miércoles, 30 de septiembre de 2009

Enferma.(Claire)

Esta noche a penas volví a dormir. Desde la última vez que había venido el loquero había espeorado. Ahora estaba más delgada, tenía ojeras y no dormía, ni quería comer. Tampoco salía de la cama. El médico les dijo a mis padres que si seguía así podría morir, pero a mi me daba igual si no estoy con Drake. Mi madre estaba desesperada buscando soluciones para mi problema, y mi padre estaba igual o incluso peor. Les escuchaba llorar a ambos desde mi habitación. Me dolía mucho, pero...
Nunca había entendido los libros de amor como Romeo y Julieta dónde uno se suicida si el otro se muere... o morir por amor, o morir por el que se ama... Me parece que ya lo entiendo, ya que es lo que me iba a pasar a mí. Me pregunto como estará él... si está cómo yo, o si está todavía intentando superarlo, o si ya me había olvidado por completo, que es lo más seguro... De repente escucho petar en la puerta:
-Esto... Claire... cariño, ¿puedo entrar? -era la voz de mi madre.
Yo no dije nada. Entró acompañada -otra vez- de otro médico. Ya me estaba hartando, pero no me extraña. Si yo tuviera una hija y se estuviera muriendo me volvería loca, y aún por encima hija única. El médico se acercó a mí y me tocó la frente. Frunció el ceño y miró hacia mi madre.
-La frente está muy caliente, demasiado, y su aspecto no es que mejore... -se dirigió a mí- Claire, di algo.
Yo no hice nada, otra vez.
-Está bien... esto... ¿no tienes hambre? Venga, necesitas comer algo... -parecía realmente preocupado, pero tampoco hice nada.
El aludido se levantó resignado y salió con mi madre al pasillo. Escuché lo que decían:
-Señora, ¿sabe si la chica tiene algún problema?
-¿Problema? Creo que no... a no se que no me lo dijera...
-Pues yo que usted lo averiguaba o buscaba la causa de su enorme depresión. Se le nota en los ojos que le preocupa algo. ¿Le contaba sus problemas a usted?
-Esto... es que no... no he tenido tiempo para ella y...
-Mmm... debería haberla escuchado. Bueno, su curación sólo lo puede decir el tiempo, lo siento mucho...
-No, gracias doctor. -escuché pasos que bajaban las escaleras.
Mi madre entró en mi habitación. Miré hacia ella. Tenía los ojos llorosos y la cara roja. Me giré sobre la cama mirando hacia la pared, ya que yo empezaba a llorar otra vez, pero no por el mismo motivo.
-Claire... por favor... por favor. Dime qué te pasa y encontraré la manera de solucionarlo... por favor cielo... De verdad que si te pasa algo yo... por favor...
No contesté. Seguía llorando. Al final se fue, podía escuchar sus sollozos. Sé que no me queda mucho, aún así... Si... si sólo pudiera verlo... sólo verlo una vez más...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Me voy (Drake)

-A-a-a-a-a ¡¡¿¿Francia??!! ¡¡¿¿Tú sólo??!! -dijeron ambas al unísono.
Yo sólo pude asentir.
-¡¿Pe-pero estás loco?! ¡No puedes...! -empezó Carla.
-Si, si que puedo -dije firmemente- ya no lo soporto más, y aún por encima Claire sufre por mi culpa. Es lo menos que puedo hacer. Además, la necesito. Y ya no se hable más.
-¿Y... cuándo te vas?
-Hoy por la noche.
-¿Y el billete? ¿Y para ir al aeropuerto? ¿Tienes suficiente... y además, qué les vas decir a tus padres?
-El billete lo pido por internet, les digo que sea para esta noche, y por supuesto cogeré uno de los coches de mis padres, ya irán con el otro a por él, y si, tengo suficientes ahorros para ir... aunque no para volver. Tampoco es que importe. Ya me las arreglaré. Y en cuánto a mis padres... Bueno, supongo que con una nota...
-¡¿Una nota?! -gritó Carla.
-¿Y qué quieres? Yo creo...
-Bueno, pero entonces... Vale, yo no te lo discuto. Pero por lo menos haznos un favor a las dos, mándanos una llamada perdida al móvil cuando llegues al aeropuerto y si dios quiere, a Francia, para saber que estás bien, ¿quieres? -asentí.
Era una petición bastante fácil de cumplir así que...
-Por supuesto. Emm... No... no le digáis nada a Mike... ya que él si que me lo prohibiría...
-Tranquilo, se lo diremos cuándo estés ya allí. -volví a asentir.
Me despedí de las dos, que empezaron a llorar, me dieron un abrazo. Llamé a Sofí y nos fuimos. Durante el camino me miraba seguido, y después de no aguantarlo más, le repliqué.
-¿Por qué me miras así?
-¿Por qué lloraban tus amigas y te abrazaron? -fruncí los labios.
Ella era una buena hermana, y seguro que no se lo diría a nuestros padres, así que...
-Bien, Sofí, puede que después de lo que te voy a decir me grites, llores o no me dejes, pero tengo que hacerlo. -frunció el ceño extrañada- Bien, verás... Me voy esta noche.
-¿A dónde?
-A Francia. Voy a ir a ver a Claire...
-¡¡¡¿¿¿Cómo???!!! ¡¡¿¿Q-q-q-q-que te vas??!! ¡¡¿Pero por qué?!!
-Porque... a parte de que ya no aguanto más estar sin Claire, ésta sufre depresión por mi culpa, y no puedo permitir eso. Así que me voy.
-¿Lo dices en serio?
-Completamente. -como me imaginaba, se echó a llorar, y me abrazó muy fuerte, tanto que gemí por el dolor del todavía pulmón dañado. Me soltó.
-Ups, lo siento. ¿Y cuándo vuelves?
-No lo sé... pero te agradecería que no se lo dijeses a nadie. A nadie, repito. -ella se limitó a asentir.
-Pero cuando llegues... ¿me llamas?
-Si, tranquila.
-Espero que tengas suerte. -me sonrió. No pude evitarlo y también sonreí.
Al llegar a casa hicimos toda la rutina como si no pasara nada. Después de cenar me puse en el ordenador, entré en la página y pedí el billete necesario. Me lo dieron sin problemas. Preparé una maleta-mochila con sólo lo necesario, con por supuesto lo más importante el papel dónde está apuntado la dirección, lo dejé debajo de la cama, me puse el pijama para despistar y bajé. Fui hacia mis padres para despedirme y subí acompañado de Sofí. Me despedí de ella también, y me acosté en cama. Hasta que mis padres se durmieron, no me levanté. Luego me vestí, cogí la mochila y bajé las escaleras silenciosamente. Cogí un papelito y un boli para escribir la nota. Busqué las llaves del coche de mi padre, cogí la chaqueta, salí de casa y me fui. Subí al coche rojo, arranqué y me encaminé al aeropuerto. Al llegar, antes de entrar, llamé por el móvil primero a Alex y luego a Carla. Entré, pedí el billete, facturé todo y me dirigí hacia el avión por aquel extraño tubo acompañado de también varios desconocidos, como una familia, alguna que otra pareja o personas que iban solas. Me senté en mi sitio y esperé. Esta sería una noche muy larga. Cuando escuché la voz femenina que salía del monitor para indicar que nos abrochásemos los cinturones en varios idiomas, me dormí.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Pensando...(Drake)

