sábado, 16 de enero de 2010

Temp. 3 - Capítulo 1 (Drake)

Invierno. Aunque haga frío y normalmente nieva, es mi estación favorita. Más o menos.
-¡¡Drake, despierta!! -me gritó la dulce y aterciopelada vocecita de mi pesada hermanita Sofí, mientras me pegaba en un costado para que me levantara.
Abrí los ojos, y con el ceño fruncido, la miré.
-¿Qué pasa?
-¡Es tardísimo! Si no apuras, llegarás tarde a clase.
Miré el reloj. ¡Las nueve! Sofí, antes de salir por la puerta con una sonrisa satisfactoria, me avisó:
-Por cierto, Claire...
-¿Qué pasa con Claire? -pregunté alarmado.
-Te está esperando abajo. Como veía que no ibas a su casa, vino para ver si ya te habías ido y...
Con las sábanas enredadas en los pies, empujé a Sofí fuera, cerrando la puerta.
-¡Eh! ¿Pero qué haces? -me preguntó detrás de la puerta.
-¡¿Tú qué crees?! ¡¡Tengo que vestirme!! -le grité mientras me iba vistiendo y haciendo la cama.
-¿Entonces le digo a Claire que suba?
-¡No!
-¿Que se vaya ya?
-¡¡No!! ¡¡Dile que espere!! -con los nervios tropecé contra el suelo por culpa de una pequeña pelotita que tenía tirada por ahí- ¡¡Ayyy!!
-¡¿Drake, estás bien?!
-¡¡Qué sí!! ¡¡Venga, corre!! -me levanté.
-¡Vale, vale!
Escuché los pasos de Sofí bajar las escaleras. Terminé de prepararme, más o menos, y bajé rápidamente. Al pie de las escaleras me di cuenta:
-¡Mierda, la mochila! -volví a subir, cogí la mochila y bajé otra vez.
Mis padres seguramente ya se fueron. Abrí la puerta de la entrada, y me encontré a Claire apoyada en el marco. Le sonreí, y ella a mí.
-Drake... -me dijo.
-¿Sí, mi cielo? Vale, es que me quedé dormido... Pero no tengo tan mala pinta, ¿no? Hala, venga, vamos.
Me puse a su lado, y cerré la puerta, pero Claire me miraba intentando disimular una risita.
-¿Qué ocurre? -sentí... los pies fríos.
-¿No crees que... es mejor que te calces? Lo digo porque a lo mejor te coge el frío...
¡¡Me cago en...!! Respiré hondo, saqué las llaves de casa y abrí la puerta. Cogí unos tenis cualquiera y por fin cerré la maldita puerta. Le di un beso fugaz a Claire, le rodeé los hombros con un brazo y empezamos a andar.
-¿Una mañana ajetreada? -me preguntó dándome un beso en la mejilla.
-Sí, la verdad, y aún por encima me puse en ridículo delante de ti.
-Pero si ya sabes que...
-No, no, yo nunca hago esas cosas. Pero es sólo porque estaba dormido, que conste.
Se rió, y me abrazó. Al llegar hasta el instituto, no había nadie en el patio delantero. Miré mi reloj: y cuarto. Genial. Un cuarto de hora tarde. Entramos.
-Emmm... Claire, perdona por haberte hecho llegar tarde.
-No, para nada.
Me incliné y la besé intensamente. Ella enredó sus manos en mi pelo -más o menos peinado- y yo la atraje más hacia mí. Pude notar como su corazón se aceleraba. Al escuchar un ruido, ambos nos giramos y vimos a la secretaria del colegio totalmente colorada, tosiendo. Nos separamos al instante, pero cogidos de la mano.
-Oh, eh... esto... sí, llegamos tarde -dije-. Lo sentimos. Pero fue culpa mía.
-Bueno, pues ahora será mejor que vayáis a vuestras respectivas clases si no queréis que os castiguen. -me respondió.
-Oh, sí, claro -dijo Claire cortada.
Por el pasillo, le susurré:
-¿Ves? Hoy estoy gafado.
-No es que estés gafado. Solamente... te has levantado con el pie izquierdo.
-Y que lo digas -llegamos a su clase, y me despedí con otro beso- Nos vemos en Física y Química. Te quiero.
-Y yo a ti. Oh, y ten cuidado.
-¿Por?
Me sonrió.
-Paula últimamente... está obsesionada con un chico, y te hará la vida imposible para que puedas hablarle a él de ella. -sonrió todavía más- Ya lo verás.
Tragué saliva, pero las cosas no pueden ir peor, ¿no?