dar un ataque, pero primero era Claire. Vacilé antes de petar, pero ahora que lo pienso ya estaban desesperados, con tanto médico que no hacían nada, y se les olvidó lo más obvio. Peté. Me abrió su padre. Al verme primero me miró con tristeza, pero luego al reconocerme se sorprendió muchísimo. Seguro que Claire le había hablado mucho de mí, después de lo que dijo:
-¡¡¿¿Dr... Drake??!! Eh... ¡¡¿Eres tú?!!
-Es obvio que sí... dónde... dónde está Claire... -le pregunté medio ahogado. No podía conmigo mismo.
-Pasa, pasa. -me dejó pasar, y yo así lo hice.
Cerró la puerta tras de mí. Me dirigí al salón y allí estaba la madre de Claire llorando. Dijo entrecortadamente y con un hilo de voz:
-Cariño... ¿quién era?
-Pues... mira y te sorprenderás. -se giró sobre sí misma y me miró. Se quedó petrificada.
-¡¿Drake?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Y... por qué estás tan rojo?!
-Bueno, podría decir lo mismo de ti... -no era momento de decir estupideces- ¡¿Dónde está Claire?!
-No... no creo...
-Mira, sólo te voy a decir una cosa, ¿vale? Has probado con médicos, supongo que con psicólogos, pero nunca probaste a escucharla. Ahora si me dejas verla, te aseguro que la curaré. Y aunque no lo parezca, sufro tanto como ella, así que lo necesito tanto como...
-Está bien... ve, pero prométeme que la curarás, ¿me lo prometes? -nos mirarmos a los ojos durante un buen rato, y asentí.
-Por supuesto. -me sonrió.
-Está arriba, en la puerta del fondo. Gracias.
Subí las escaleras rápidamente y encontré la puerta. Respiré hondo y peté.
Abrí los ojos despacio y me encontré con la mirada de una señora mayor, que se sentaba a mi lado y de una azafata, que también me miraba, ambas preocupadas.
-Esto... ¿ya... ya hemos llegado? ¡¿Ya hemos llegado?! -me levanté de un salto.
Las dos mujeres se echaron hacia atrás asustadas, o simplemente sorprendidas por mi reacción.
-Perdonad... ¡pero no puedo perder tiempo!
Salí del avión apresuradamente, recogí mi mochila en el aeropuerto y me fui. Saqué el pequeño papel con las indicaciones para llegar hasta la casa de Claire. Para ello debía ir a una parada de autobús. Busqué algo que me indicara dónde había alguno que me llevara adónde quería. Por suerte, había un mapa entre dos postes pegado a la pared del aeropuerto. Bien, memoricé el recorrido y empecé a caminar a esa dirección. Mientras caminaba me acordé de la promesa que les hice a Sofí, Alex y Carla. Encendí el móvil, y me asusté. Tenía como veinticinco llamadas por parte de mi madre. Normal. Por si acaso, primero llamé a Alex y Carla, diciéndoles a ambas que ya estaba de camino a la parada. Después de hablar con ellas vino lo malo. Llamé al móvil de Sofí. Después de tres toques contestó:
-¿Si?
-Sofí, soy yo.
-¡¿Drake?! ¿Llegaste bien? ¿Y...? -paró de hablar de repente, escuchaba gritos a través- Oh, esto... no debí de hablar tan alto... Mamá quiere hablar contigo... o papá, uno de los dos.
-Me lo imaginaba, así que... bah, ponme con mamá.
-¿Estás seguro?
-Si.
Esperé, y de repente oí los gritos provenientes de la voz de mi madre:
-¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿Drake????!!!!!!! -gritó.
-Esto... yo también me alegro de hablar contigo, mamá.
-¡¡¡¡¿¿¿Pero qué estás haciendo en Francia???!!!! ¡¡¡Vuelve a casa ahora mismo!!! ¡¡¡O iré yo personalmente!!! -dijo con gritos entrecortados. La oí sollozar. Pero...
-No. Antes tengo que hacer algo muy, muy importante. Lo siento. Tengo que colgar. Dale saludos a papá y a Sofí de mi parte.
-¡¡¡¡¡¡Drake, ni te atrevas a colgarme!!!!!! -no le hice caso y colgé.
Genial, ahora iba a arrastrarse hasta aquí. Tengo que darme la mayor prisa posible. Ella es capaz de venir ahora. Entre las conversaciones llegué hasta la deseada parada. Por fin. Miré el horario y adónde se dirigía. Justo a dónde quería. Después de esperar a que llegara el autobús, me subí acompañado de varias personas, pagué mi viaje y me senté en el primer asiento que encontré. Casualmente, una chica unos dos o tres años mayor que yo, se sentó a mi lado y me miraba con curiosidad. Cuando el autobús arrancó me relajé y ella me imitó, y no pudo evitar preguntarme:
-¿Vas solo? -dijo sonriente. Qué casualidad, hablaba mi idioma, o quizás no. Tenía acento francés.