Una semana y media. Una semana y media desde que se fue. Sabía que un día me iba a dar un ataque, no sé si de pánico, del corazón -poco probable- o de algo...
Después de todo el embrollo de la pelea y tal, me dejaron ir al instituto. Desde ayer. Sofí y yo llegamos al instituto como siempre, con sueño. En la clase de física y química, mi compañera todavía no se había rendido en intentar ligarme, pero yo pasaba de ella, como siempre. Mientras que el profesor hablaba, yo me quedé enfrascado en mis pensamientos. Era necesario volver a verla, no podría aguantar mucho más. Desde que Alex y Carla me dijeron que intentaban contactar con ella por el msn o por el móvil, pero sin éxito, me destrozó. Pero lo que más me impactó era que Alex había llamado a la madre de Claire -no sé como consiguieron su número- y ésta les había dicho que Claire sufría depresión. No le apetecía hacer nada, y que cuándo dormía repetía mi nombre una y otra vez... pero sin gritar ni nada. Qué madre más cotilla tiene. Qué puedo hacer... Me despertó de mis pensamientos el profesor.
-Señorito Drake, ¿está atendiendo? ¿Qué acabo de decir? -quizá si saliera de clase... me aclararía las ideas.
-Esto... que... no lo sé. Ni me importa lo más mínimo.
-¡¿Cómo?! ¡Fuera de clase! ¡Y espere hasta que terminemos!
Me encogí de hombros y salí. El profesor cerró la puerta. Bien, había funcionado. Me crucé de brazos y me apoyé en la pared mirando al suelo. Vale, vale, a ver... ¡Ah, llamar a su madre por teléfono! No, que estúpido, seguro que me colgaría al saber quién era... y es que tampoco haría mucho... De repente escuché unas voces que salían del despacho del director. Me acerqué y escuché.
-Si, director. Lo siento, pero tengo que ir allí. Mañana cojo el avión. -dijo una profesora.
-Bueno, está bien. Hasta que vengas, estará una sustituta. Que tenga suerte.
-Gracias. -y salió del despacho.
Al verme me saludó con la mano y se fue a una clase. ¡¡Pues claro!! Esa señora me acaba de dar una idea... aunque seguramente acabará mal, me castiguen como tres o cuatro años y... Bueno, pero como le dije al médico, iría hasta el fin del mundo sólo para complacer a Claire. Y esto va a ser más o menos lo mismo.
Después de clase, cogí un papel y un boli, y fui hacia Carla y Alex, que hablaban entre ellas. No sé dónde estarán los demás, pero mejor, me dará más tiempo. Al verme me saludaron con la mano.
-¡Hola, Drake! ¿Qué tienes ahí? -me preguntó Alex.
-Pues... necesito vuestra ayuda...
-Lo que quieras. -dijo Carla sonriendo, le devolví la sonrisa.
-Pues bien, quiero que me escribáis dónde vive exactamente Claire. Os lo dijo, ¿no? Por si acaso.
-Esto... si, nos lo dijo.
-¿Podéis apuntarlo aquí? -ambas asintieron.
Les di el bolígrafo y Alex escribía con las indicaciones de Carla. Al terminar me lo dieron. Le eché una ojeada y me lo guardé en el bolsillo.
-Muchas gracias, chicas.
-Y... ¿por qué quieres su dirección? -preguntaron ambas al unísono.
-Porque... me voy a Francia.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Depresión (Claire)

-No sé que hacer más, lo siento, pero es que tampoco es que colabore mucho... -dijo mi profesor en el pasillo, hablando con mis padres.
Me había cansado. De todo. Supongo que sufría depresión, y creo que sé el motivo.
-Bueno, gracias de todos modos. -dijo la voz ahogada de mi madre.
-Lo siento de veras. -y escuché pasos que bajaban por las escaleras.
Alguien petó en mi puerta. Eran ellos. No dije nada, como siempre. Aún así, entraron, acercándose a mi cama. Yo estaba acostada mirando hacia el otro lado. Una mano cálida me acarició la mejilla, pero yo la aparté un con movimiento de cabeza.
-Esto... cielo... ya llevas cinco días así... ¿por qué? -no dije nada.
-Mira -empezó mi padre- ¿qué te parece si... si te viene a visitar alguien?
Un rayo de esperanza me recorrió todo el cuerpo. Me volví y les miré a los ojos. No, no hablaban de Drake. Sabía de qué estaban hablando, y era un rotundo no. Negué con la cabeza y me volví otra vez, cerrando los ojos.
-Pero el psicólogo puede ayudarte... -volvió a decir mi madre, ahora creo que sollozaba. No quería comprobarlo.
Increíble, un loquero. Ni de broma. Volví a negar con la cabeza.
-Pero es muy bueno, un hombre que... -decidí hablar de una vez.
Hacía mucho que no habría la boca.
-Si os gusta tanto, ¿por qué no vais vosotros? -me volví hacia ellos.
Sonreían. Supongo que cren que eso es un paso, pero para nada. Lo hice sólo para que se callaran.
-¡Pe... pero...! -cerré los ojos y ya no quise saber nada más.
Desde que Alex me dijera que Drake tenía problemas de respiración y había perdido mucha sangre , según dijo el médico, ya no quería saber nada más. Todo por mi culpa. Desde ahí ya no volví a hablar. Sólo hablaría con él. Pero eso no va a pasar. Estoy totalmente segura...
Me desperté de mi ensueño cuando sonó el timbre. El loquero. Genial. Mis padres acudieron rápidamente abajo para recibirle. Después de unos minutos subieron. Ellos se quedaron en la puerta, y el psicólogo entró y cerró la puerta. Era rubio, con gafas, y traía una libreta y un boli. Al verme sonrió, pero no muy convencido.
-¡Bueno! ¿A quién tenemos aquí? ¡Qué niñita tan guapa!
Vete a la porra.
-¿Puedo coger la silla?
No. Aún así la cogió, la puso al lado de la cama y se sentó.
-Bien, a ver... Dime, ¿qué te pasa? Tus padres no saben el motivo de tu... esto... ¿preocupación? -tenía un fuerte acento francés.
Me volví mirando hacia la pared y cerré los ojos mientras derramaba algunas lágrimas. Por suerte, el loquero no lo vio.
-¿No te gusta hablar, eh? Pues... ¿te gusta escribir? -mis límites.
-Si, pero me parece que tú vas a dejar de hacerlo como no te largues de mi habitación. -dije enfadada.
-¿Cómo? -me levanté de la cama, cogí un cojín y se lo tiré.
-¡¡Largo!! -el hombre se levantó, abrió la puerta, pasó al pasillo y la cerró.
Nunca en la vida había sido tan brusca ni maleducada con alguien, pero en estos momentos me sentía tan furiosa... Volví a acostarme en la cama, otra vez llorando, pensando si Drake me olvidó, si tendría otra novia y que ya no sería mío nunca más...

lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Estoy bien! (Drake)

