Lunes. Bueno, supongo que, aunque parezca raro, me gusta este día en concreto.
Me levanté, vestí, desayuné y todo lo demás, cogí mi mochila y me fui a casa de Claire. Como siempre, Sofí ya se había ido, sin esperar.
Le di al timbre, y apareció mi ángel por ella, tan hermosa como siempre. Al verme se ruborizó un poco, pero me abrazó, me dio un beso después de un alegre y tímido "hola", entró a por su mochila y cerró la puerta. Mientras íbamos por el camino, recordé la noche que me desperté a su lado. Sin duda, el día más bonito de mi vida.
Pero ahora, cada vez que nos mirábamos, nos ruborizábamos.
Aunque no todo es malo. Cada vez nos queremos más, o por lo menos yo a ella.
Iba mirando hacia el suelo cuando sentí su mano en mi brazo. Alcé la mirada hacia sus ojos placenteros, y le sonreí. Al llegar al instituto, fuimos hacia el grupo. Nos saludaron y siguieron con su conversación, aunque yo no estaba pendiente de ello, sino que miraba a Claire. No sabía por qué, pero no era capaz de apartar los ojos de ella. Y ella de mí. Me dio la impresión de que todos se dieron cuenta, porque, por ejemplo, al mirar a Mike, éste nos miraba de reojo, sonriendo disimuladamente. Cómo si le hiciera gracia. Al sonar el timbre, todos entramos dentro del recinto, y luego a clase. Me tocaba con Paula, así que ambos entramos y nos sentamos uno al lado del otro. En medio de la clase, ésta me miraba con los ojos entrecerrados, pero no con maldad, si no con diversión y sospecha. Al final, acabé por preguntarle:
-¿Qué? ¿Qué pasa? -susurré.
-Mmm... -frunció los labios-. Tú... estás más feliz de lo normal, y además Claire y tú no parabais de miraros en el patio -sonrió con satisfacción-. ¿Por qué?
-Por... por nada. ¿Por qué iba a ser?
-Ji, por nada. Pero te conozco, Drake, y tú normalmente eres un amargado soñoliento que le tiene manía a los profesores, y ahora eres un chico normal y feliz -apoyó la barbilla en la palma de la mano-. No me cuadra. Pero que conste que estás mejor así. ¡Pero tengo curiosidad! ¿Qué...?
Miré hacia otro lado, sonriendo. No pude evitarlo: me hacia gracia.
Luego volví a mirarla, y un brillo de comprensión apareció por sus ojos. Sonrió ampliamente.
-No.
-Ejem... sí...
-¡¡¡Guau!!! ¡¡Ay, madrecita querida de mi inocente vida!! -gritó. La clase estalló a carcajadas.
Al momento, tenía al profesor delante de sus narices. Ella le miró con cara de cachorrito, pero el profesor ni se inmutó.
-¿Le parece divertida la clase? ¿Acaso tiene algún problema físico o mental, señorita Paula? -preguntó fulminándola con los ojos y con los brazos detrás de la espalda.
Paula se levantó.
-Eh... bueno, no señor. Es sólo que... me pareció increíble el... emmm... lo que quiera que estuviese explicando, en serio.
-¿Lo que quiera que estuviese explicando?
No pude aguatarme más y empecé a reírme. El profesor pasó de mirar a Paula a mí. Tragué saliva.
-¿Con qué les parece esto divertido? Muy bien. Fuera de clase. Los dos. A ver si les parece divertido hablar con el director, aunque visto lo visto, Drake, no se le podría dar más sermones ya que a escuchado todos, ¿no?
Apreté los dientes. ¿Me estaba diciendo que era un mal estudiante? Bufé, me levanté de la silla y me fui de clase seguido por Paula, que temblaba. Al cerrar empezó a gritar.
-¡Pero si yo nunca... yo nunca he estado castigada! ¡Nooo! ¡No me puede hacer eso! -hasta parecía que se iba a echar a llorar.
Negué con la cabeza, y me apoyé en la pared con los brazos cruzados y miré hacia el suelo.
-Pues bienvenida a mi mundo -dije.