-Si. ¿Y tú?
-Igual. -suspiró- Tengo... tengo que haceg algunas cosas. ¿Y tú? -si, era francesa.
Mi primer defecto es ser siempre honesto, si eso se considera defecto.
-Pues... me escapé de casa, que está en otro continente para visitar a mi novia -o todavía eso espero- que tiene una depresión horrible y todo por mi culpa, y para alegrarla pues vine aquí, además porque ya no aguanto más sin estar con ella, ni verla, ni volver a escuchar su dulce y musical voz... -suspiré.
-Oh, vaya histogia la tuya, ¿no? -dijo todavía sonriendo. Le devolví la sonrisa.- Lo mío es más o menos pagecido...
Me acordé de las indicaciones.
-Emm... ¿sabes cómo llegar hasta aquí? -le tendí el papel. Lo reconoció al momento.
-¡Oh, clago que sí! He pasado muchas veces pog allí... -me dijo por dónde tenía que ir para llegar hasta allí- Vaya... también he oído... vegás, mi padrge es médico, y me dijo que había entrgado allí...
-¡¡¿¿Qué??!! ¿¿Y... y qué tal está la chica?? ¿¿Se encuentra bien??
-No... me dijo que puede que muega por... por lo mismo que tu novi... -se dio cuenta, supongo porque miré hacia otro lado- Oh... es... esa es tu novia, ¿no? Emm...
-Por favor, dime.
-Bueno... me dijo que dentrgo de poco podrgía mogig por deprgesión... aunque no saben el motivo de ello... -pero yo sí lo sabía. Me quedé paralizado. ¡¡¿¿Mo... morir... Claire??!! Un agujero se hizo de repente en mi pecho. Eso es lo último que permitiría en mi vida. Lo último.
A continuación el autobús se paró. Ya habíamos llegado. O por lo menos yo.
-Bueno, aquí me despido. A sido un placer conocerte. y muchas gracias. ¡Hasta pronto! -ella asintió sonriendo y me despidió con la mano. Yo hice lo mismo. Bajé del autobús y me dirigí lo más rápido que pude por dónde la chica me dijo. Le debo la vida por esto. Corrí hasta llegar a la casa. Era bastante grande y bonita. Pero ahora no me iba a parar a admirar la casa. Estaba cansado, sudando y con la cara muy roja, ya que notaba la sangre en la cara. Parecía que me iba a dar un ataque, pero primero era Claire. Vacilé antes de petar, pero ahora que lo pienso ya estaban desesperados, con tanto médico que no hacían nada, y se les olvidó lo más obvio. Peté. Me abrió su padre. Al verme primero me miró con tristeza, pero luego al reconocerme se sorprendió muchísimo. Seguro que Claire le había hablado mucho de mí, después de lo que dijo:
-¡¡¿¿Dr... Drake??!! Eh... ¡¡¿Eres tú?!!
-Es obvio que sí... dónde... dónde está Claire... -le pregunté medio ahogado. No podía conmigo mismo.
-Pasa, pasa. -me dejó pasar, y yo así lo hice.
Cerró la puerta tras de mí. Me dirigí al salón y allí estaba la madre de Claire llorando. Dijo entrecortadamente y con un hilo de voz:
-Cariño... ¿quién era?
-Pues... mira y te sorprenderás. -se giró sobre sí misma y me miró. Se quedó petrificada.
-¡¿Drake?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Y... por qué estás tan rojo?!
-Bueno, podría decir lo mismo de ti... -no era momento de decir estupideces- ¡¿Dónde está Claire?!
-No... no creo...
-Mira, sólo te voy a decir una cosa, ¿vale? Has probado con médicos, supongo que con psicólogos, pero nunca probaste a escucharla. Ahora si me dejas verla, te aseguro que la curaré. Y aunque no lo parezca, sufro tanto como ella, así que lo necesito tanto como...
-Está bien... ve, pero prométeme que la curarás, ¿me lo prometes? -nos mirarmos a los ojos durante un buen rato, y asentí.
-Por supuesto. -me sonrió.
-Está arriba, en la puerta del fondo. Gracias.
Subí las escaleras rápidamente y encontré la puerta. Respiré hondo y peté.
¡Nuevo blog!
¡¡Hola!! Veréis, Greenheart y yo acabamos de abrir un blog, y la verdad agradeceríamos mucho que por lo menos os pasarais. Si queréis saber de qué va, pues a parte de mucho humor, son representaciones de varias películas en una forma bastante... peculiar ^^ ¡¡Muchas gracias!!
Aquí es:
http://iconversion.blogspot.com/
P.D: Todavía no está del todo listo, pero las primeras entradas ya están. ¡Gracias! ^^
Aquí es:
http://iconversion.blogspot.com/
P.D: Todavía no está del todo listo, pero las primeras entradas ya están. ¡Gracias! ^^
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