Me desperté. Lo primero que vi fue cuatro paredes blancas -lo típico supongo- y una cama en la que estaba tendido. Me fijé en que tenía los brazos con tres agujas en cada uno y unas ventosas en el pecho. Estaba desnudo de cadera para arriba. ¿En el hospital? Ah, ya. La pelea. De repente me vino a la cabeza Claire. ¿Cómo estará? Me erguí y me senté, pero dónde estaban las agujas me dolían horriblemente. Así que decidí quitármelas. Primero quité el esparadrapo de la primera con muchísima dificultad, y luego la extraje cuidadosamente. Mucho mejor. Intentaba quitarme la siguiente cuando la puerta se abrió de repente y una enfermera de unos treinta años entró en la habitación. Al ver mis intenciones se quedó petrificada, abriendo los ojos como platos. ¿Pero me miraba dónde quitaba las agujas o miraba los músculos de mis brazos? De todos modos pasé de ella. La mujer sacudió la cabeza y se acercó a mi. Me cogió la mano para frenarme.
-¡Quieto! ¡Para de hacer eso, chico, que te vas a hacer daño! ¡Doctor, este paciente se despertó! ¡Hazme el favor de venir!
Un hombre canoso de unos cincuenta años pasó por la puerta y la cerró. Juraría haber visto a Mike detrás... Como la enfermera, el doctor se quedó congelado.
-¡¿Pero... pero qué estabas haciendo?! ¡No vuelvas a hacer una cosa así! ¿No sabes lo peligroso...?
-¡Dejadme! ¡Quiero irme de aquí! -intenté zafarme, pero me era imposible.- ¡Soltadme!
-¡No! Primero te tranquilizas y luego te soltamos. No te alteres, sino te dolerá al respirar.
Le miré con los ojos entrecerrados, pero me tranquilicé. ¿Qué otra cosa podía hacer? Al final la enfermera me soltó, miró al doctor y se fue. Esta vez vi a John por la puerta. Estaban fuera. Estoy seguro. Me quedé a solas con él.
-Vamos a ver... -se puso las gafas y miró un bloc de notas mientras se sentaba a mi lado. Alzó la mirada después de revisarlo unas cinco veces- Esto... ¿estás aquí... por pelearte con un chico? ¿Tan grave ha sido? Increíble. No deberíais haber hecho eso.
Se acercó a mi con la silla y empezó a quitarme las agujas del brazo izquierdo.
-¿Puedo saber cuál... fue la causa de vuestra... esto... primitiva pelea? -vacilé. Total, ¿por qué no contárselo? No tenía nada que esconder.
-Bueno, pues que el chico con el que me peleé dijo que una... amiga mía que está ahora en Francia y la que mi madre no me deja contactar con ella bajo ningún concepto porque su madre y ella están cabreadas por algo que pasó en el pasado y desconozco, solo servía para dos días y luego tirarla, y la defendí porque estoy total e irremediablemente enamorado de ella e iría hasta el fin del mundo solo para complacerla. ¿Algo más, doctor? -dije esto último sarcásticamente, ya que no esperaba que dijera nada, y tenía razón. Es más, se quedó con la boca abierta. Se levantó y arrastró la silla hasta el lado derecho y empezó a quitarme las otras agujas.
-Esto... es algo que en verdad no me esperaba. Es más, nunca vi un caso igual, pero tranquilo... seguro que la vuelves a ver...
-Ja, que chiste. Si no se olvida ella antes de mi y conoce a un snob francés romántico y le tire los tejos todo el rato. Si es que entiende lo que le dice. Da igual, eso a usted ni le importa ni le incumbe. Perdone por mi falta de educación, pero que le quiere, soy así.
-Oh, para nada, joven. Es la primera vez que trato con un adolescente tan educado como tú. -me impresoné. Era la primera vez que alguien me llamaba educado, pero me gustaba.
-Gracias. -terminó con las agujas, vió un aparato que estaba al lado de mi camilla y asintió para si. Luego miró hacia mi y me quitó las ventosas. Se volvió hacia la puerta.
-Podéis pasar, chicos. -a continuación la puerta se abrió y todos mis amigos entraron. Alex y Carla se quedaron paralizadas al verme medio desnudo, con la boca abierta.
-Gu...guau... No sabía que ibas... al... al... esto... ya sabes... ehh... ¿como... como se...? Ah, el gimnasio... eso. -dijo Carla. Brian se le quedó mirando.
-¡Vaya! ¡Dios, Drake, no sabía que estabas tan bueno! -Alex nunca se corta un pelo... Mike le tapó los ojos y miró hacia mi camiseta. Capté la indirecta. La cogí y me la puse rápidamente.
-Perdón, ya estaba así cuando desperté. Lo siento de veras.
-No, no. No lo sientas. A veces es necesario darle una alegría a los ojos. -volvió a decir ésta con los ojos tapados- Mike, ¿por qué tú no...? -éste le tapó la boca.
-Cielo, ya hablaremos... -le dijo.
-Se os cae la baba... -dijo John.
Me reí por lo bajo.
-Gracias por venir, pero estoy lo medianamente bien posible.
-No, no estás del todo bien. -dijo el médico, que hasta ahora me había olvidado de su presencia, mientras se sentaba en una silla y volvía a coger la libretita- Tienes un pulmón bastante en mal estado, y has perdido muchísima sangre, así que... no estás bien. Aunque el otro chico está bastante peor...
-Nos da igual el otro chico. -dijo Brian. Todos asintieron a la vez, dándole la razón. Al doctor no le extrañó después de oír lo que le dije antes. Asintió, yo me iba a bajar de la camilla, pero me puso una mano en le hombro.
-Quiero que esta noche te quedes aquí. Mañana volverás a casa. -se dirigió hacia mis amigos- Chicos, tenéis que iros, pero mañana por la mañana si queréis pordéis venir a verle.
Todos asintieron y se fueron a regañadientes. En la puerta entreabierta vi a una persona con un bolso y luego se cerró. Me quedé paralizado. Ella no. ¡Ella no!
-Bueno, pues ahora vendrán tus padres para... -empezó a decir.
-¡¡Noo!! ¡No! No, por favor, mi madre no. Me... me gustaría que ella no... no entrara... no ahora... -me miró confundido, pero no opuso objeciones.
Dejó entrar a mi padre y a mi hermana, y le explicó educadamente a mi madre que por ahora no quería verla. No sé como se lo tomó, pero supongo que mal. Entraron y ni se sentaron, porque el doctor sólo les dejó dos minutos. Al final, después de todo el embrollo, me dormí en la camilla, pensando, cómo no, en Claire.

domingo, 20 de septiembre de 2009

¿¿Por mí?? (Claire)

Acabo de mudarme. Dios, esto es horrible. No he pasado ni un día y ya me he hartado. Quiero volver con Drake... aunque lo que yo quiera importa bien poco en estos momentos...
Me levanté por la mañana agarrotada, ya que ayer estuvimos colocando todo en la nueva casa. Me vestí y bajé a desayunar. Mi madre estaba abajo mirando el periódico buscando un nuevo trabajo, ya que mientras estuviésemos aquí, ella quería seguir trabajando. Y digo mientras porque me prometieron que estaríamos aquí durante un año. Aunque yo me negaba rotundamente ya que es muchísimo tiempo, y además voy a tener clases particulares... Cuando me vio me saludó mientras sonreía, pero yo no lo hice.
-¡Hola! ¿Qué tal has dormido? -me preguntó.
-Mal. -dije secamente.
-Bueno... y ¿qué? ¿Te gusta? -la miré sarcásticamente.
¿Está de broma?
-No. Quiero volver.
-Claire... no empecemos...
-¿Qué no empecemos? ¡Es que no me parece nada justo! -y para no escucharla volví a subir a mi habitación.
Me fui al ordenador y lo encendí. Es sábado por la mañana, así que seguro que las dos estaban en el messenger. Lo abrí y en efecto, pero solo Alex.
-¡Holaa! ¿Qué tal estáis? -empecé.
-Hola... -puso. Me extrañé.
-¿Qué te pasa? ¿Ocurre algo?
-Emm... mira, será mejor, ya que no podemos hablar en persona, que te lo diga por el móvil. Además ya me iba.
-¿Puedo saber a dónde? -tardó un poco en responder.
-A ver a Drake. -cuando leí eso, se me cayó el alma al suelo. ¿Qué...?
-Vale, te llamo ahora.
-Vale.

