Los tres nos encaminamos al hospital, dónde tuvimos que esperar para entrar. Y lo peor es que éramos los últimos de una gran cola. Nos sentamos en unas sillas, y le cogí la mano a Claire.
-Venga, tranquila... -le animé.
Respiró hondo, y me sonrió.
Después de la gran espera, una enfermera se nos acercó. Los tres nos levantamos, y empezó:
-Bueno, ¿a qué se debe esta visita?
-Tenemos que saber... si está... embarazada -dije susurrando.
-Oh, bueno... ¿y quién...?
Miró a Paula y a Claire.
Ambas se señalaron la una a la otra.
-¡Ella, no yo! -dijeron al unísono.
La enfermera se quedó a cuadros, y no me extraña: si no fuera porque estaba en un momento de gran tensión, hasta resultaría cómico.
-Mirad, no tengo todo el día para aguantaros, así que por favor...
-Emmm... -le di un suave codazo a Claire en las costillas-. Yo.
-¿Y te llamas...?
Se quedó pensativa. Si usábamos nuestros nombres reales... seguramente llamarían a nuestros padres, y Claire lo sabía.
-Cameron.
-¿Apellido?
-Díaz -la enfermera, Paula y yo nos quedamos mirándola.
-¿Cameron... Díaz? -repitió la enfermera-. ¿Estás segura que...?
-¡Sí, estoy segura! -gritó.
-Vale, vale. ¿Eres su novio? -me preguntó. Asentí-. Pues dime el tuyo.
Iba a hacer una estupidez.
Carraspeé, me peiné mejor el flequillo con un movimiento de cabeza y guardé las manos en los bolsillos, apoyándome en la pared.
-Bloom. Orlando... Bloom -dije con voz seductora, pero me sonrojé al momento.
Definitivamente, soy idiota.
-Así que Orlando Bloom, ¿eh?
-Sí, y yo Madonna, no te joroba -susurró Paula. Claire le profirió una patada en el pie, y calló.
La enfermera suspiró.
-Por favor, dadme vuestros nombres reales. Si lo que os preocupa es que llamemos a vuestros padres, pues no lo haremos.
-Está bien. Somos Drake Jones, Claire Liddle y Paula Palace. ¿Seguro que no...?
-No, en serio. Bien, Claire, puedes pasar.
Claire entró con miedo, pero decidida. Después de que Paula y yo esperásemos mucho tiempo fuera, salió con lágrimas en los ojos, y me abrazó.
Yo también la abracé.
-¿Qué te ha dicho? -susurré.
-Que no, Drake. ¡No lo estoy!
-¿Entonces por qué te dieron negativo y positivo? ¿Qué...?
-El positivo debía de estar mal, o algo así -sollozó.
Sonreí. ¡No lo estaba! Uf, una carga menos.
Miré hacia Paula, que se abrazaba a la enfermera, también sollozando, pero a ésta última no le hacía mucha gracia.
-Venga, venga, ya... suéltame anda, niña, que no tengo...
-Que sí, que sí, no tienes todo el tiempo -le soltó-. Ya te dejo.
Salimos del hospital sonrientes. Pero no sé... tenía un algo aquí dentro... quizá... ¿me hacía ilusión haber sido padre? No, imposible, soy demasiado joven. O eso creo.