miércoles, 10 de agosto de 2011

Capítulo 40

Danielle había llegado a casa sana y salva, apareciendo de repente ante sus padres, que empezaron a llorar y a besar a su niña. Incluso Stella la abrazó con fuerza. Sin embargo no le preguntaron nada sobre su supuesto secuestro, pues no querían recordárselo. Aunque a los dos días recibió la visita del jefe de policía.
Cuando Ethan la vio, se emocionó muchísimo y no la soltó después de dos horas. Todos reían.
Menos Danielle.
Pero después de dos semanas con tranquilidad, hubo un nuevo integrante en la policía.
Llegó junto con el padre de Ethan y éste, también. Cuando la joven lo vio, se asustó bastante, pues aunque era joven –quizá unos veinticinco años-, tenía una mirada y un aire intimidante, de esas personas que apenas te atreves a dirigirles la mirada.
-Danielle, te presento al detective Julian. Nos ayudará a encontrar a tu secuestrador y al ladrón de Londres.
Danielle sintió cómo la sangre abandonaba su rostro.
“No, a Axel no.”
-Pero… no hace falta. Yo… mi secuestrador no me trató mal.
-Ya veo. Ni siquiera pidió recompensa. Pero cometió un delito igualmente –le contestó en tono seco Julian-. Y a mí el arrepentimiento no me sirve para nada. Atraparé a ese bastardo.
-¡No es ningún bastardo! ¡¡No tienes ningún derecho a hablar así de él!! –soltó sin querer ella.
Se tapó la boca rápidamente bajo la mirada anonada de cada uno.
-Yo… es que… como ya dije… me trató muy bien y… eso…
-Me parece que sufres un claro Síndrome de Estocolmo, pero aún así hay que capturar a ambos. Jefe –le dijo al padre de Ethan-, vamos.
-Sí. Hijo, ¿te quedas aquí?
-Sí, papá.
-Bien.
Ethan se quedó con Danielle mientras el jefe y el detective se iban. Ésta llevó a Ethan a su habitación, y ambos se sentaron en la cama.
-Danielle –susurró Ethan levantándole la barbilla con un dedo-. ¿Estás bien?
-Yo…
-Dime quién fue.
-¿Cómo?
-Quién lo hizo.
-¿El secuestro? Ya os dije que no vi su cara…
-No me mientas. Tú lo sabes. Y quién es el ladrón, también. Estoy seguro.
Danielle se lo pensó unos momentos. ¿Podría confiar en Ethan? Es su mejor amigo desde hacía… cuánto, ¿diez, once años ya?
Suspiró, y asintió.
-Te lo diré, pero ni se te ocurra decir nada. ¡Nada! ¿Me oyes?
-Sí.
-Es… Axel…
-¿Axel? ¿El mismo al que fui a…? –abrió mucho los ojos, comprendiendo-. ¡Claro! ¡Sólo podía ser él! ¡¡Ese bastardo…!!
-¡¡¡No es un bastardo!!! Es el mejor hombre que he conocido en mi vida, ¡así que no le insultes! Ethan, ¡no se lo digas a nadie!
-Que sí…
Danielle empezaba a arrepentirse soberanamente. ¿Qué había hecho?