Y apagué el ordenador. Algo malo pasaba, algo muy malo. Cogí rápidamente mi móvil, me tumbé en la cama y la llamé. Después de tres toques, lo cogió.
-Perdona, es que me estaba calzando. -me dijo.
-A ver, cuéntame qué pasa. -dije con la voz rota.
-Pues... Drake está en el hospital... todavía inconsciente... -cerró la puerta de su casa, ya que se escuchó el ruido a través.
Se me cayó el móvil de las manos y retumbó en la cama. Me quedé con la boca abierta y mirando el techo.
-¡¿Claire?! ¡¿Estás bien?! -escuché en un murmullo del móvil. Sacudí la cabeza y lo cogí.
-¡¡¡¿¿¿Quééé???!!! ¡¡¿¿Qué le pasó??!! ¡¡¿Está bien?!! ¡¡¿Es grave?!! -estaba desesperada.
-Bueno... voy a verlo ahora. Estoy de camino. Pero tranquila, seguro que no es nada.
-Alex, todavía no me has dicho por qué está en el hospital.
-A ver... Está en el hospital por defenderte.
-¡¿Por defenderme?! No entiendo...
-Jake... Parece que Jake quería un rollito contigo de dos días -apreté la mandíbula- y se lo dijo en la cara a Drake, y éste... imagínate como reaccionó...
-Mi Drake... ¿Eso significa que todavía... todavía me quiere?
-Te puedo asegurar que si. Bueno, ya llegué. Tengo que apagar el móvil. Lo siento. Pero cuando salga, te llamo para decirte que tal, ¿vale?
-Vale... -y cerré el móvil.
¿Se... se había... peleado por mi? Y por eso está en el hospital... Unas lágrimas me resbalaron por las mejillas. Necesito verle, sino... No podría soportarlo...

jueves, 17 de septiembre de 2009

Peleas... (Drake)

No podía ser. Yo todavía no podía aceptarlo. ¡Se había ido! No... no puedo creerlo...
Me levanté por la mañana sin ninguna gana, y ni desayuné. Cuando íbamos al colegio Sofí y yo, ella me miraba preocupada, pero sin embargo no se atrevía a hablar, ni yo tampoco estaba para eso. Y mis padres también estaban preocupados. Mi padre me miraba con tristeza en los ojos, y mi madre igual, pero a diferencia de él, ella sabía por qué. Cuando Sofí y yo llegamos al colegio, mi grupo me miró y vinieron hacia mi, también cabizbajos.
-Drake, ¿estás... bien? -me preguntó John.
-...
-Bueno, entiendo que no quieras hablar... -me puso una mano en el hombro, pero la apartó enseguida al ver mi expresión.
-Venga, solo era un rollete de unas semanas, hay muchas más. Y aún por encima mejores. No sé por qué la querías, que conste que es muy guapa, pero del tipo de que te enrollas con ella dos días y luego la dejas tirada.-dijo Jake.
Todos le miraron furiosos. Alcé la mirada y el sonrió burlonamente como un idiota, y al no aguantar más, me lancé a por él. Primero le di un puñetazo en el estómago y luego en la cara. Ambos nos caímos al suelo y empezamos a pelearnos. Todos los chicos y chicas que estaban en el patio hicieron un círculo a nuestro alrededor mientras gritaban.
-¡Pelea! -decían los chicos, las chicas se limitaban a decir nuestro nombre cada vez que le pegábamos uno al otro.
Giré la cabeza y vi que mi hermana se dirigía hacia aquí, y al ver que el de la pelea era yo me miró horrorizada, sus amigos también.
-¡Drake! ¡Pero qué haces! ¡Deja de pelear! -decía entre sollozos.
No podía verla así, pero después de lo que este imbécil dijo de Claire, se lo merecía. Jake ya estaba medio inconsciente, pero para rematar le di un último puñetazo en el ojo. Todos gritaron mientras aplaudían. Me levanté, me pasé la mano por los labios, ya que la boca me tenía un sabor horroroso, y me fijé que era sangre. Pero me daba igual, él estaba peor. Sofí, Mike, John y Brian vinieron hacia mi. Ésta me abrazó, aunque me dolía todo, y los tres me agarraron y me dieron palmaditas en la espalda, que también me dolía. De repente se oyen varios pasos detrás de todo el bullicio. Los alumnos se apartaban a un lado asustados. Era el director con unos cuantos profesores.
-¡¿Qué pasa aquí?! -dijo éste mientras Jake se levantaba con dificultad. Al mirarnos se quedó congelado.- ¡¿Qué significa esto?!
-¡Ha sido él! -gritó Jake- Yo estaba hablando con unos amigos y él me atacó sin ninguna razón...
Alex y Carla se quedaron estupefactas, y Mike, John y Brian le fulminaban con la mirada mientras apretaban muy fuerte los puños. A mi ya me daba igual. ¿Para qué? Total, es su palabra contra la mía. Además ya había recibido lo que se merecía. El director y los profesores miraron hacia mi con gran enfado. Yo no dije nada. Éste chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.
-Bien, ir los dos a enfermería. Drake, tú y yo hablaremos cuando la enfermera termine. Ven después a mi despacho y ya veré que hago contigo. ¡Todo el mundo a dentro! ¡Ahora! -dicho esto los profesores se dieron la vuelta y entraron. Jake y yo fuimos hasta la enfermería, y la enfermera al vernos se quedó estupefacta.
-¡Oh, dios mío! Me acaba de decir el director que ibais a venir, pero... no pensé que fuera tan grave. Esperad aquí por favor, esto es más grave de lo que imaginé. -a continuación se fue.
Jake y yo nos quedamos solos.
-Bueno, espero que disfrutaras. Ahora por tu culpa estamos aquí. Te has metido en un buen lío. -dijo como si estuviera orgulloso.
-Cállate, maldito traidor asqueroso. -dije mirando hacia otro lado.
-¿Traidor? Que yo sepa tú y yo no éramos amigos.
-No, pero Claire y tú si. -bufó.
-Buah, no es para tanto.
-Te voy a decir una cosa -dije entrecerrando los ojos- Me das asco.
-¿Cómo te atreves, maldito hijo de...? -y se me lanzó encima.
Ambos nos caímos y empezamos a pelear otra vez. Nos dimos bastantes golpes y puñetazos, hasta que vino la enfermera acompañada del director y un teléfono en la mano. Éstes al vernos pelear vinieron rápido. La enfermera me agarró a mi y el director a él. Yo escupía sangre y me costaba respirar, pero no era el único. Jake tampoco podía con él mismo, y ambos nos dejamos.
-¡¡Pero qué es esto!! ¡¡Maldita sea, dejad de pelear!! ¡¡La enfermera os deja cinco minutos a solas y ya os volvéis a pelear!! -por los gritos, las puertas de las clases se abrieron y bastantes alumnos se pusieron en la puerta a fisgonear.
Jake y yo estuvimos a punto de desmayarnos, pero aguantamos. No iba a dejarle creer que yo era débil, y parecía que él también pensaba lo mismo. Los dos nos soltaron y caímos de rodillas en el suelo. Yo intentaba respirar, pero era muy difícil. No podía más.
-La ambulancia ya viene hacia aquí. -dijo la enfermera.
-Vale. ¡Bien, todo el mundo que prosiga con sus clases! -los alumnos decepcionados volvieron a sus clases. Yo me caí al suelo y cerré los ojos, y Jake se desmayó por el dolor.
-¡Oh, se desmayaron! -de repente escuché la sirena de la ambulancia. Luego ya no recuerdo nada más.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Adiós... (Claire)

