-Sí, cielo, los padres de Drake y nosotros quedamos esta noche para cenar. No te importa quedar en casa sola toda la tarde y la noche, ¿verdad? -me dijo mi padre mientras los tres cenábamos.
-¡No, qué va! Si la verdad me gusta quedarme mucho sola en casa -ambos pusieron expresión molesta-. ¡No, me refería a que...! -desistí-. No, no me importa.
-Bien. Me alegro. Emmm... bueno, tu madre y yo pusimos unas escaleras en tu ventana. Ya lo comprenderás -sonrió ampliamente, y mamá también.
Pero me parece que ya sé por dónde iban. Cuando los dos se fueron a trabajar, yo subí a mi habitación, me acosté en cama, cogí una libreta y un lápiz y me puse a dibujar mientras escuchaba música por el mp3.
Al cabo del rato, alguien llamó al timbre. Me quité los cascos, dejé todo y bajé las escaleras.
-Qué oído tengo -pensé inevitablemente en voz alta.
Al llegar a la puerta, me encontré a Drake, pero... no me miraba a mí, sino que miraba al otro lado de la esquina de la casa, dónde se encontraba la ventana de mi habitación. Me puse a su lado, y miré las escaleras de las que me había hablado mi padre antes. Drake me miró con una ceja enarcada.
-Emmm... ¿puedo preguntar qué es eso? -me preguntó mientras volvía a verlas.
-Bueno, son unas escaleras -le respondí con un deje divertido en la voz.
-No, eso ya lo sé. ¿Pero se puede saber por qué tus padres pusieron unas escaleras en tu ventana?
-Oh, bueno... es que nuestros padres están tan contentos con nuestra relación, que se pusieron de acuerdo en que poner unas escaleras en mi ventana sería... más romántico.
-¿Y se supone... que tengo que escalarlas?
-Si no quieres abrirte la cabeza por si te caes, mejor no lo hagas. No te lo recomiendo. Pero si te preguntan por ellas, tú diles que sí, que las escalaste. Así... serán más felices.
Sin poder evitarlo, se rió, y yo me uní a sus risas. Entré un momento dentro de casa, me puse unos tenis y una chaqueta de chándal, y por último cogí las llaves de casa. Luego salí. Ambos fuimos a dar una vuelta por el parque, hablando de muchas cosas, sobre todo de Paula y sus gustos tan raros -espero que no se enterara de ello- y sobre las escaleras fortuitas de mi ventana. Al volver, ya era prácticamente de noche, y Drake me acompañó a casa, y luego se fue.
Después de un rato, me quise ir a la cama, así que me puse el pijama y me fui a mi habitación. Sobre las doce de la noche, dónde yo estaba ya prácticamente dormida, escuché petar en la puerta... no, no en la puerta, sino en la ventana. Asustada, me incorporé despacio y miré la ventana por dónde se filtraba la luz de la luna... que estaba tapada por una figura. Entrecerré los ojos... y lo vi. Era Drake, subiendo por las escaleras.