lunes, 3 de enero de 2011

Capítulo 8

** ¡Antes de nada, Feliz año nuevo! ^-^
Hum... y si no es mucho pedir, me gustaría que vierais dos blogs que son muy importantes para mí... -u.u-
Este, http://reto100libros.blogspot.com, que junto con Marina, Nicole y Marie L.Ross, haremos un desafío de 100 libros en un año. Diremos los resúmenes y bueno, ya lo veréis ^-^

Y luego este, http://anomalarealidad.blogspot.com/, de ARATHROR, un blog precioso que me enganchó desde la primera entrada que leí. Merece muchísimo la pena leerlo, de verdad, pues habla como un perfecto poeta. Me encanta *¬*
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Ya en el día de la cena, por la tarde, Danielle se preparaba para ir presentable. Mientras se cepillaba el pelo, se estaba viendo en el espejo. De repente, sin ninguna razón, empezó a pensar en aquel apuesto joven con el que se chocó en las escaleras del metro. En su reflejo, se dio cuenta de que se había puesto roja.
Sí, era guapo, pero ¿cómo era posible que con sólo mentalizar su elegante imagen ya se ruborizara?
Intentó sacarlo de su cabeza, pero cuanto más lo intentaba, se aparecía con más intensidad.
“¡Para! ¡Sal de mi mente, desconocido!”
Pero no salía. Empezó a recordar su perfecta sonrisa, sus preciosos ojos, su hermosa cara…
-¡Danielle!
Su hermana pequeña, de nueve años, entró sin petar en su habitación, con cara de enfado.
-¡Danielle!
-¿Qué?
Le enseñó su peine.
-¡Has utilizado mi peine! ¡No lo uses!
-Bueno, tranquilízate, ¿quieres?
Fue hacia el espejo de Danielle, se miró en él, y sonriendo, se peinó su pelo rubio platino.
-Vete –le dijo Danielle.
-No quiero.
-¡Lárgate!
-¡No!
Danielle se levantó, y sacó fuera a su hermana, cerrando la puerta cuando la pequeña salió. Suspiró. Todavía no entendía por qué su hermana tenía un pelo precioso y rubio con tirabuzones, y ella un pelo de color marrón oscuro y ondulado. No era justo.
Cuando todos terminaron de prepararse, un carruaje tirado por dos caballos les esperaba a la entrada. La familia subió adentro y se encaminaron hacia la casa del señor Jackson.
Mientras, Axel se terminaba de colocar su traje en su cuarto, delante del espejo, y suspiró. Menuda noche que le esperaba.
Colocó algunas pequeñas herramientas dentro de los bolsillos del chaleco gris humo, pues tenía pensado quitarse la chaqueta al llegar allí para que le fuera más fácil deslizarse en el interior del lugar dónde estaba el dinero del señor Jackson. Y después de todo eso, cogió una jeringuilla llena de un somnífero en el interior, por si acaso, también guardándosela en el chaleco.
Al terminar, se fue a la habitación de Max, dónde Gina le ayudaba a vestirse un pequeño traje, gemelo al de su hermano mayor, pero en miniatura. Axel sonrió ante eso. Le había dado al pequeño a elegir entre varios trajes, y justo quiso ponerse el mismo que él, porque decía que así empezaba más temprano a parecerse a Axel.
Cuando terminó de vestirlo, Gina se levantó satisfecha y le empezó a peinar el pelo.
Después, se levantó, y con un respingo, miró a Axel.
-¡Oh! Perdone, no sabía que estaba ahí… -se ruborizó.
-Lo siento, pero gracias, Gina, por todo.
-Es mi trabajo –y sonrió.
Axel le devolvió la sonrisa, y miró a Max, que admiraba su traje mirándose al espejo.
-¿Me parezco a Axel? –le preguntó a Gina.
Ésta se rió, y el propio Axel también.
-Sí, prácticamente eres él, pero en pequeño.
-¡Pronto seré tan grande y fuerte como él! –Miró a su hermano mayor-. ¡Ash!
Corrió hacia él, le dio un rápido abrazo, y Axel se arrodilló hasta quedar a su altura. Le examinó de arriba abajo, y asintió orgulloso.
-Muy bien, Max. ¿Qué hay que anteponer ante todo?
-Emm… -chasqueó la lengua pensativo-. Ante todo… educación.
-Bien hecho. ¿Y cómo hay que tratar a las señoritas tan guapas como Gina? –le lanzó a ésta una mirada.
Gina abrió la boca sorprendida, y la volvió a cerrar. Le temblaba el pulso.
-Pues… -Max colocó las manos en los bolsillos del pantalón, gesto propio de Axel-. Hay que tratarlas con respeto… y… esto… hum… con respeto… ¡y siempre con una sonrisa!
-Muy bien. Entonces ¿estás listo?
-¡Sí!
-Bien, pues entonces ¡vamos!
Max, saltando de los nervios, le cogió la mano a Axel y ambos fueron hacia el carruaje que les esperaban.