Perfecto. Estupendo. Me voy hoy por la noche. ¡Por la noche! ¿A quién se le ocurre? A mis padres, como no. Y aún por encima hoy no voy al instituto. Ya han pasado dos días desde que me dieron la noticia, y todavía no me atreví a decírselo ni a Drake ni a nadie... Esta tarde lo haré. Cuando todos salgan de clase.
Toda la mañana me dispuse a hacer las maletas, aunque a regañadientes. Durante la comida ninguno dijo nada, ya que yo no estaba para hablar ni para aguantar las estupideces y excusas que seguro me iban a decir. Cuando por fin llegó la hora de irme, cogí la chaqueta y me dispuse a salir por la puerta, pero mi madre me tocó el hombro cuando tenía la mano en el pomo. No me volví.
-¿Adónde vas? -preguntó.
-Me voy a despedir de mis amigos. ¿O es que también me vas a prohibir eso?
Me volví sin retirar la mano de la puerta y la miré. Estaba a punto de decir algo, ya que abrió la boca y luego la cerró. Negó con la cabeza.
-Está bien... Ve. ¡Pero te quiero aquí dentro de media hora!
Le miré a los ojos, abrí la puerta y me fui. Quizá me comportaba un tanto infantil, pero no lo podía remediar. Estaba muy enfadada. Después de una extraña lentitud -ya que yo siempre iba con prisas- llegué al instituto. Miré hacia el reloj de la entrada. Faltaba prácticamente un minuto para que salieran. Me apoyé al lado de la entrada esperando. Aquí eran muy puntuales. Tres, dos, uno...
-¡Ring! -sonó la campana.
Se podía escuchar varios murmullos dentro desde aquí. De repente la puerta se abrió y una masa de alumnos salieron al exterior. Mis amigos salieron todos juntos, una suerte ya que se lo iba a decir a todos, sin embargo, no estaba Drake con ellos. Les llamé desde la entrada, ellos me vieron, sonrieron y vinieron hacia mi.
-¡Claire! ¿Dónde estabas? -me preguntó Mike.
-Es que... tengo que deciros algo...
-Oh, oh... Va a ser malo, ¿a que si? -dijo Carla. Yo asentí. Me aclaré la garganta, ya que tenía un nudo que me impedía hablar claramente.
-Esto... chicos... me voy. -dije con voz ahogada.
-¿Te vas? ¿Qué quieres decir con que te vas? -preguntó Alex.
-Pues... que me voy a Francia...
Todos se quedaron con la boca abierta y mirándome fijamente.
-¿A-a-a-a Francia? ¡Pero eso está muy lejos! ¿Cómo...? -dijo Brian.
Suspiré.
-Perdonadme...
Alex y Carla empezaron a llorar y se abalanzaron sobre mi. Los demás también nos abrazaron. Luego nos separamos. Carla todavía entre sollozos me preguntó con la voz ronca:
-¿Y... y cuándo te vas? -miré hacia otro lado.
-Esto... hoy por la noche... -dije muy bajito.
-¡¿Cómo?! -gritaron todos al unísono.
-Si... quería decíroslo antes, pero... no me atrevía...
-Ay madre... -empezó Mike- Y el pobre Drake, que estuvo todo el día amargado porque no estabas... Como se lo tomará... Porque se lo dirás, ¿no?
-Por supuesto.
-¿Decirme el qué? -dijo Drake. Acababa de llegar.- Perdonad que me retrasara pero... -miró hacia mi asombrado- ¡Claire! ¿Qué...? -y luegó miró hacia los demás, que estaban destrozados.- ¿Qué pasa? ¿Por qué estáis todos así?
-Drake... -le cogí del brazo- Ven, por favor. Tengo que decirte algo.
Le atraje por detrás del colegio. No había nadie. Me miró confundido.
-Claire, ¿qué pasa? ¿Algo va mal? -me atrajo hacia él, pero yo me solté y me separé un paso. Tragué saliva sonoramente.
-Drake... Me... me voy a ir... -frunció el ceño totalmente confundido. Intenté explicarme mejor- Que me voy... y no voy a volver.
Reaccionó exactamente igual que los demás. Se quedó con la boca abierta y mirándome. Se me resbalaron unas lágrimas, y al verle tan asustado me dieron ganas de abrazarle, lo único que me interesaba en ese momento, pero no me pareció buena idea. De repente se puso rígido, cerró los puños con fuerza y miró hacia el suelo.
-¿Cu...cuándo... cuándo te vas? -me mordí el labio inferior.
-Ho-hoy por la noche...
Alzó la mirada de golpe y me miró más asustado que antes.
-¿Por qué has esperado tanto en decírmelo? Y sé que no te lo dijeron hoy ya que los últimos días estabas... más callada y distante.
-Porque tenía miedo...
-¿Miedo? -asentí- ¿Miedo a qué? ¿A mi?
Lo pensé durante unos segundos que a mi me parecieron una eternidad. Me encogí de hombros y él suspiró profundamente. Me cogió de la mano y me arrastró hacia él. Me rodeó con sus brazos y me apretó muy fuerte. Yo me apoyé en su pecho y él enterró su rostro en mi pelo. Noté que sus manos temblaban ligeramente. Me di cuenta de la hora que era y tenía que irme. Me separé despacio y le miré a los ojos. Empecé a llorar otra vez. Esta sería la última vez que le vería... Y se me hacia insoportable. Me rodeó la cara con sus manos y posó sus labios sobre los míos. Increíble... la última vez...
-Tengo que irme... -aunque era lo último que querría hacer en la vida.
Me solté y me fui corriendo de allí. Si mirara hacia atrás si que no me movería. Llegué corriendo hasta mi casa cansada y sudando, y mis padres ya se estaban preparando para irse.

sábado, 12 de septiembre de 2009

¡¡¡No!!! (Claire)

No podía ser. Esto no me estaba pasando. Estaba tumbada bocabajo sobre mi cama llorando. No me podían hacer esto. Cada vez que recuerdo la discusión que tuve con mis padres al llegar a casa...

Entré por la puerta totalmente feliz de volver a estar con Drake. Mis padres estaban en la cocina, escena que recordaba cuando quise volver al instituto. Eso era malo. Entré y mi padre me señaló para que me sentara. Como la otra vez, pero esta vez no me dijo que dejara la mochila en mi habitación, así que la dejé caer al suelo y me senté.
-Cariño... a ver... como decírtelo... nos vamos. -empezó mi madre.
-Ah, pues vale. Que os divirtáis.
-No, no me has entendido. Nos vamos... todos.
-¿A dar un paseo?
-No. Nos vamos de aquí. Nos vamos a mudar. -cuando dijo esas palabras, una gran punzada de dolor me cubrió todo el pecho.
-No. No puede ser. ¡¿Por qué nos vamos?! ¡¿Por qué?! ¡¡No me podéis hacer esto!!
-Cielo -dijo mi padre- tienes todo el derecho a enfadarte, pero...
-¡¿Pero por qué?!
-A tu padre le han destinado a Francia.
Me quedé con la boca abierta.
-¡¿Fr...Francia?! ¡¡Pero... Pero eso está en Europa!! ¡No! ¡No quiero!
-Pero tenemos...
-¡¿Y por qué no va papá solo?!
-Gracias mujer... -dijo haciéndose el ofendido.
-¡Además me acabáis de meter en el instituto! ¡Y nos mudamos hace solo un mes! ¡¿Por qué me hacéis esto?!
Y subí a mi habitación.

Recordar eso me dolía muchísimo. Es como si Drake y yo no pudiéramos estar juntos... ¿Amor prohibido? Desde luego, siempre me pasa todo a mi... Me pregunto cómo reaccionaría Drake con la noticia... Después de verle aquel sábado cuando fue la discusión... ¿Y si cuando nos vayamos ya no le vuelvo a ver? Seguramente yo no le olvidaría, pero quizás él si a mi.
Me levanté y me miré en el espejo de mi tocador. Tenía toda la cara roja, con lágrimas y estaba algo despeinada, pero me daba exactamente igual. me metí en la cama e intenté dormir, pero no podía. Lloré hasta más no poder, pensando solo en él. Al final me dormí.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Por fin... (Drake)

Por la mañana volví a despertarme como con depresión, aunque sé que no era eso exactamente. Me vestí y bajé a la cocina. No me apetecía desayunar, así que esperé a que Sofí terminara y nos fuimos al instituto. Al llegar tuve la esperanza de que Claire estuviera, pero no. Me dio una punzada de dolor en el pecho y tenía un nudo en la garganta.
-Drake, ¿estás bien? -me preguntó Sofí en la entrada.- ¿Quieres que me quede contigo?
-No, tranquila. Estoy bien. No hace falta. -asintió y se fue con su grupo, y yo hacia el mío.
Seguía esperando a ver si venía, pero no apareció. Sonó la campana y todos se fueron hacia dentro. Pero yo no pude evitar quedarme mirando a la entrada. Mike se dio cuenta y vino hacia mi.
-Venga Drake, o llegaremos tarde. -me dijo.
-Si, ya voy. Ve yendo tú. -se me quedó mirando unos momentos, pero luego asintió y entró.
Cuando ya no quedaba nadie fuera, iba a entrar, pero escuché algo. Varios pasos que venían corriendo. Y algunos gritos. Me volví y esperé a ver que era eso. De repente una figura apareció por la gran entrada. Al verme se quedó petrificada y corrió hacia mi gritando mi nombre. Entonces me di cuenta de quién era. ¡Había venido!
-¡¿Claire?! -le dije.
Al llegar se paró delante mía. Le sonreí tanto como pude y la abracé con todas mis fuerzas. Luego me separé un poco pero sin dejar de abrazarla, y no pude evitar besarla. De repente empezó a llorar, y yo le sequé las lágrimas.
-Esto... perdona, pero es que... -me dijo.
Yo le sonreí y la volví a abrazar. Enterré mi cara en su pelo y ella se apoyó en mi hombro. Estuvimos así bastante tiempo.
-Será mejor que entremos ya. No quiero que te riñan el "primer" día aquí -dije retocando primer, ya que técnicamente no era el primero.
-Vale... -nos volvimos a besar y entramos en el recinto.
Al entrar en clase, la profesora nos echó una gran bronca, pero no importa. En todo el día no nos separamos, excepto cuando nos tocaban diferentes clases. Por la tarde salimos afuera para irnos, pero nosotros esperamos a salir los últimos, ya que queríamos estar todo el tiempo juntos posible.
-Ay... -suspiró- No me apetece ir a casa...
-Te entiendo, pero si llegamos tarde nos reñirán, y a mi vale, me da igual, pero a ti... -le dije mientras la abrazaba.
Me miró con ternura y me besó.
-Bueno, pues entonces hasta mañana... -me dijo con un tono de tristeza en la voz.
-Si...
Nos abrazamos por última vez y ella se fue. Yo fui junto a Sofí para irnos, y en medio del camino no pude evitar preguntarle.
-Esto... ¿por qué esta vez no interveniste?
-¿Perdona? -me preguntó.
-Normalmente... -vacilé- bueno, antes al salir de clase y al estar con Claire pues me molestabas. ¿Por qué hoy no? No es típico de ti. -me sonrió tanto como pudo.
-Porque sé que la echabas mucho de menos, pero no te acostumbres, ¿eh? A partir de mañana os volveré a fastidiar.
También le sonreí y le despeiné el pelo.
-¡Oye! ¡Jolín! -se volvió a peinar como pudo y por fin llegamos a casa.
A aturar a mi madre.
-¡Drake! ¡¿Qué es eso de que te retrasaste media hora?! -me preguntó/gritó.
-Bueno, pues...
-¡Por favor, el otro día te escapaste en medio de la clase, ¿y hoy te retrasas?! ¡¿Pero qué te pasa hijo?!
-Eh...
-Mamá, fue culpa mía. -dijo Sofí.
-¡¿Qué?! -dijimos mi madre y yo al unísono.
-Si, es que hoy no me apetecía ir al colegio, así que retrasé todo lo que pude a Drake...
-Pero no hubo quejas de ti.
-Eso es porque mientras Drake me agarraba el brazo, me las arreglé para soltarme, luego él supongo que me estuvo buscando cuando yo ya estaba en el colegio. Lo siento... -me quedé a cuadros.
-¿Es eso cierto, Drake? -me preguntó mi madre.
Sofí asintió disimuladamente, y ya que había dicho toda esa mentira... Aunque me hace sentir bastante culpable.
-Emm... si... -murmuré por lo bajo.
Asintió.
-Vale, pues Sofí, estás castigada.
-Vale.
Ambos nos fuimos y subimos a la habitación de cada uno. Al dejar la mochila en mi cuarto, me fui al de ella. Peté en la puerta.
-Pasa.
Me quedé en el marco de la puerta. Ella estaba sentada en su cama.
-Esto... Sofí, ¿por qué...? -le pregunté, pero ella me interrumpió.
-Drake, somos hermanos. Y aunque a veces eres un plasta de primera, tú también hiciste muchas cosas por mi. Así que... Además, no puedo arruinar un amor tan bonito como el vuestro.
-Sofí... Usualmente no suelo decir esta palabra y como soy tu hermano me cuesta mucho, pero... Gracias. Muchas gracias.
Me acerqué a ella y le di un abrazo. Le volví a despeinar cariñosamente, a lo que me sonrió. Salí de la habitación y me dirigí a la mía. A veces puede ser una pesadilla, pero otras es para comérsela a besos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Volverá? (Drake)

No podía. Simplemente no podía. Estaba entre en que había posibilidades de que Claire puede venir como no. Dejarla, podría dejar, supongo por rogarle y pedirle, además de que me dijo que su padre le ayudaría, pero también había posibilidades de que no la dejara, y todo por mi culpa. Sofí y yo íbamos caminando al instituto mientras pensaba en eso. Mi hermana me miraba cada dos por tres, preocupada, ya que yo últimamente estaba más frío con todos. Supongo que era normal, y todavía era increíble que todavía me hablara.
-Drake, ¿estás bien? -me preguntó mientras se agarraba las asas de la mochila con las manos.
-Si... estoy bien. ¿Por? -dije sin mirarla.
-Por nada... olvídalo.
Caminamos hasta el instituto sin hablar. Al llegar, ella se fue con sus amigos, no antes sin darme un beso en la mejilla, cosa que muchas chicas envidiaban que fuera mi hermana. Yo me acerqué hasta mi grupo. Me saludaron como siempre.
El día transcurrió igual que todos los días. Las chicas intentaban hablarme y ligar, pero yo pasaba olímpicamente de ellas. Solo quería a Claire, y ella no estaba. Al salir de clase, Mike le susurró algo al oído a Alex, le dió un beso y vino hacia mi.
-Drake... tío, últimamente te veo peor que antes, que ya es decir. Ya verás como vuelve. -en sus ojos se reflejaba toda la preocupación que un amigo podía tener.
-¿Pero y si no vuelve?
-Bueno, pues... has sobrevivido sin ella durante dieciséis años... Yo creo que si se va...
-¡¿Cómo puedes decir eso?! -le dije enfadado. Él retrocedió un paso.
-Perdona... -suspiró- Tienes razón. -se acercó y me puso una mano en el hombro- Venga, que ya es hora de volver a casa. ¿Y tu hermana? -le sonreí, cosa que normalmente no hacía si Claire no estaba, y él me la devolvió.
Paseamos la mirada por los pocos estudiantes que quedaban buscando a Sofí, y la encontramos. Estaba tonteando con un crío de su edad, trazando círculos con un dedo en un tirabuzón de su pelo, y riendo como una estúpida. Fue penosa verla así. ¿Quién diría que era mi hermana? Lo sabían solo por los ojos azules y el pelo rubio, y la misma piel pálida que la mía, pero nada más. Me acerqué a ella sigilosamente, poniéndome detrás, y el chaval me vió con cara de horror por mi expresión de enfado, mis brazos cruzados y Mike a mi lado igual, amenazantes. El chaval retrocedió unos cuantos pasos, y Sofí lo miró extrañado.
-¿Qué te pasa? -el chico señaló detrás suya. De repente, Sofí se puso rígida y se volvió lentamente. Al vernos se quedó paralizada. Nos saludo con la mano temblorosa.- Hola... ¡anda, si ya es hora de irse! Pues hala, venga vamos... -fruncí el ceño, y ella se estremeció.
-¿Qué hacías? -le pregunté.
-Nada... esto... ha-hablar con aquí el compañ... -miró hacia atrás pero el chico y los otros se habían largado.- Ah... eh... ya no está. -me sonrió.
Sacudí la cabeza, la cogí de la mano y nos fuimos. Mike se despidió y se fue por su camino, y nosotros por el nuestro. Espero que por favor la dejen volver... incluso no pasaría nada si no me dejaran hablar con ella, pero solo necesitaba verla...

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Me dejará? (Claire)

Me desperté por la mañana pensando en que me iba a decir mi madre... ¿Hablaría ya mi padre con ella? ¿Y si todavía no lo ha hecho? Puff... Me levanté, vestí y bajé a desayunar. Durante el desayuno todavía seguía pensando, si todavía no le dijo nada me rendiría y le intentaría convencer yo... En el instituto todo fue normal... Algunos chicos me hablaban con tono un poco raro, pero yo pasa de ellos ya que solo quería estar con Drake... Después de todo el día, mientras volvía a casa empecé otra vez a pensar en que le diría... Me paré delante de mi puerta. Respiré hondo, cogí las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta, algo asustada. Me asomé por la puerta de la cocina para ver si estaban, y en efecto, sentados en la mesa tomando un café, hablando. Estaban serios. Mi padre me vio.
-Claire, lleva tu mochila arriba y luego ven, queremos hablar contigo. -dijo.
Asentí con la cabeza. Subí las escaleras algo despacio, quería alargar lo que posiblemente sea una gran bronca, aunque ¿una bronca por qué? Entré en mi habitación, solté la mochila, que cayó al suelo con un ruido sordo y volví a la cocina. Me senté, y mi madre empezó a hablar.
-Claire, tu padre me ha dicho que quieres volver a tu antigüo instituto, ¿por qué?
-Pues porque...
-¿No será por el chico no? -me quedé sin palabras, aunque estaba clarísimo que así era. Pero tenía que inventar una excusa, sino...
-Eh... no, no, claro que no... Es... esto... es por mis amigas, siempre me están mandando perdidas y mensajes diciendo que me echan de menos y quieren que vuelva -bueno, mentir no miento, ya que eso es completamente cierto. Mamá estaba meditando mi respuesta. Pero por si acaso, y si por mucha suerte me deja volver y me ve hablando con Drake...- Y... solo quiero ser su amiga... solo eso... -ahí si que mentí, y mucho. Suspiró profundamente. Miré hacia mi padre, a lo que asintió. Creo que ya estaba.
-Bueno... está bien... Me has convencido. Todavía no sé como, pero me has convencido. Pero solo conocidos, no quiero que seáis amigos. ¿Me lo prometes? -las palabras más duras que he oído en mi corta vida... Bueno, Drake le prometió a su madre que no me volvería a hablar, y rompió su promesa, así que yo...
-Si... te... te lo prometo, mamá. -dije mientras cruzaba los dedos debajo de la mesa para que no se dieran cuenta.
-Gracias. Ahora ve a hacer los deberes, te volveré a matricular en el instituto mañana, así que irás pasado mañana. -yo asentí emocionada.
Le di un gran abrazo, un beso a cada uno y corrí a mi habitación. Terminé la tarea, me puse el pijama, cené y me acosté. Estaba muy emocionada. ¡Por fin volvería! Después de volver a pensar en Drake, me dormí.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Qué hace aquí? (Claire)

Me aburría mucho en clase. No podía parar de pensar en Drake. Simplemente no podía. Cada noche lloraba porque estaba segura que no lo volvería a ver, y si lo veía, sería por la calle y haríamos que no nos conocemos. Se me humedecieron los ojos, pero no iba a ponerme a llorar delante de toda la clase, y aún sin motivo que se pueda explicar. Salí de mi ensoñación cuando llamaron a la puerta de la clase. La profesora abrió, pero yo no pude ver quién había petado ya que estaba atrás en todo, pero oía murmurar a las chicas de delante que era un desconocido muy guapo. Con el gran murmullo que había, no pude escuchar la conversación de la profesora y el que había llamado. De repente, la profesora me miró y me llamó. Me hizo una seña con la mano para que saliera afuera. ¿Yo? ¿Y por qué? ¿Qué hice? Me levanté y salí afuera. Cerré la puerta y miré hacia la derecha. Me quedé a cuadros. Era él. Estaba apoyado en la pared, con los brazos cruzados y mirándome serio. Pero cuando le miré a los ojos esbozó una gran sonrisa. No pude remediarlo, me lancé hacia él y le di un fuerte abrazo. Me rodeó con sus brazos y me besó en la cabeza.
-Por fin... te vuelvo a tener entre mis brazos... -levanté la cabeza- Lo anhelaba. -le miré extrañada. ¿Pero...?
-¿Pero no...? Yo creía que... -estaba confusa.
-¿Si?
-¿No me dejaste de hablar ni querías volver a verme porque ya no me querías?
-¡¿Cómo?! ¡¿Qué estupidez es esa?! -miró hacia ambos lados- Mira, mejor vamos afuera, por si acaso -yo asentí con la cabeza aún no muy convencida. Salimos y nos paramos detrás del instituto.- Pero vamos a ver... ¿por qué crees eso?
-Bueno, porque... pues por eso... -miré hacia abajo. Después de la gran estupidez que acabo de decir no me atrevía a mirarle, pero él me alzó la cabeza para poder mirarle, estábamos solo a pocos centrímetros uno de otro, y el corazón se me aceleró. Me acarició la mejilla con suavidad mientras me agarraba la cintura con la otra.
-Nunca, amor mío, podría dejar de quererte. Te lo aseguro. -y a continuación me besó apasionadamente. Era ese beso que yo tanto deseaba. Rodeé mis brazos en su cuello y Drake me atrajo más hacia él. Pero luego me separé. Él me miró confuso, pero para tranquilizarle le sonreí.
-¿Y qué vamos a hacer?
-No te entiendo.
-Pues ellos no quieren que nos veamos...
-Oh, pues... No tengo ni idea.
-Bueno, yo tengo todos los sábados clases de violín, pero nunca me gustó...
-¿Pretendes saltarte esas clases para estar conmigo?
-No exactamente... -me miró todavía más confuso- Iré a esas clases, pero solo una hora, y la otra hora que me queda estaré contigo.
-¿Y no se extrañarán de que...?
-Les digo que tengo que salir antes.
-No sé... es que tengo miedo de que te descubran y a saber lo que te puede pasar...
-Tranquilo, me las arreglaré. -asintió todavía no muy convencido, pero no opuso objeciones.
-Aunque solo verte una hora a la semana... -suspiró, pero yo me reí.- ¿De qué te ríes?
-Pues de que mi padre me prometió que intentaría convencer a mi madre de que volviera a tu instituto... -se le iluminó la cara, me abrazó y me volvió a besar.
-¡¿En serio?! -asentí con la cabeza. Me abrazó más fuerte.
-Amor, me gusta mucho que me abraces... ¡pero me ahogas!
-¡Uy! Perdona... pues si que eres frágil... Tendré más cuidado la próxima vez. -miró el reloj de su muñeca izquierda- ¡Anda! ¡Ya es tardísimo! Bueno, ya me metí en un lío así que... Pero bueno, no quiero meterte a ti en otro.
-¡¿Te escapaste de clase?! -miró hacia otro lado.
-Esto... no... Dije que me dolía el estómago y que quería ir a enfermería... -sonrió, pero luego su sonrisa desapareció cuando empecé a llorar.- ¡¿Qu... Qué te ocurre?! ¡¿Estás bien?!
-Tú y tus batallitas... -murmuré contenta. Le miré a los ojos.- Eh... perdona -sacudí la cabeza para aclararme las ideas- Soy muy sensible. -me secó las lágrimas y me besó. Al separarse volvió a mirar el reloj.
-Bueno, ahora si. Venga, corre a clase. No vaya a ser... -asentí y me iba a ir, pero Drake no me soltaba el brazo. Le sonreí.- Emm... vale, vale... ya te suelto... -y se apenó. Me dolió mucho verle así. Le volví a dar un beso, sonrió y me soltó. Mientras me iba me despedía con la mano.
-¡Chao, y si me ves en el instituto ya sabes por qué es! -bueno, era algo obvio...
-¡Chao! -y él también se fue corriendo por la carretera en dirección hacia allí.
No podía estar más contenta. Pero ya era hora de volver a clase. Espero que mi padre convenza a mi madre...

martes, 1 de septiembre de 2009

No la dejaré (Drake)

Una semana. Una maldita semana sin poder verla y desde que se fue a otro instituto. No lo soporto más.
Al despertarme por la mañana pensé en eso. Tenía un gran dolor en el pecho que me consumía poco a poco. Tengo que verla. ¿Pero cómo? Me levanté, me vestí, terminé de desayunar y me fui al colegio seguido de Sofí. Estaba preocupada.
-Drake...
-¿Qué quieres? -últimamente estaba más brusco con todo el mundo, hasta yo lo notaba, pero no puedo remediarlo.
-Ehh... nada. Olvídalo. -ni siquiera la miré. Llegamos al instituto y cada uno se fue con su grupo. Al llegar me saludaron.
-¡Hola, Drake!
-Hooolaa, ¿qué tal Drake? ¿Te encuentras bien? -me restregó Jake por la cara. Alex le dio un gran codazo en el costado enfadada- ¡Ay! Vale, ya paro... -yo miré a otro lado. No estaba para bromas, ni siquiera para tomarle el pelo al memo este. De repente sonó la campana de entrar.
En clase, no podía parar de pensar en Claire... Hasta el profesor de matemáticas me llamó la atención más de una vez, pero yo pasaba. En clase de física y química me pusieron a otra chica que no paraba de echarme miraditas y reírse como una estúpida. Nos sentamos.
-¡Hola, Drake! ¿Qué tal estás hoy? Bueno, tan guapo como siempre... ¡Oh! ¿He dicho yo eso? ¡Qué vergüenza! -se sonrojó y miró hacia otro lado. Pasé de ella. Bueno, ¿como podría ir a ver a Claire sin que se enteraran? Mmm... Tengo una idea... Levanté la mano.
-¿Si, Drake? -me preguntó al profesor.
-Verá... me duele el estómago, ¿podría ir a enfermería? -vaciló un momento, pero luego asintió.
-Bueno, venga, pero ven rápido. -yo asentí. Me dirigí a la puerta, la cerré y me fui corriendo del colegio. Sé perfectamente dónde está el instituto al que va Claire, así que no hay problema. Mientras corría hacia allí, estaba pensando... ¿como les voy a explicar a mis padres que me fui? Bueno, ya lo pensaría. Al final llegué hasta allí, y en la entrada del colegio me apoyé en la pared. Estaba muy, muy cansado, pero ya estaba aquí. ¿Y qué le iba a decir? Ay, maldita sea... Da igual, ya me las arreglaría. Entré en el recinto y me fui al mostrador. Detrás había una señora que apuntaba algo, pero cuando me vio dejó el boli y me sonrió, pero luego se le fue la sonrisa.
-¡Chico! ¿Estás bien? Estás completamente rojo... -me dijo preocupada.
-Por... favor... ¿me puede decir el aula... de...? -le dije entre jadeos. Espera... ¿como me iba a poder decir...?
-¿Si?
-Esto... olvídelo. Tengo que ir a... buscar a una... chica, así que me... voy a buscarla. Chao.
-Oh, bueno... Pues chao... -me fui de allí otra vez corriendo, aunque ya no podía más. Peté en la primera aula, y me abrió una chica que al verme se sonrojó.
-¿Ho-ho-hola? ¿Quién...? -me preguntó sin parar de mirame a los ojos.
-¿Está aquí Claire?
-No, lo siento... -me largué ya a la segunda aula.
Peté, y me abrió esta vez un profesor, sorprendido por no verme antes.
-¿Si? ¿Puedo ayud...? -le interrumpí.
-¿Está aquí una chica llamada Claire?
-No...
-¿Puedo saber en que clase está?
-Si, en aquella -señaló la sexta aula. Yo asentí y me fui. Me dirigí hasta esa clase, pero me quedé pensativo antes de petar. ¿Qué pensaría al verme aquí? ¿Y si piensa que la dejé porque ya no la amaba? Puff... Bueno, ya que estoy aquí no tiraré todo por la borda. Suspiré profundamente y peté.